'Villa Narco', la urbanización de La Línea desde la que 'El Cabra' dirigía el tráfico de drogas
En los últimos años se han edificado centenares de viviendas de lujo sin licencia en el barrio de El Zabal
El presunto autor del asesinato a los guardias civiles en Barbate es bien conocido por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Kiko el Cabra inició sus andadas en el mundo del narcotráfico desde el escalón más bajo. Tras años de experiencia, consiguió acceder a uno de los puestos mejor remunerados: conductor de narcolanchas.
Los sueldos que se pueden llegar a percibir en tal posición se sitúan entre los 15.000 o 20.000 euros por porte. El alto salario permitió al presunto autor de los hechos adquirir bienes de alto valor. Según adelantó EFE, el narcotraficante tiene un vehículo todoterreno 4×4 con amplia capacidad interior. Además, se conoce que son de su posesión dos casas, una en La Línea de la Concepción (Cádiz) y otra en El Zabal, un barrio muy conocido en el municipio por haberse convertido en los últimos años en un centro neurálgico de actividad para los narcotraficantes.
En El Zabal viven personas trabajadoras y de clase media. Pero dentro del barrio se puede identificar con facilidad una urbanización un tanto peculiar, conocida como «Villa Narco». Si hace siete años tan solo había una veintena de edificaciones, a día de hoy rebasan el centenar los chalets ilegales construidos sobre suelo rústico.
Los vecinos reconocen que El Zabal se ha transformado de una zona protegida y agrícola a un lugar donde los narcos y otras organizaciones criminales han levantado un imperio inmobiliario de lujo. Para la Policía supone todo un reto tener control sobre el lugar. Todas las casas están blindadas por altos muros que impiden a cualquiera observar la actividad que existe dentro de las viviendas. Nadie puede mirar lo que hay dentro, pero los propietarios pueden saber fácilmente si un extraño pasea por las calles de «Villa Narco».
Según ha podido saber THE OBJECTIVE, las calzadas de «Villa Narco» están vigiladas por cámaras de seguridad y topos que avisan de cualquier movimiento impropio en la zona o de la llegada de la Policía. En ocasiones, los móviles registran alteraciones como la pérdida de cobertura, propiciadas supuestamente por la instalación ilegal de inhibidores de señal.
La zona de El Zabal se encuentra muy próxima a la Playa de la Atunara, un lugar con frecuentes episodios de desembarco de hachís, incluso a plena luz del día. La Policía ha conseguido desmantelar en los últimos años a varias bandas relacionadas con el narcotráfico.
Un rastro difícil de seguir
Una de las dificultades ante la que se enfrentan la Policía Nacional y la Guardia Civil es el seguimiento de los individuos detrás de las viviendas. Frecuentemente, personas con bajos recursos económicos reciben una compensación por figurar legalmente como los propietarios de los terrenos. Algunos también acceden al mantenimiento de las casas a cambio de un sueldo.
La Policía reconoce que es un desafío identificar quién está detrás de cada chalet de lujo. Los trucos realizados por los narcos impiden que el padrón municipal o el registro de la propiedad permitan tener conocimiento sobre los verdaderos propietarios que conforman las lujosas viviendas.
En 2019, la Policía Nacional detuvo a 11 personas por la construcción de viviendas ilegales en el barrio. Los autores de los hechos fueron acusados de delito contra la ordenación del territorio, al edificar sobre un terreno catalogado como «no urbanizable».
Los agentes relacionaron directamente estas prácticas con la creación de zonas para el almacenamiento y la ocultación de drogas. Aunque en los últimos años se ha puesto el foco sobre este fenómeno, la Policía admite que requiere mucho tiempo la indagación y la Justicia castiga con penas muy reducidas el levantamiento ilegal de inmuebles.
No fue un punto de inflexión
El 31 de enero, el socio de el Cabra murió tras el choque contra una patrullera de la Guardia Civil. El veterano piloto de lanchas, Marcos, tenía en su listado antecedentes por contrabando de drogas y pertenencia a organización criminal. Su compañero, Kiko el Cabra también cargaba con un amplio historial delictivo: resistencia a la autoridad, blanqueo de capitales y desobediencia.
La muerte de su compañero Marcos no incitó a el Cabra a la retirada de su actividad, sino que conociendo el daño que podría efectuar, decidió atacar con su planeadora la embarcación de la Guardia Civil, hecho que terminó con la vida de los agentes Miguel Ángel y David.
Según ha corroborado THE OBJECTIVE, a pesar del impacto mediático, social y político que ha tenido el fallecimiento de los guardias civiles, el narcotráfico continúa su actividad en Chiclana. En estos días se han observado narcolanchas siendo perseguidas por helicópteros de la Guardia Civil en las playas gaditanas.
Mientras tanto, guardias civiles exigen una reunión con el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska para demandar la aplicación de nuevas medidas en la zona sur de España. La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) ha solicitado analizar las órdenes internas que instaron a los agentes a usar una embarcación inadecuada para combatir contra la narcolancha.