Una de las fuentes más conocidas de Madrid cambia de rostro por completo
Durante dos meses se hará una limpieza exhaustiva y se repararán fisuras y grietas presentes
La Fuente de Neptuno, uno de los emblemas más queridos de Madrid, se prepara para un cambio de imagen. Los trabajos de restauración, que darán comienzo en las próximas semanas, supondrán un reto para los expertos conservadores. La contaminación, el paso del tiempo y los agentes atmosféricos han dejado su huella en la escultura, especialmente en la piedra caliza de la que está hecha.
La intervención, que se prolongará durante aproximadamente dos meses, incluirá una limpieza exhaustiva de la fuente, la reparación de las fisuras y grietas, y la consolidación de las zonas más debilitadas. Además, se estudiará la posibilidad de restaurar algunos elementos decorativos que se han perdido con el paso de los años.
Restauración
La restauración de la Fuente de Neptuno no solo es una buena noticia para los amantes del arte y la historia, sino también para todos los madrileños. Esta intervención revitalizará uno de los espacios más emblemáticos de la ciudad, convirtiéndolo en un lugar aún más atractivo para los visitantes.
Durante las obras, se instalará una valla protectora alrededor de la fuente, pero también se llevarán a cabo acciones para minimizar las molestias a los ciudadanos. Por ejemplo, se colocará una lona con un diseño especial, creado por un artista local, que permitirá seguir admirando la fuente mientras se realizan los trabajos.
Un símbolo del Madrid moderno
La Fuente de Neptuno nació en el siglo XVIII, durante el reinado de Carlos III, un monarca que impulsó una profunda transformación de Madrid, convirtiéndola en una ciudad moderna y europea. Este proyecto de renovación urbana incluyó la construcción de grandes avenidas, plazas y monumentos, como la Fuente de Cibeles y la Puerta de Alcalá. La Fuente de Neptuno se concibió como parte de este ambicioso plan, diseñada por el arquitecto Ventura Rodríguez.
Una obra maestra del neoclásico
La construcción de la fuente comenzó en 1782 y finalizó en 1786. Está realizada en mármol blanco de Montesclaros y representa al dios romano Neptuno, dios del mar, en una carroza marina tirada por caballos. Su estilo neoclásico, elegante y sobrio, la convierte en una obra maestra de la escultura del siglo XVIII.
Un lugar de encuentro y celebración
Desde su inauguración, la Fuente de Neptuno ha sido un punto de encuentro para los madrileños. Su ubicación privilegiada, en el centro de la ciudad, la ha convertido en un lugar de paseo y esparcimiento. Además, a lo largo de los años, se ha convertido en un símbolo de celebración para los aficionados del Atlético de Madrid, que acuden en masa a la fuente para festejar sus victorias.
Cambios a lo largo de la historia
A lo largo de su historia, la Fuente de Neptuno ha experimentado algunos cambios. Inicialmente se encontraba en el Prado de San Jerónimo, pero en 1898 fue trasladada a su ubicación actual, en la Plaza de Cánovas del Castillo. También sufrió el robo de su tridente de bronce en 1914, que fue sustituido por uno de hierro dorado.
¿Cómo fue el robo?
En 1914, alguien decidió llevarse el tridente de bronce que Neptuno sostenía en su mano izquierda. Este objeto, que era parte esencial de la composición escultórica, desapareció misteriosamente. Las razones exactas del robo nunca se conocieron con certeza. Algunas teorías apuntan a que podría haber sido obra de un coleccionista de objetos de arte, mientras que otras sugieren que simplemente se trató de un acto vandálico.
La pérdida del tridente supuso un gran perjuicio para la estética de la fuente. Sin embargo, las autoridades municipales no tardaron en buscar una solución. Para evitar nuevos robos, se decidió sustituir el tridente de bronce por otro de hierro dorado. Esta nueva pieza, aunque no era idéntica a la original, cumplía su función estética y evitaba que la figura de Neptuno quedara incompleta.
El robo del tridente y su posterior sustitución se convirtieron en un pequeño capítulo en la historia de la Fuente de Neptuno. Este hecho demuestra la capacidad de adaptación y resiliencia de este monumento, que a pesar de los avatares del tiempo y las acciones de los vándalos, sigue siendo uno de los símbolos más queridos de Madrid.
El traslado de la Fuente de Neptuno
A finales del siglo XIX, Madrid experimentó una profunda transformación urbanística. Se ampliaron las calles, se construyeron nuevos edificios y se reorganizaron los espacios públicos. En este contexto, se decidió que la Fuente de Neptuno, junto con otras obras de arte, debía ocupar un lugar más destacado en la ciudad.
Las razones principales del traslado fueron las siguientes:
- Mejor visibilidad: se buscaba un lugar más céntrico y abierto donde la fuente pudiera ser admirada por un mayor número de personas.
- Reordenación del Paseo del Prado: el Paseo del Prado estaba siendo remodelado y se necesitaba liberar espacio para nuevos proyectos urbanísticos.
- Creación de nuevas plazas: se pretendía crear plazas más amplias y representativas en el centro de Madrid, y la Fuente de Neptuno se consideró un elemento ideal para embellecer una de ellas.
El traslado de la fuente fue una operación compleja que requirió de una planificación cuidadosa. Se utilizaron grandes grúas y maquinaria especializada para levantar y transportar la pesada estructura de mármol. La operación se llevó a cabo con gran cuidado para evitar dañar la fuente durante el proceso.