Martínez: «Bildu no condena los crímenes de ETA y no le han hecho un cordón sanitario»
La parlamentaria vasca de Vox asegura haberse sentido «discriminada» tras los acuerdos que limitaban sus iniciativas y sus intervenciones
«No estoy en el Parlamento porque me dé la gana, sino porque me votaron 18.000 personas», defiende Amaia Martínez, única parlamentaria de Vox en el País Vasco. La Mesa de la Cámara regional decidió limitar la presentación de iniciativas y restringir el tiempo de sus intervenciones al inicio de la legislatura. Una sentencia del Tribunal Constitucional obligó a revocar los acuerdos la semana pasada. Martínez asegura que se ha sentido «discriminada» y lamenta que «Bildu no condena los crímenes de ETA y no le han hecho un cordón sanitario».
«No solo eso. Les blanquean y se sacan fotos con ellos», se queja la diputada de Vox. Esta periodista vitoriana de 52 años afirma a THE OBJECTIVE que se ha sentido «señalada como en la Alemania nazi». Explica que nunca ha querido parecer la víctima porque no le vetan por ser mujer, aunque «siguiendo la lógica de la izquierda», podría haberlo hecho. Dice que el resto de grupos políticos la acusa de ser racista, aunque ella habla «solo de inmigración ilegal».
Vox acusa a la Mesa de sectaria
Martínez reconoce que se ha sentido muy sola en la Cámara durante este año y medio. Solo los diputados de PP y Ciudadanos le han mostrado sus apoyo. Eso sí, afirma tener una relación cordial con todos, excepto con Bildu, con cuyos representantes ni siquiera se saluda. «Para dialogar con ellos deben renunciar y condenar la violencia. Es inviable por ahora», insiste. Los miembros de la formación abertzale han sido lo más beligerante con la representante de Vox.
«Los acuerdos deberían tener unas consecuencias políticas. La Mesa no ha cumplido con los principios de pluralismo e imparcialidad. Han sido sectarios y parciales», denuncia Martínez. La parlamentaria afirma que durante su intervención en el pleno de este jueves ha podido hacer uso del mismo tiempo que el resto de grupos, algo que ha sabido al subir a la tribuna de oradores porque no se lo han notificado.
La batalla continúa porque no ha podido llevar a este plenos las iniciativas que deseaba. Una posibilidad que también le negaron los acuerdos que suscribió la Mesa en agosto de 2020. Desde entonces solo ha podido hacer una propuesta cada tres plenos ordinarios y contar con un tercio del tiempo que tenían los representantes del resto de grupos. El Tribunal Constitucional sostiene que las resoluciones «vulneran el derecho de participación política».
Martínez sostiene que el órgano rector del Parlamento vasco quería dilatar la situación. Por eso solicitaron que se esperase a la sentencia completa, algo a lo que se negaron los servicios jurídicos de la Cámara. «La Mesa no estaba por la labor de cumplir el fallo», insiste. Algunos de los miembros llegaron a verbalizar su desacuerdo con la decisión de los magistrados. Eba Blanco, vicepresidenta segunda y representante de Bildu, afirmó que la acataría «por imperativo legal».
«Equilibrios de poder»
«Bildu sigue llamando a marginar a Vox. Incluso ha registrado una Proposición No de Ley (PNL) con ese propósito. No van a darnos lecciones de derechos cuando todos sabemos lo que son», avanza la diputada de la formación verde. Los miembros de la Mesa le explicaron que las resoluciones se tomaron por una cuestión de equilibrios de poder, pero «no usaron ese equilibrio con el resto de fuerzas». E insiste: «El Reglamento dice que el Grupo Mixto dispone del mismo tiempo que el resto».
Martínez lo achaca a una excusa. Pero no ha sido la única. Otro de los argumentos que le dieron es que el órgano rector de la Cámara se basó en unos informes de los servicios jurídicos. «Pedimos esos informes y nos dijeron que jamás habían existido». Ahora, los abogados de Vox estudian la manera de depurar responsabilidades. Incluso se plantean llevar a la Mesa del Parlamento vasco ante el Constitucional, la que podría suponer su inhabilitación.
El lehendakari, Íñigo Urkullu, aseguró el viernes que nunca ha habido un cordón sanitario contra Vox. Es más, cree que es la formación verde la que «construye un muro» en sus relaciones con los grupos de la Cámara regional. «El problema no la tienen ustedes con el Parlamento, la tienen ustedes con sus propias ideas y el impacto que provocan en la Europa democrática, cívica y plural», insistió Urkullu. Martínez le señala como «uno de los actores principales del cordón de la vergüenza».
«Estoy tranquila. He venido a trabajar y no a hacer amigos. Sabía que no era fácil porque venía a destapar muchas vergüenzas. El PNV tiene muchas cosas que esconder debajo de la alfombra. Tenemos un discurso diferente y vamos a seguir igual», insiste la parlamentaria de Vox. Martínez reconoce que no ha cambiado mucho la situación en el País Vasco a pesar de que ETA ya no mate: «La gente sigue teniendo miedo. Por eso muchos no se acercan a nuestros mítines».
Rédito electoral
Martínez llegó al Parlamento vasco con la intención de dar voz a «los silenciados». Cree que lo ha conseguido a pesar de las restricciones: «Aunque nos limiten el tiempo, la voz es tan alta que no nos pueden callar». Según la diputada de Vox, ha conseguido llevar a la Cámara regional asuntos que antes no se discutían, como «la imposición del euskera en las aulas, que la bandera esté en las instituciones o que no se den permisos penitenciarios a asesinos».
«Por eso no nos quieren», se sincera la parlamentaria. En su opinión, haber sufrido un cordón sanitario no les reportará réditos políticos ni electorales. «Lo que nos beneficia es nuestro ideario. No hablamos de derechas ni de izquierdas, sino de sentido común». Martínez reconoce que los nacionalismos separan, pero rechaza que Vox sea un partido nacionalista: «Es demagogia. Defendemos a nuestro país».