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España

Interior sacará a 80 presos de las cárceles por primera vez para celebrar un torneo de rugby

El evento se enmarca en un programa que busca mejorar la reinserción a través de los valores asociados al deporte

Interior sacará a 80 presos de las cárceles  por primera vez para celebrar un torneo de rugby

Voluntarios y entrenadores de un grupo de internos en la prisión de Alcalá Meco. | Cedida

Un balón ovalado será testigo el próximo sábado de un evento histórico en las prisiones españolas: la celebración del primer torneo nacional de rugby penitenciario. Un acontecimiento que marcará un antes y un después entre los internos, debido a que, por primera vez, cambiarán la celda y las estancias de la prisión por el césped del Estadio Nacional de la Universidad Complutense de Madrid, donde seis equipos de rugby de cinco cárceles —El Dueso (Cantabria), Zuera (Zaragoza), Valladolid, Estremera (Madrid) y Alcalá Meco I y II (Madrid)—, cinco masculinos y uno femenino, disputarán el campeonato deportivo.  

El torneo, en el que participarán unos ochenta reclusos que se desplazarán junto a sus entrenadores desde sus respectivos centros penitenciarios bajo custodia policial, nace bajo la puesta en marcha del proyecto Alcatraz España. Se trata de un programa implantado en la prisión de Alcalá Meco-Madrid II desde 2023, que busca «reinsertar en la sociedad a internos gracias a la práctica del deporte ovalado y sus valores asociados: disciplina, humildad, respeto, trabajo en equipo y espíritu deportivo», según destacan desde la Fundación Santa Teresa, la impulsora de esta iniciativa en las prisiones venezolanas hace 21 años.

La Secretaría General de Instituciones Penitenciarias ya había implantado hace unos años la práctica de este deporte en distintas prisiones con la colaboración de organizaciones como Cáritas, la Fundación Espartanos o los clubes de Rugby Alcalá o Fénix. Sin embargo, el aterrizaje del Proyecto Alcatraz en España tras el acuerdo entre la Fundación Santa Teresa y la Fundación Cisneros del club madrileño de rugby Complutense, encargados de entrenar en este deporte ya a más de 50 presos en la prisión de Madrid II, ha ido más allá promoviendo la celebración de este torneo histórico entre todos los centros. 

Una razón para cambiar

El principal objetivo del evento, según señalan desde la gigante del ron venezolano, es premiar a aquellos internos que hayan destacado por su compromiso, implicación y comportamiento en las actividades de rugby dentro de la prisión «con un día excepcional de deporte en toda su dimensión». Los jugadores «podrán compartir su experiencia con internos de otras partes del país» y, además, «tendrán la posibilidad de ver a sus familias desde el campo de juego».

Para la organización del torneo de rugby penitenciario, la Fundación Santa Teresa y la Fundación Cisneros, de la mano de la Universidad Complutense de Madrid, contarán con la participación de más de 70 voluntarios para que todo se desarrolle sin ningún contratiempo. Por otro lado, el campeonato también contará con presencia policial, además de por los equipos -integrados por grupos de 15 internos-, por la presencia de distintas autoridades, ya que está previsto que acudan, entre ellos, el secretario general de Prisiones, Ángel Luis Ortiz, y el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, según ha podido saber este periódico.

«Para los equipos de rugby la celebración de este evento es fundamental. El valor de todo esto es su humanización. La mayoría de ellos nunca se han sentido reconocidos y el hecho de que haya otros equipos, una competición y reciban el apoyo de sus allegados, las cámaras, la prensa y de las instituciones les da un motivo para tomar una decisión definitiva, la de cambiar», cuenta Alberto Vollmer, presidente de la Fundación Santa Teresa, en una entrevista con THE OBJECTIVE.  

El origen del proyecto

Sobre el perfil de preso que va a participar en el campeonato, los organizadores no dan ningún tipo de información, tampoco desde Instituciones Penitenciarias. En este sentido, explica Vollmer, «lo único que tiene claro, en base a su experiencia, es que los que tienen los delitos más graves son los que más han evolucionado dentro del programa». «Sé que esto puede ir contra la lógica porque lo normal es pensar que son más peligrosos, pueden escapar, etc. Y ante esto, las autoridades dudan si permitirles asistir o no, pero lo cierto es que son los que más resultados positivos arrojan», asegura. 

La afirmación de este pionero no es baladí, pues el proyecto Alcatraz está liderado hoy por el que fue líder de una de las bandas criminales más sangrientas de Venezuela. El programa comenzó en 2003 como respuesta a los continuos robos que sufría la familia Vollmer en la Hacienda Santa Teresa y la falta de acción por parte de las fuerzas de seguridad venezolanas. En ese momento, el municipio donde se encontraba la empresa tenía 174 homicidios por cada 100.000 habitantes. Diez años después, la tasa se redujo drásticamente tras la desarticulación un gran número de grupos criminales. ¿Cómo? Gracias a la práctica de un deporte entre todos ellos, el rugby. También a la educación y al apoyo psicológico. 

Rugby en las prisiones venezolanas

Se trata de un proyecto integral en el que, además del deporte, la fundación dota de herramientas a los exconvictos para reinsertarse en la sociedad y conseguir un trabajo mediante distintas formaciones. De hecho, hoy muchos de quienes integraban este programa han logrado fundar empresas exitosas en Venezuela y dar trabajo a muchos de sus compañeros. En 2020, tras dos años de complejas negociaciones, Alcatraz incorporó a la banda número 11 al programa. Un grupo de 16 miembros, que operaban delictivamente entre Aragua y Caracas, se incorporó voluntariamente al programa y completaron las tres fases de la metodología para dar un giro a sus vidas. 

Entre tanto, el proyecto se trasladó a las prisiones venezolanas, donde también ha cosechado gran éxito tras institucionalizarse en 2013 con el favor del Gobierno. Actualmente, participan en el programa más de 800 reclusos, en 35 centros penitenciarios, que representan el 81% de las cárceles del país. La intención no es convertirlos en grandes jugadores, sino que a través del deporte ovalado y de los valores que lleva aparejados «aprendan a afrontar las adversidades de la vida sin violar las reglas de la convivencia social y contribuyendo a la creación de entornos pacíficos».

Cada año se celebran cuatro campeonatos de rugby penitenciarios regionales, de los cuales los ganadores se clasifican para el torneo final, que se disputa en los campos verdes de la Hacienda Santa Teresa, donde un día, hace dos décadas, comenzó todo. «Esperamos que lo que ocurra el próximo sábado en Madrid sea el principio de algo mucho más grande e importante», concluye Alberto Vollmer.

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