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Teles de 40 pulgadas para los presos vascos: «Son tan grandes que se marean en la celda»

El Gobierno vasco ha comprado 1.280 unidades para las tres cárceles. Su objetivo es mejorar la reinserción de los reos

Teles de 40 pulgadas para los presos vascos: «Son tan grandes que se marean en la celda»

Una televisión en una celda, en una recreación. | .

Televisiones de 23, 32, 40 y hasta de 50 pulgadas para los casi 1.600 reclusos que cumplen condena en una de las tres cárceles de El País Vasco. Se trata de la última medida que ha implementado el Gobierno autonómico para mejorar la reinserción de los presos. La Consejería de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, de quien depende la gestión del sistema penitenciario desde 2021, ha adjudicado un contrato para la compra de 1.280 terminales con el objetivo de sustituir los antiguos de uso común que ya existían en los centros y proporcionar uno nuevo a cada preso, es decir, instalarlos en cada celda. En total, la adquisición de todas las unidades ha tenido un coste de 235.484 euros, con impuestos incluidos, según reza el expediente, al que ha tenido acceso THE OBJECTIVE.  

Los responsables penitenciarios ven en esta medida una herramienta que potenciará la socialización y el aprendizaje de los internos, según reza la justificación del contrato. Los televisores, explican, les permitirán ver programas educativos con los que «aprender cosas interesantes» y «enriquecer su lenguaje» e incluso podrán «estar al día de sucesos que pasan en las noticias» para, tal vez, tomar conciencia de lo que ocurre en la calle mientras ellos están en prisión. Por otro lado, insisten en que las pantallas de plasma también mejorarán «el nivel anímico y psíquico» de los reclusos, habida cuenta de que pasan la mayor parte del día en el interior de las celdas. De este modo, además de una conexión con el exterior, poder ver la tele supondrá para ellos un elemento de distracción. 

La Consejería de Justicia adjudicó el contrato relativo al suministro de televisores a Algoritmos, Procesos y Diseños SA el pasado 23 de enero. De modo que, en los últimos meses, los terminales se han instalado en la mayoría de prisiones. En concreto, un millar de unidades de 23 pulgadas en la cárcel de Zaballa, en Álava, y 47 en la prisión de Basauri, en Vizcaya. En el caso de Martutene, también se han dispuesto 150 de 40 pulgadas. El resto, otras 83 teles de 32 y 50 pulgadas, se han repartido entre las tres prisiones para sustituir las que había antiguas o instalarlas por primera vez, todas ellas en zonas comunes. Además, los centros también han comprado 1.289 soportes para colgar los televisores en las paredes de las celdas y, de este modo, no ocupar demasiado espacio en las estancias de prisión.

«Los presos dicen que se marean»

Ese objetivo, sin embargo, no se ha logrado al menos en la prisión de Martutene. Según revelan a este diario fuentes penitenciarias, los presos se quejan continuamente de que al tratarse de televisores tan grandes —de 50 pulgadas— y vivir en celdas tan pequeñas, en concreto de dos metros de ancho por cuatro de largo, el visionado les provoca en muchas ocasiones mareos por estar tan cerca de la pantalla. «Ellos dicen que les provoca mareos porque son demasiado grandes para las celdas. Al final, en cada celda hay una litera, por lo que tienen de distancia menos de un metro con la tele», indican las mismas fuentes. 

Los funcionarios de prisiones valoran positivamente la medida, pero critican que a ellos no se les dote de nuevos medios. «Hemos pedido desde hace tiempo walkies, guantes de cacheo… Tenemos pocos y la mayoría son antiguos, pero solo han llegado las televisiones», critican algunas voces sindicales. Tres años después de asumir la gestión penitenciaria, los trabajadores penitenciarios siguen a la espera de que el Gobierno vasco defina sus condiciones laborales y salariales. Una cuestión que los sindicatos y el departamento de Justicia comenzaron a negociar a finales del pasado de diciembre y que, según las fuentes consultadas, se alargará al menos hasta después del verano. 

Tres sueldos distintos y el mismo trabajo

Pese a que estos funcionarios dependen de la Comunidad Autónoma Vasca desde el 1 de octubre de 2021, el Departamento de Prisiones no ha establecido todavía las condiciones específicas y definitivas de trabajo del personal de los tres centros penitenciarios. De modo que los sindicatos pactaron con el Gobierno vasco prorrogar las que ya tenían, cuando aún estaban bajo la tutela de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias. Este pacto, sin embargo, no se aplicó del mismo modo para todos los funcionarios, tal como desveló THE OBJECTIVE.  

Mientras mantuvieron esas condiciones para los funcionarios que trabajaban en las cárceles vascas antes de la firma de la transferencia, no hicieron lo mismo con los que llegaron más tarde, procedentes de centros penitenciarios dependientes del Estado en un concurso de traslados, ni con los interinos que se contrataron después para suplir el déficit de plantilla. Estos últimos tienen un salario menor que los funcionarios, y los anteriores, frente a los primeros, siguen sin cobrar la paga extra completa ni el complemento específico. «Tienen tres niveles de funcionarios haciendo el mismo trabajo, pero con distinto sueldo», critican los afectados. La situación ha llegado a tal límite que estos trabajadores no descartan marcharse de El País Vasco en el próximo concurso de traslados, previsto para septiembre: «O nos pagan, o nos vamos».

Cursos «a la hora de la siesta»

Mientras el Gobierno vasco hace frente a los problemas de plantilla y al aumento de la población reclusa que ha derivado, en algunos casos, un aumento de la violencia en algunas prisiones, avanza, en paralelo, en lo que se refiere a su modelo penitenciario, que sitúa la reinserción social en el centro de su política. La incorporación de las televisiones en las celdas se suma a otras iniciativas de formación y preparación de los internos, con talleres y cursos que imparten distintas oenegés en los tres penales vascos. Clases de euskera, tecnología, informática o de incluso peluquería son algunos de los proyectos educativos que ha implicado la Consejería de Justicia. 

En algunos casos, sin embargo, no están convenciendo mucho a los reclusos. Según revelan fuentes penitenciarias, el objetivo ahora es que los presos estén realizando actividades la mayor parte del día. Y por este motivo, muchos de los citados cursos se imparten tras la hora de comer comida, tras el recuento, cuando normalmente los reclusos se retiran a sus celdas a descansar. «Después de unos días se cansan y no quieren ir. Al principio, se apuntaban a muchos, pero ahora apenas. El problema es que los monitores se piensan que son los funcionarios quienes no les abríamos las celdas. Así que ahora se les hace firmar que renuncian a acudir para que no haya problemas con la dirección», indican las mismas fuentes.  

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