El Govern redobla la presión hacia el Gobierno para reunirse en los «próximos días»
El Ejecutivo de Pere Aragonès no renuncia a su objetivo de reunirse antes de las municipales y avisa de que hay que dar «más pasos» hacia la «desjudicialización»
El Govern de la Generalitat no cesa en su objetivo de reunir la mesa de diálogo entre gobiernos en los primeros compases de este 2023. Tras la última reunión celebrada en julio, ambos ejecutivos adquirieron el compromiso de volver a sentarse antes de finalizar el año, pero el Ejecutivo de Pedro Sánchez congeló esta posibilidad después de que el último sondeo del CIS recortara la distancia del PP sobre el PSOE tras la polémica por la reforma de la malversación.
Después de las fiestas de Navidad, fuentes del Govern consultadas por THE OBJECTIVE no ven motivo alguno para aplazar el encuentro. También la consejera de Presidencia del Ejecutivo autonómico, Laura Vilagrà, ha vuelto a insistir en este compromiso este lunes, cuando ha afirmado que la mesa de diálogo se tiene que producir lo antes posible, «en los próximos días o semanas», y que no hay en la agenda pública de Sánchez nada que la haga «inviable».
Además, ha añadido que el acuerdo de «desjudicialización» al que llegaron el pasado julio «tiene muchos pasos que se han de terminar realizando». Pese a poner en valor todo lo logrado hasta la fecha, el Ejecutivo catalán cree que no es suficiente y que es una cuestión de «voluntad política» mantener las negociaciones y los pactos.
Reunirse antes de las municipales
Los ‘primeras espadas’ de ERC, ya sea desde Madrid con Gabriel Rufián, o desde la Generalitat, redoblan la presión sobre Sánchez debido al horizonte político marcado por las elecciones municipales en Cataluña. En esta coyuntura, donde los republicanos no solo compiten con Junts para obtener la confianza del electorado nacionalista, sino que también quieren ganar al PSC en sus principales feudos, resulta clave reunir la mesa de diálogo antes de los comicios.
ERC quiere afianzar su papel negociador y que aparezca una nueva foto de los dos gobiernos reunidos es una forma de demostrar a los catalanes que los contactos con Moncloa dan sus frutos. En esta estrategia, es vital reducir el papel del PSC ahora que están a punto de cerrar un acuerdo para aprobar los presupuestos catalanes y que los sondeos demoscópicos son favorables a los de Salvador Illa.
Sánchez congela la «agenda catalana»
Sánchez considera que ya ha cumplido con su política del reencuentro con la concesión de los indultos, la derogación de la sedición y la rebaja de penas por la malversación y los cambios en el Tribunal de Cuentas, que investiga el desvío de fondos de varios líderes del procés.
El Ejecutivo aceleró todos estos acuerdos con los independentistas para que se aprobaran en el Congreso antes de que finalizara el año. Su objetivo era «normalizar» la situación en Cataluña y, en 2023, centrarse en la economía, dejando el llamado ‘conflicto territorial’ en un segundo plano para que no les pasara factura ni en las elecciones autonómicas y municipales de mayo, ni en el último año de legislatura de Sánchez.
No obstante, y aunque Oriol Junqueras ha comunicado a Sánchez la lealtad de ERC y que no se celebrarán más referéndums unilaterales en la región, creen que deben cumplir con el calendario y esto pasa -en palabras de Vilagrà- por reunir la mesa de diálogo «cuanto antes mejor».
La sintonía entre ERC y PSOE, y entre el Gobierno central y el autonómico, es mejor nunca, pero cada uno tiene sus propios intereses. Si el de los independentistas es mantener el rumbo hacia el diálogo y en la próxima legislatura presionar para celebrar un referéndum acordado, el interés de Sánchez es que este 2023 Cataluña sea un bálsamo y tratar de recuperar terreno frente al PP.