Reducen a la mitad la condena a Los Kikos, el clan de droga más activo en Madrid
Las multas también se han reducido desde cinco millones de euros a millón y medio la más alta
Los procesados del clan de Los Kikos que han sido juzgados en la Audiencia de Madrid por regentar el mayor punto de venta de droga de la provincia han llegado este martes a un acuerdo por el que se han rebajado las penas de cárcel hasta la mitad de lo que pedía inicialmente Fiscalía.
El acuerdo de conformidad entre el Ministerio Público y los diez acusados que sí han comparecido recoge penas de entre dos y ocho años y medio de prisión, lo que implica una reducción de prácticamente la mitad de lo que pedía Fiscalía, que solicitaba para los procesados desde cinco años y medio hasta quince, según señala EFE.
El juicio a los catorce integrantes de la organización ha quedado visto para sentencia este martes, aunque cuatro de ellos se encuentran en busca y captura tras no presentarse ante el tribunal. Las multas también se han reducido desde cinco millones de euros a millón y medio la más alta, y de 125.000 euros a 34.000 la más baja.
Para el matrimonio que lideraba el entramado compuesto por Francisco, alias Kiko, y Yolanda, la condena ha bajado de trece años y medio que pedían para ambos a seis años y medio para él y siete años y medio a ella. Kiko, según ha ratificado un agente que participó en la operación de desmantelamiento, era el que dirigía la organización pero «en la sombra», mientras que Yolanda era la persona que «llevaba principalmente la operatividad, organizaba turnos, recaudaba el dinero y lo repartía entre las personas que trabajaban para ellas».
El acusado al que se le solicitaba una mayor pena de cárcel es al supuesto tercer cabecilla, César Arenas, cuya condena ha bajado de quince años a ocho y medio. Según otro agente, César era el que «suministraba» y «manipulaba» las sustancias que luego se vendían.
Respecto a Jesús Heredia, que, según el policía que ha comparecido «trasladaba en coche a Yolanda desde su domicilio en Alcalá de Henares a la Cañada Real«, se ha reducido su pena desde los diez años a los seis y medio. Para otros, el Ministerio Fiscal ha considerado que no han tenido una participación tan activa como aquellos a los que el fiscal considera líderes, y sus penas se han reducido de entre nueve y siete años a entre cinco y dos.
Relata la Fiscalía que Los Kikos estaban instalados en el poblado de la Cañada Real de Madrid, en una «ubicación privilegiada», desde la que al menos desde julio de 2019 «suministraban directamente o a través de terceros de confianza, sustancia estupefaciente a cambio de un precio». Y lo hacían, subrayan, «las veinticuatro horas del día (…), siendo constante el trasiego de vehículos que aparcaban en el descampado junto a la parcela» del clan.
Era tal su actividad, que según los cálculos policiales, llegaban a suministrar cerca de 200 dosis diarias de estupefacientes desde «un complejo completamente ‘bunkerizado’ de la Cañada Real», según informó en su día la Policía al desmantelar la estructura en 2020.
Los investigadores declararon que la familia regentaba el mayor punto de suministro de droga en Madrid, que, además, funcionaba como un supermercado, con carteles llamativos en los que anunciaban los productos, precios y los horarios de los autobuses. Según cada caso, se enfrentan a delitos contra la salud pública, pertenencia a grupo criminal, tenencia ilícita de armas y depósito de armas.
Los agentes desarticularon esta banda en octubre de 2020 en la operación Maíz, en la que se intervinieron 520.000 euros en efectivo, 19 kilos de cocaína, casi tres kilos de otras sustancias -hachís y heroína-, 18 armas de fuego, así como maquinaria para tratar la droga, joyas, relojes de lujo y once vehículos, algunos de ellos de alta gama.