Élisabeth Borne, la nueva primera ministra de Francia
La nueva líder del Ejecutivo supone un giro hacia el centro izquierda por parte de la política gubernamental de Macron y convierte a Borne en la segunda mujer en ostentar este cargo.
Élisabeth Borne, primera ministra de Francia, en la ceremonia de su nombramiento. | Alexis Sciard
Después de la victoria de Emmanuel Macron en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Francia el pasado 24 de abril, el presidente francés ha apostado por una renovación del Gobierno. De esta manera, como una de las primeras decisiones en la que sería su segunda legislatura renovada, Macron ha nombrado a Élisabeth Borne nueva líder del Ejecutivo, después de la salida del conservador Jean Castex, que ha presentado su dimisión este lunes después de ejercer durante dos años como primer ministro.
Con este nombramiento, Borne se convierte en la segunda mujer en ostentar este cargo en la historia de Francia, siguiendo el ejemplo de su predecesora en el cargo Edith Cresson, primera y única mujer de la historia de Francia en ejercer como primera ministra entre 1991 y 1992, también del Partido Socialista.
Trayectoria política de Élisabeth Borne
La parisina, de 61 años de edad, ejerció como ministra de Trabajo durante los dos últimos años del primer mandato de Emmanuel Macron. Sin embargo, esta no ha sido la única cartera que ha ocupado. Entre 2019 y 2020, Borne desempeñó sus funciones en el Ejecutivo como ministra de Transición Ecológica e Inclusiva, mientras que, entre los años 2017 y 2019, con Edouard Philippe como primer ministro, estuvo al frente del Ministerio de Transporte.
La actual líder del Ejecutivo votó por Macron en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Francia en 2017 y, tras entrar en el Gobierno, se unió a ‘En Marche’, la plataforma liderada por Macron.
Formada en la Escuela Politécnica de París, Borne ejerció como directora general de la Administración Autónoma de Transportes Parisinos, entre los años 2015 y 2017, justo antes de pasar a formar parte del Gobierno de Francia. Además, cuenta con una amplia trayectoria en el sector público, dado que trabajó como directora de urbanismo en París desde el 2008 hasta el 2013.
Un giro hacia el centroizquierda en la política de Macron
La dimisión voluntaria de Jean Castex, primer ministro entre 2020 y 2022, así como el nombramiento de Élisabeth Borne, suponen un giro hacia el centroizquierda por parte de Emmanuel Macron, además de una apuesta por uno de los núcleos claves del macronismo.
Los anteriores primeros ministros de Macron, Castex desde 2020 y Édouard Philippe entre 2017 y 2020, procedían de Los Republicanos, el partido histórico de la derecha. Borne viene de la órbita del Partido Socialista, que ha visto notablemente mermada su representación después de las elecciones presidenciales del pasado mes de abril, donde alcanzó tan solo un 1,75% de los votos.
En este caso, la misión de Borne es doble. Por un lado, encabezar la campaña para alcanzar una nueva mayoría en las las elecciones legislativas que tendrán lugar el próximo 12 de junio, que supondrían su permanencia en el Ejecutivo, y, por otro lado, dirigir un Gobierno que en los próximos meses deberá hacer frente a subida de precios y perfilar una reforma de las pensiones que ya ha puesto en pie a sindicatos y oposición. El presidente buscaba a una primera ministra con sensibilidad ecológica y social, que aportara una imagen de fiabilidad a los conservadores más moderados, principal nicho electoral de Macron.
El papel de un primer ministro en Francia
En el sistema de la V República francesa, el primer ministro tiene un papel ambiguo. Tal y como apunta la Constitución de 1958, “dirige la acción del Gobierno”, es “responsable de la defensa nacional” y “garantiza la ejecución de las leyes”. También comparte con el Parlamento la iniciativa de las leyes. Mientras, el presidente de la República, por su parte, es “el garante de la independencia nacional, de la integridad del territorio y del respeto de los tratados”.
Al contrario de lo que ocurre con el presidente, el líder del Ejecutivo no es elegido por sufragio universal, sino que su único elector es el propio presidente, por tanto, su legitimidad es menor. En Francia, el primer ministro es el encargado de poner en práctica la visión del jefe del Estado, actúa prácticamente como mero gestor, y el cargo se renueva cada 5 años.
