Oriol Junqueras trabaja para que la Iglesia catalana se pronuncie a favor de la amnistía
ERC quiere exhibir «consenso en la sociedad catalana» y se desmarca de los últimos ataques de Junts a la Iglesia
El presidente de ERC, Oriol Junqueras, busca que la Iglesia en Cataluña respalde públicamente y sin ambages la propuesta de amnistía que su partido y Junts per Catalunya reclaman como condición indispensable para apoyar un gobierno de Pedro Sánchez. Fuentes consultadas por THE OBJECTIVE consideran que el líder republicano es el único con capacidad de convencer a los máximos representantes de la Iglesia en la región de que se pronuncien a favor de esta iniciativa. En especial, después de que en los últimos años los de Carles Puigdemont hayan roto los puentes con el arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, y algunos de sus dirigentes acusen a la institución catalana de ser «subsidiaria» a la española.
Según las fuentes citadas, Junqueras, devoto cristiano, y Carles Armengol, director de Asuntos Religiosos de la Generalitat, trabajan de forma discreta para obtener el aval de la Iglesia catalana a su plan. Recuerdan que, en 2018, la Abadía de Montserrat, símbolo del nacionalismo conservador, ya pidió la libertad inmediata de los políticos presos del 1-O que debían ser juzgados por el Tribunal Supremo. Y no descartan que, en la actual coyuntura política, se puedan producir pronunciamientos nítidamente a favor de la amnistía que vayan más allá de la neutralidad exhibida en las últimas semanas.
En concreto, hacen referencia al comunicado del Arzobispado de Tarragona desmarcándose de la valoración «personal» del portavoz de la Conferencia Episcopal Española (CEE), César García Magán, cuando cuestionó el pasado jueves tras la Comisión Permanente del episcopado la aprobación de una ley de amnistía. Desde el nacionalismo catalán echaron en falta mayor contundencia por parte de los obispos catalanes ante las palabras del número dos de la CEE. Uno de los dirigentes que más radicalmente en contra se posicionó fue Josep Rull, exconsejero condenado por sedición e indultado por el Gobierno, al acusar a la Iglesia catalana de ser «absolutamente subsidiaria y gregaria de la española».
«Consenso catalán»
Una de las premisas de Oriol Junqueras para tener peso negociador en Madrid es que se entienda que sus reclamaciones cuentan con el «consenso de la sociedad catalana», añaden. Por esta razón insisten en la necesidad de que también la institución eclesiástica haga un gesto explícito en esta dirección, como ya han hecho la mayoría de los medios de comunicación catalanes.
En el mismo sentido se pronuncia en conversación con este diario otra fuente conocedora del entorno eclesiástico, cuando afirma que el presidente de ERC emula la estrategia de Jordi Pujol de contar con el el apoyo de los poderes fácticos catalanes: «Ya tienen el aval de La Vanguardia y ahora necesitan que la Iglesia también les dé apoyo. El nacionalismo catalán siempre ha buscado el apoyo de la Iglesia catalana».
Junts arremete contra la Iglesia
El principal escollo que tiene ERC por delante es el papel de Junts, que ha optado por exhibir una actitud menos conciliadora con los obispos catalanes. Otro obstáculo -aunque no insalvable- es el hecho de que el nuevo abad de Montserrat, Manel Gasch, nombrado en 2021, «ha mantenido su papel institucional desde que llegó al frente de la Abadía», apunta otra fuente conocedora de la realidad eclesiástica catalana.
A pesar de que las convicciones nacionalistas de Gasch son conocidas y públicas (ya que en el pasado apoyó manifiestos a favor de la independencia), desde que fue elegido como nuevo abad del monasterio benedictino ha mantenido a la institución al margen de la política.
Para el nacionalismo catalán siempre ha sido de vital importancia que su discurso fuera hegemónico en Cataluña ante las grandes pugnas con los gobiernos centrales o con las instancias judiciales, como por ejemplo fue todo el asunto del Estatut. No obstante, la desaparición de Convergència y la resaca del procés han tensado las relaciones de los de Carles Puigdemont con la institución eclesiástica.
Tanto Puigdemont como Joaquim Forn, exconsejero de Interior condenado por sedición, criticaron en sus respectivos libros sobre el procés el papel del arzobispo de Barcelona y actual presidente de la CEE, Juan José Omella.
El cardenal de Barcelona aparece hasta en 17 ocasiones en Me explico, las memorias de Puigdemont escritas desde Waterloo. El exmandatario catalán criticó que Omella «solo habla de unidad y hace unos nombramientos en clave españolista». Uno de los episodios que más tensaron las relaciones fue que oficiara en castellano la misa por las víctimas del atentado en las Ramblas y Cambrils y que presentara a Puigdemont como «presidente de la autonomía».
En la misma línea, Forn, expresó en su libro -escrito desde prisión- su disgusto por que Omella no había respondido a su petición de visitarle en la cárcel de Lledoners. Y su mujer, Laura Masvidal, desveló que el arzobispo tampoco les había mandado «ningún mensaje de apoyo».
En sentido opuesto, Junqueras mantuvo siempre una estrecha relación con Omella. El presidente de ERC se reunió con Omella el 20 de septiembre de 2017, antes de desplazarse a la Consejería de Economía donde tuvieron lugar las protestas consideradas el episodio central para condenar a los dirigentes independentistas por sedición en el juicio del Tribunal Supremo. Y fue una de las figuras que intentaron mediar entre el entonces gobierno de Mariano Rajoy y el de Carles Puigdemont para que no se declarase la independencia ni se aplicara el artículo 155 en la región.
Sin embargo, más allá del papel de Omella (que algunas fuentes apuntan a que muy posiblemente desconocía el contenido de la carta de respuesta de los obispos catalanes a su número dos en la CEE, al encontrarse en Roma y debido a la celeridad en dicha respuesta) se trata de convencer a la mayoría de obispos en la región y que unan fuerzas junto a los principales partidos nacionalistas en favor de la amnistía.