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El exjefe de la UDEF facilitó la huida de España de un matrimonio que importaba droga

Sánchez Gil dio el ‘ok’ al clan tras verificar en el sistema que no tenían orden de detención internacional

El exjefe de la UDEF facilitó la huida de España de un matrimonio que importaba droga

Oscar Sánchez, exjefe de la UDEF. | TO

Óscar Sánchez Gil no solo daba cobertura a los miembros de la organización criminal que integraba para que pudiesen colar por los puertos españoles grandes cargamentos de cocaína. El exjefe de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional en Madrid también llegó a torpedear detenciones que iban a ejecutar de forma inminente sus propios compañeros. Según un informe de Asuntos Internos incorporado al sumario del caso, al que ha tenido acceso THE OBJECTIVE, facilitó la huida del matrimonio que importaba la droga del clan desde Ecuador y ocultó que se escondía en Marbella (Málaga). Todo ocurrió días antes de que explotase la operación y la Policía hallase 18,5 millones de euros escondidos en las paredes de su vivienda.

La Brigada Central de Estupefacientes (UDYCO) acababa de aprehenderse de un contenedor que alojaba más de 13 toneladas de cocaína, el mayor alijo intervenido de la historia. Era 14 de octubre del año pasado. Los investigadores seguían de cerca los movimientos del entonces jefe de la UDEF, habida cuenta de que la empresa importadora de ese cargamento de plátanos, aunque repleto de droga (Abadix Fruits), era una de las que Sánchez Gil tenía marcada como investigada en el sistema interno de la Policía para saber realmente si estaba siendo objeto de otras pesquisas.

Su modus operandi era siempre el mismo. Si saltaba la alarma, podía avisar a la trama de que el cargamento iba a ser inspeccionado. Pero en esta ocasión la incautación policial había pillado por sorpresa al mando, en prisión provisional desde su detención en noviembre. Las conversaciones intervenidas por Asuntos Internos entre el exjefe de la UDEF madrileña con su superior y otro subordinado evidencian un gran nerviosismo por parte del mando investigado y, sobre todo, gran interés por conocer todos los detalles la operación horas después: cuál era la firma importadora, quién era el destinatario del citado contenedor o quién les había dado el soplo para interceptar el cargamento.

Los chats con su superior

«Lo que pasa es que yo no sabía ni que estaba propuesto para revisión, ni ostias ni nada» / «¿para dónde viajaba?» / «pregunta tu a quién te haya dicho lo de Alicante, porque él no lo sabe ni lo va a saber» / «es que me dicen Alicante, y digo, coño, Alicante, pero si Alicante, digo, si otras veces ha sido Murcia, ha sido Madrid, pero ¿Alicante?». Estos son solo algunos de los mensajes que intercambia el exjefe de la UDEF con sus interlocutores.

El objetivo de Óscar Sánchez es conseguir la mayor información imposible, trasladarla a la organización criminal y minimizar lo máximo posible el golpe policial, sobre todo de cara a próximos envíos de droga. Así se desprende de la conversación que tiene el inspector jefe con uno de los capos de la organización, Ignacio Torán, dos días después de la interceptación del contenedor. Este último tiene interés en conocer si «la información la facilitó el origen del contenedor, las autoridades de Ecuador».

El exjefe de la UDEF lo confirma: «Se chivaron justo ese día». «Pero hay algo que diga que es de origen», le repregunta Torán. «En el juzgado está, en Fiscalía para ser exactos», le vuelve a asegurar Sánchez Gil. Una conversación que resulta clave para los investigadores no solo para demostrar el papel clave que juega el policía en el clan, también para confirmar que Torán es el responsable último de la importación en España de la cocaína que llega desde Ecuador en contenedores de la empresa de fruta, Abadix Fruits.

En esa misma comunicación, el capo le traslada su preocupación por la inminente detención de José Miguel B. y Vilma Janet A., los propietarios de la empresa receptora del cargamento. «Esperar. No queda otra. Estaba previsto seguimiento, nada más», le señala Sánchez Gil, que empieza desde ese momento a trabajar activamente para cubrir al matrimonio y evitar que sea arrestado.

«Pues que sí, pero hoy»

Ocho días después de la interceptación del contenedor, el 22 de octubre, el mando policial ya sabe cuándo se van a producir las detenciones y pregunta a Torán por el paradero de «su amigo» (José Miguel B.). Quiere saber si está en Marbella y su socio le dice que sí: «Seguro, palabra». A los dos días, un subinspector le llama para darle novedades sobre el operativo desplegado en Alicante y en Madrid para las detenciones y le informa de que desconocen el paradero de los dueños de Abadix. El inspector jefe en ningún momento les traslada a su subordinado o a otros miembros del dispositivo que, en realidad, se están escondiendo en la ciudad malagueña. Según se desprende en el informe de Asuntos Internos, el mando acabará ayudándoles a huir del país. 

«Este se quiere ir a Ecuador; ¿es tarde si sale por otro país?», le pregunta Torán sobre uno de los dueños de Abadix el 24 de octubre. Sánchez Gil tardará un día en responder, pero antes, según apuntan los investigadores, «vuelve a hacer un nuevo uso a favor de la organización criminal a la que sirve de las bases de datos policiales». El informe destaca que, nada más llegar a su puesto de trabajo, a las 09.38 horas, el inspector jefe consulta la app policial «ORION» (que permite la búsqueda simultánea en varios ficheros policiales) y confirma que no consta sobre José Miguel B. y Vilma Janet A. «ninguna orden de detención ni prohibición de salida de territorio nacional»

«Inmediatamente después», advierte Asuntos Internos, «con la confirmación de las bases de datos policiales», a las 09.44 horas, el exjefe de la UDEF resuelve las dudas de su socio del clan del narcotráfico y le confirma que la pareja puede huir del país: «Lo otro que me preguntases. Pues que sí, pero hoy». De ese modo, Sánchez Gil propició que los dueños de la empresa de fruta que importó el cargamento de cocaína incautado se fugaran de la Justicia durante cinco meses, hasta que hace unas semanas ambos se entregaron en la Audiencia Nacional. Los empresarios, ambos en prisión provisional, multiplicaban su facturación con la excusa de importar fruta de Sudamerica.

La investigación ha acreditado que la organización criminal se dedicaba a importar de manera continuada contenedores cargados con grandes cantidades de cocaína oculta entre mercancía legal por distintos puertos españoles por medio de empresas que tenían actividad legal de importación de frutas.

Cargamentos de fruta y droga

De esa manera lograban la cobertura legal para camuflar la droga entre la mercancía legal y la distribuían posteriormente por distintas provincias en las que tenían sus instalaciones (Algeciras, Valencia, Madrid y Toledo), desde las que rescataban, acondicionaban y distribuían la droga. El papel de Sánchez Gil era asegurarse de que los contenedores en los que llegaban los cargamentos no iban a ser inspeccionados, marcando las empresas como investigadas en el sistema policial. Así cruzaba datos con otros Cuerpos policiales que podían estar detrás de la trama criminal y se aseguraba siempre el éxito en la recepción.

Asuntos Internos cree que el inspector jefe empezó a colaborar con los narcos en 2020, cuando fue nombrado jefe de la UDEF en la Jefatura de Policía de Madrid. Cinco años en los que habría recibido grandes contraprestaciones a cambio de sus servicios. Los investigadores apuntan que se quedaba con un 40% de comisión en cada cargamento. Hasta ahora, le han localizado unos 40 millones de euros repartidos entre su domicilio, su cuenta corriente, paraísos fiscales y criptomonedas. Experto en blanqueo de capitales, el mando diseñó un entramado de empresas internacional para ocultar su botín millonario, que poco a poco están descifrando los agentes que tal vez un día estuvieron bajo su cargo.

 







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