Un municipio de Cádiz pide declarar las charlas al fresco como Patrimonio de la Humanidad
La iniciativa cuenta con el apoyo de más de medio centenar de municipios, la Diputación de Cádiz y la Junta de Andalucía
Desde el corazón de la Sierra de Cádiz, en el pequeño y pintoresco municipio de Algar, se está librando una batalla cultural para preservar una tradición muy querida. Se trata de las «charlas al fresco», una costumbre ancestral que consiste en que los vecinos saquen sus sillas a la calle al caer la tarde para compartir conversaciones y anécdotas. Este sencillo hábito ha unido a generaciones y ahora se desea proteger para que perdure en el tiempo. Los vecinos desean convertir esta práctica en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Una iniciativa con historia
Fue en verano de 2021 cuando el alcalde de Algar, José Carlos Sánchez, decidió dar visibilidad a esta tradición. Lo que inicialmente parecía una idea local se convirtió rápidamente en un fenómeno mediático que atrajo la atención de medios nacionales e internacionales. Sánchez explicó a THE OBJECTIVE que aunque la propuesta surgió en su pueblo, la intención es que se extienda a todos los municipios que comparten esta tradición.
Sánchez recuerda con nostalgia la importancia que estas charlas al fresco tenían en su niñez: «Yo recuerdo cuando era pequeño que mi calle era una familia. Recuerdo estar jugando al fútbol y entrar a las casas de los vecinos que estaban abiertas para tomar agua o una galleta. La calle era una familia y esa amistad en la calle se está perdiendo». La iniciativa busca no solo preservar una costumbre sino revitalizar la vida comunitaria en tiempos de creciente aislamiento social.
Una tradición amenazada
En muchos pueblos de Andalucía, las charlas al fresco son más que un simple entretenimiento, son una forma de mantener el tejido social y de fortalecer los lazos entre vecinos. Sin embargo, en la era de las redes sociales y la digitalización, estas prácticas están en peligro de desaparecer. El alcalde de Algar expresó el impacto de las redes sociales en las relaciones interpersonales, destacando el decreciente interés de las generaciones jóvenes en mantener viva esa peculiar costumbre.
Miriam Sánchez, concejala de Turismo de Algar, se ha convertido en una pieza clave en esta lucha. Tras las elecciones de mayo de 2023, decidió darle un nuevo impulso a la iniciativa. Su trabajo ha sido fundamental para consolidar el expediente que se espera sea presentado ante la Unesco, con el respaldo de numerosas localidades y organismos.
Respaldo al unísono
La repercusión de esta iniciativa ha vuelto a superar las fronteras de Algar. La propuesta cuenta ya con el apoyo de medio centenar de municipios andaluces, así como de instituciones importantes como la Diputación de Cádiz y la Junta de Andalucía. Incluso, asociaciones como la Andaluza Hespérides han mostrado su respaldo, destacando la importancia de proteger estas expresiones culturales que son parte integral de la vida cotidiana en la región.
El impacto de la iniciativa no se limita al ámbito cultural, también ha tenido repercusiones económicas para el pueblo. El alcalde reconoce con orgullo que el turismo ha crecido gracias a la atención mediática que ha recibido Algar. Según cuentan los vecinos, grupos de turistas han llegado con sus sillas y han compartido charlas al fresco con los vecinos, con la intención de experimentar de primera mano esta peculiar tradición.
Camino arduo
El proceso para lograr que las charlas al fresco sean reconocidas como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad es largo y complejo. El primer paso fue solicitar a la Junta de Andalucía que esta tradición se incluya en el inventario de Patrimonio Cultural Inmaterial de la región. Una vez inscrita, el siguiente paso será elevar el expediente a la Unesco. Aunque el camino es arduo y la burocracia puede ser un obstáculo, el alcalde se ha mostrado optimista.
La concejala de Turismo, Miriam Sánchez, reconoce que el proceso puede llevar años, pero que si finalmente reciben la distinción por parte de la Unesco, todo el sacrificio habrá merecido la pena.
Lo que no falta es la ilusión y el empeño de los vecinos, quienes, aunque son conscientes de que el camino es largo, llevan años respaldando la iniciativa. Una vecina octogenaria comenta que es emocionante ver cómo una tradición que «recuerda desde pequeña» ha captado el interés de la comunidad mediática internacional, y están expectantes sobre hasta dónde puede llegar.