Un paciente es indemnizado con 214.670 euros por una negligencia médica en Almería
El hombre quedó con secuelas irreversibles tras no aplicarse a tiempo el Código Ictus
Zona de urgencias de un hospital en Granada | Álex Cámara (Europa Press)
Un hombre de 55 años acudió al Hospital de El Toyo, Almería, en 2019, tras haber sufrido un ictus. La actuación médica a partir de este punto se considera negligente según el Consejo Consultivo de Andalucía. Tanto el diagnóstico como el tratamiento fueron insuficientes, según cuentan fuentes del centro a THE OBJECTIVE, para evitar un segundo ictus pocos días después.
La indemnización por el retraso médico asciende a 214.670,24 euros, debido a las secuelas irreversibles que el paciente sobrelleva. La resolución apunta a que existe una vinculación entre la escasa atención médica y la incapacidad permanente y absoluta que presenta el paciente.
Uno de los principales errores que se registran en el procedimiento fue la falta de activación del Código Ictus, el cual hubiese priorizado la atención sobre el varón. Según los servicios sanitarios, las primeras horas tras la detección del ictus son cruciales para un tratamiento adecuado.
Estudios recogidos por diversos neurólogos explican una tendencia significativa a experimentar un segundo ictus en un corto periodo de tiempo, lo que implica un seguimiento mucho más exhaustivo en torno al enfermo en los primeros compases del ataque isquémico transitorio.
El SAS recurrió en vía administrativa como actuación negligente pero el Consejo Consultivo de Andalucía (CCA) concluyó sobre la mala praxis médica en este caso. El órgano consultivo descartó el razonamiento de que la atención correcta sigue dejando una probabilidad del 50% de sufrir un ictus.
Según recoge Europa Press, la resolución del CCA contempla que sin tener en cuenta los porcentajes y cálculos, es posible justificar la irresponsabilidad al considerar la «omisión de medidas de diagnósticos» de las que se privó al paciente de «recibir tratamiento de forma precoz». Una atención que «hubiera podido evitar el segundo evento acaecido días después, que condujo a las secuelas definitivas tan discapacitantes».
«Es cierto que las probabilidades de sufrir un segundo ictus son altas, pero eso no debería eximir de ningún tipo de responsabilidad a los sanitarios que no activaron el Código Ictus», expresa un médico del Hospital Virgen de Valme de Sevilla.
Las graves secuelas que han dejado al paciente los ictus lo han llevado a una situación de incapacidad permanente absoluta, inhabilitándolo por completo para toda profesión u oficio. Aunque el tipo de incapacidad más frecuente es la permanente total, la absoluta se suele dar, según los abogados, cuando quedan significativos efectos limitantes a nivel cognitivo.
Planes integrales
Según la Consejería de Salud y Consumo de la Junta de Andalucía, el ictus es la primera causa de muerte entre las mujeres andaluzas y la enfermedad que genera más discapacidad en la población. Además, los ataques isquémicos transitorios son la segunda causa de muerte en todo el mundo, según la OMS.
Andalucía ha invertido en la concienciación social a través de campañas como «Prevención y Atención al Ictus», cuyo principal objetivo es mejorar la prevención e informar sobre cómo hay que actuar en caso de que alguna persona padezca un ictus o acompañe a alguien que lo esté sufriendo.
Iniciativas andaluzas
El ictus lo sufre una de cada cuatro personas a lo largo de su vida. Al ser recurrente en los hospitales, sanitarios de toda Andalucía iniciaron en 2018 una nueva etapa del Plan Andaluz del Ictus, dando forma a una estrategia de planes integrales operativos en diferentes centros de Andalucía.
El Plan Andaluz de Ictus está compuesto por diferentes sanitarios que ofrecen un repositorio de información actualizada que permite la interconexión de diversas iniciativas locales en otras provincias andaluzas. Además de los protocolos también se ofrece formación, investigación, eventos, noticias y campañas.
Continúa la investigación
Dadas las elevadas cifras de pacientes que sufren ictus, la investigación también avanza con vistas a implementar nuevos tratamientos que mejoren o complementen los ya existentes. Una de las líneas de investigación más destacadas en los últimos años está relacionada al estudio de la trombectomía mecánica, tratamiento enfocado en abrir las arterias obstruidas y la disminución de las secuelas del ictus.
Según los neurólogos, uno de los grandes retos es la eficacia de los tratamientos revascularizadores. El 50% de los pacientes de ictus graves quedan en situación de discapacidad. Aunque existen numerosas iniciativas dedicadas integralmente a la prevención y tratamiento de ictus, los sanitarios demandan más recursos para poder reducir al mínimo el impacto de ello sobre la población.
