El Brexit sigue devorando a sus hijos
La dimisión de Boris Johnson, el más exaltado defensor de la ruptura con la Unión Europea, sume al Reino Unido en una grave incertidumbre política
El Brexit sigue devorando a sus hijos. La dimisión del primer ministro británico, Boris Johnson, el más exaltado defensor de la ruptura con la Unión Europea, sucede a la de Theresa May hace tan solo tres años, y sume al Reino Unido en una grave incertidumbre política. La caída de Johnson, tras la cascada de renuncias de altos cargos y ministros de su gabinete en las últimas 48 horas –algo que no se veía desde los años 30 del siglo pasado-, deja varias lecciones políticas. Prueba la fortaleza la democracia británica y que la mentira no sale gratis. Que en los partidos existe la posibilidad de disentir y destronar al líder y que la prensa hace su trabajo de controlar al poder. Merece la pena destacar que ha sido Chris Mason, periodista de la cadena pública BBC, quien ha dado la exclusiva.
Será una dimisión en diferido hasta que en otoño el Partido Conservador elija un nuevo líder que conduzca al país hasta las elecciones previstas en 2024. Johnson ha caído tras una carrera en la que ha ido sorteando con una actitud gamberra y bufonesca un escándalo tras otro, todos marcados por la deshonestidad, hasta que los propios parlamentarios tories han dicho basta. Pero el cambio de liderazgo en el Gobierno probablemente no será suficiente. La pérdida de rumbo del Reino Unido post-Brexit no es el problema de un solo hombre y se necesitará tiempo para enderezarlo ante las dificultades económicas y políticas que se acumulan sobre el horizonte británico. El famoso eslogan del Brexit, Take Back Control, suena hoy más absurdo que nunca.
La gota que ha colmado el vaso ha sido el escándalo protagonizado por Chris Pincher, número dos del grupo parlamentario conservador (deputy whip, responsable de la disciplina de voto de los diputados), acusado de acoso sexual a jóvenes asesores en un exclusivo club de Londres. Pincher dimitió justificando su actitud por su estado de embriaguez y Johnson pidió perdón por su comportamiento e hizo creer que no sabía nada de las tendencias de su correligionario, lo cual resultó ser falso a los pocos días. El primer ministro había sido informado ya personalmente en 2019 de otras denuncias por acoso contra Pincher cuando era secretario de Estado para Europa y las Américas.
Este nuevo escándalo se sumaba al célebre partygate, cuando Johnson celebró una fiesta con sus colaboradores en el número 10 de Downing Street el 20 de mayo de 2020 cuando todo el país se encontraba encerrado bajo las estrictas reglas de confinamiento impuesto por la pandemia. En aquella ocasión Johnson salvó la piel superando in extremis una moción de censura de su propio partido a principios de junio de este año en el que se opusieron el 40% de los parlamentarios de su partido. Hasta ayer Johnson oponía a las intenciones de sus adversarios su éxito en las elecciones de 2019, cuando consiguió más de 14 millones de votos e incluso arrebató para los tories algunos distritos de tradición laborista. Esta mañana la situación se hizo imposible. Incluso uno de los ministros recién nombrados, el empresario iraquí nacionalizado británico, Nadhim Zahawi, designado el martes ministro de Economía, se manifestó a favor de la dimisión del primer ministro 48 horas después.
La actitud política simpática y caradura de Johnson, su carisma popular y sus mentiras, han terminado. Más del 60% de los británicos, según las encuestas, rechazaban su gestión tras una pandemia que dejó 150.000 muertos –pese al éxito en la campaña de la vacunación-, y una situación económica plagada de incertidumbres. La liberación del corsé reglamentario de la Unión Europea no ha significado como prometían sus partidarios ningún boom comercial ni el colosal programa de modernización de infraestructuras se ha cumplido pese a que se hayan subido los impuestos a las empresas para financiarlo. A la caída de inversiones, la reducción del mercado laboral por una política migratoria extraordinariamente restrictiva y la subida del coste de la vida exacerbada por la guerra de Ucrania se suma la convocatoria de un nuevo referéndum sobre la independencia de Escocia previsto para el año que viene.
Johnson es el tercer primer ministro seguido que no acaba su mandato, Antes de él y May (2016-2019) fue David Cameron (2010.2015), primera víctima del Brexit. No, los problemas del Reino Unido, no son el problema de una sola persona.