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La plaga de chinches en España: ni es real ni se parece a la de Francia

Las empresas privadas promocionan este riesgo ante el creciente interés que despierta la alerta

La plaga de chinches en España: ni es real ni se parece a la de Francia

Dos operarios desinfectan un colchón infectado con chinches. | Zuma Press

Lo habrá visto en las noticias y le habrán saltado publicaciones en las redes sociales, habrá leído decenas de titulares y habrá buscado remedios para evitarlas. Supuestamente están en todos lados aunque usted, seguramente, no las haya visto ni por asomo últimamente. Porque no, España no sufre una plaga de chinches, no existe un problema de salud pública relacionado con este insecto y no tiene que revisar constantemente los asientos del cercanías para saber si está sentándose sobre alguna. Sencillamente se ha creado una alarma desmesurada para un problema puntual, habitual y ni mucho menos peligroso para los seres humanos.

La situación en Francia a las puertas de los Juegos Olímpicos de París 2024 despertó el temor de los ciudadanos tras viralizarse varios vídeos e imágenes de estos insectos campando a sus anchas por la capital del país. Estaban en todos lados: en los asientos del transporte público, en la ropa, escondida en los huecos imposibles del sillón e incluso ocultas entre las paredes. Todo era perfecto para disparar una alerta que no ha tardado en llegar a España, convirtiendo este término en uno de los más buscados -y temidos- de todo el país a pesar de no representar un peligro real para nadie.

No hay una plaga de chinches en España

Las autoridades sanitarias desmienten tajantemente que en España exista un problema real con este insecto. THE OBJECTIVE ha contactado con la Consejería de Salud de la Comunidad de Madrid y en una entrevista con su directora general de Salud Pública, Elena Andradas, ha confirmado que no existen registros inusuales de poblaciones de este insecto en ninguna zona de la región y que desde el Ministerio de Sanidad no se considera que la situación actual represente un problema a tener en cuenta. Tanto es así que ni siquiera forma parte de los temas tratados con las comunidades autónomas en las reuniones que mantienen ambas partes habitualmente y no se prevé que vaya a entrar en la agenda, en especial si se tiene en cuenta que la Atención Primaria no ha registrado un aumento de consultas relacionadas con las picaduras de este insecto.

Sobre los casos que se han venido sucediendo en los medios de comunicación, Andradas sostiene que responden a sucesos puntuales que se dan con normalidad en todo el país. Las chinches son animales que desde hace años forman parte de los ecosistemas de cualquier ciudad de España gracias a la globalización y el aumento de los viajes y desplazamientos. Pegadas en la ropa de los viajeros pueden moverse de un país a otro en cuestión de horas y a partir de entonces expandirse gracias a su gran resistencia a los nuevos entornos, lo que provoca que sea poco creíble que sea una situación nueva que no ha venido sucediendo en los últimos años.

Chinches y sus huevos sobre una manta. Foto: Kevin E. Schmidt (Zuma Press).
Chinches y sus huevos sobre una manta. Foto: Kevin E. Schmidt (Zuma Press).

Óscar Soriano, investigador del MNCN-CSIC, explica a este diario que no se ha registrado un pico o un aumento inusual de casos atendidos por las autoridades sanitarias y lamenta que la elasticidad del término plaga esté creando una alerta irreal en la población: «La incidencia de picaduras este año viene a ser la misma que la del año pasado«. Añade que es innegable que este insecto esté presente en España, pero recuerda que es una situación que se viene produciendo con completa normalidad desde hace años y que no existe un riesgo para la salud de las personas que hayan sido picadas, pues no existen registros de enfermedades que puedan ser transmitidas por la chinche común o de cama (variedad diferente a la presente en América Latina, de la que no se tienen registros en España y que sí que puede provocar infecciones graves), sino que solo deja de recuerdo unas marcas rojas que pueden causar cierto malestar en la víctima debido a los picores que causa.

Los pesticidas no son suficientes

Soriano afirma que cuando él era pequeño no había una incidencia de «chinches o piojos», pero que con el paso de los años las poblaciones han ido creciendo. ¿Por qué ha ocurrido esto? La respuesta es doble: por la resistencia a los productos químicos y porque el ser humano estaba en peligro.

Este último punto puede resultar sorprendente, pero va de la mano con el primero. Tras la Segunda Guerra Mundial se comenzó a utilizar el dicloro difenil tricloroetano (o DDT) como pesticida para acabar con todo tipo de plagas de insectos. Su uso era altamente efectivo y permitía reducir la población de plagas de forma muy efectiva y veloz con el objetivo de mejorar la salubridad de ciertos espacios, por lo que se fue expandiendo y normalizando ante episodios puntuales de plagas, aunque como no estaba diseñado para acabar con una especie determinada, podía atacar de forma muy eficaz a todas por igual, en especial si se tiene en cuenta que perduraba en el ambiente durante mucho tiempo.

Sin embargo, su uso excesivo resultaba muy dañino para la salud del propio ser humano y resultaba tóxico si se estaba mucho tiempo expuesto a él, pudiendo incluso resultar potencialmente cancerígeno y derivando finalmente en su prohibición en la década de los 70. En paralelo, su uso comenzó a resultar menos efectivo e incluso las propias especies a erradicar se fueron acostumbrando a este producto, mejorando su resistencia a los derivados que fueron surgiendo con los años y haciendo mucho más complejo acabar con ellas.

La toxicidad del DDT no es una cosa menor para el medio ambiente. El ser humano no es la única especie que estuvo en riesgo por la exposición a este producto, tal y como reveló en su aclamado ensayo La primavera silenciosa la bióloga marina Rachel Carson, que alertaba del peligro de la desaparición de varias especies de aves debido a que el DDT provocaba que las paredes de los huevos se volvieran más finas, causando un aumento en la muerte de estas especies y provocando que en el futuro no se escucharan cantos de pájaros por el fin de este animal.

Las empresas privadas se benefician de la alerta

¿Quién se beneficia de toda esta alerta? Pues las empresas privadas, que en diferentes medios de comunicación afirmaban que existía una alerta con las chinches comunes en España e incluso se lanzaban a dar cifras en las que sostenían que las plagas habían aumentado en más de un 70% en lo que va de año –datos desmentidos por el CSIC y por Sanidad, como ya se ha explicado en este texto-. La viralización de las imágenes de París ha venido acompañada de un temor a su reproducción en España, disparando las búsquedas en internet de este insecto y causando la sensación de una plaga. En THE OBJECTIVE hemos recopilado los datos de tendencias sobre este término a través de la herramienta Google Trends, que señala que la viralización de los contenidos tiene una relación directa con el interés medio del espectador.

En los últimos tres meses pueden observarse pequeños picos en los meses de verano, algo normal si se tiene en cuenta que los principales periodos de incidencia de este insecto se produce en este periodo. Sin embargo, tras la alerta despertada en París (hace unas dos semanas, alrededor del 6 de octubre), el interés en este término por parte de los usuarios crece, llegando a colocarse en máximos en la actualidad fruto de la alerta despertada por los medios de comunicación.

Los términos relacionados con este insecto y la supuesta plagan también vienen marcando una tendencia alcista. En la actualidad la que más asciende es «chinches París», pero destaca que el nombre de este insecto se encuentra entre los términos más interesantes para los usuarios españoles de las últimas semanas, con una especial incidencia en País Vasco, donde se detectó un brote en la ciudad de Barakaldo.

Si a pesar de estas advertencias sigue preocupado por la presencia de chinches en su domicilio, existen varios remedios y consejos para acabar con ellas y evitar el estado de malestar que pueden causar. Esté atento a posibles restos de sangre en la ropa o en las sábanas, lave la ropa a 50 grados en la lavadora y mantenga limpias las superficies del hogar o los muebles viejos, en especial si acaba de adquirirlos. Recuerde que la higiene personal siempre es importante, aunque no es la razón de la proliferación de este insecto. La responsabilización de las supuestas plagas a personas con bajos recursos y sin acceso a medidas de limpieza es irreal y corresponde a situaciones de aporofobia. De todas maneras, si encuentra alguno de los rastros mencionados con anterioridad puede llamar a una empresa de expertos o advertir a su Ayuntamiento para que se haga cargo del problema y asegurar su tranquilidad.

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