Yolanda Díaz entierra la «alerta antifascista» de Iglesias y no confrontará con Vox
La ministra de Trabajo y lideresa de Sumar prefiere ignorar al partido de Abascal al que Podemos tacha de «nazis». Los suyos creen que hablar de fascismo no es útil
La ministra de Trabajo y lideresa de Sumar, Yolanda Díaz, piensa de forma diferente a Podemos con respecto a los ataques a Vox. Mientras el partido de Irene Montero y Ione Belarra se centra, de acuerdo a sus referentes como Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero, en calificar al partido de Santiago Abascal de «nazis», Díaz se pone de perfil. La estrategia de la gallega pasa por ignorar a Vox, asumiendo que el enfoque de Podemos en la campaña de Madrid de 2021 fue un error.
Pablo Iglesias volvió de Italia con un discurso político basado en el enfrentamiento con la derecha: Europa está siendo sacudida por fuerzas antidemocráticas a las que hay que afrontar con un nuevo proyecto europeo que no tenga miedo de recuperar el discurso antifascista. Sus declaraciones en radio y prensa se han enfocado en esa reflexión. Lo mismo están haciendo Monedero y el portavoz parlamentario de Unidas Podemos, Pablo Echenique.
Tan solo el pasado lunes, Monedero atacó a la periodista Ana Rosa Quintana por entrevistar a Abascal «que de nazis sabe todo». Antes, Iglesias había vuelto a calificar a Vox de partido «nazis». «Claro que VOX está lleno de nazis, pero VOX es una escisión del PP que forma parte de un movimiento reaccionario que surge del Estado y del poder», dijo. En otro mensaje escribía: «Pues nada, el combate ideológico contra la ultraderecha es señalar que tienen poca democracia interna, que son mafiosos y que, efectivamente, hay muchos nazis en VOX«.
Los errores de 2021
Esos ataques a Vox recuerdan mucho la campaña electoral de 2021 en Madrid. Entonces Iglesias recuperó el enfoque esbozado después de las andaluzas de 2018 (el de la «alerta antifascista») y centró todo su planteamiento en el peligro de la vuelta del fascismo y la necesidad de luchar contra él.
En Unidas Podemos algunos creen que esa estrategia es errónea, y que el resultado electoral del año pasado lo demuestra. Si bien es cierto que Iglesias, que dejó el Gobierno y se inmoló para salvar Podemos, logró recuperar algo en los sondeos y permitió a los ‘morados’ entrar en la Asamblea autonómica, el resultado fue tan decepcionante que acabó con la dimisión del ex secretario general.
Yolanda Díaz heredó el papel de vicepresidenta en el Gobierno. Pero a partir de ese momento los destinos de ambos han ido alejándose. Díaz ha ido marcando perfil propio, a la vez que ha rechazado convertirse en la candidata de Podemos para las próximas generales.
Evitar el choque directo
El planteamiento renovador de Díaz pasa, ahora, por un cambio sustancial en el discurso político. La ministra huye de la reivindicación dicotómica entre izquierda y derecha. Prefiere volver a los orígenes de Podemos y a los lemas de la transversalidad de Íñigo Errejón. En lo político, significa centrar su figura en las iniciativas logradas en el Gobierno y evitar el choque directo con Vox para erigirse en su alterego.
Díaz prefiere llegar a la campaña electoral con una maleta llena de propuestas y medidas sociales, en lugar que soflamas contra el peligro de la extrema derecha. En estos meses, no ha mencionado casi nunca al partido de Santiago Abascal. Ha preferido incluso sortear sus ataques. Quiere centrarse en el Partido Popular (con cuyo líder se ha reunido de forma discreta despertando la ira de la cúpula de Podemos), y atacar a la patronal por su rechazo al aumento del Salario Mínimo Individual.
En una reciente entrevista en el diario Ara, Díaz ha explicado así su planteamiento: «España ha cambiado y me preocupa mucho. He decidido, no sé si la acierto o no, no polarizar con Vox. Ellos intentaron polarizar conmigo y no he entrado ahí». En esa misma entrevista, la gallega no ha ahorrado ataques velados a Iglesias y los líderes de Podemos: «No me gustan los liderazgos mesiánicos y masculinizados».
Influencia catalana
Jaume Asens, portavoz de los de Ada Colau en el Congreso y aliado de Díaz, hizo el mismo razonamiento en otra entrevista este lunes: «La campaña que hizo mi espacio político en Madrid, de izquierda pura y antifascista, facilitó la victoria de Ayuso». No es es una coincidencia baladí. En la sala de máquinas de Díaz se hallan dos dirigentes muy cercanos a Colau, Josep Vendrell y Rodrigo Amírola. Ambos están diseñando la estrategia política de Díaz de cara a las generales, y los dos abogan por desligar a Sumar de las batallas «culturales» de Iglesias.
Aunque en Podemos existen sectores que simpatizan con la ministra gallega, y que esperan que las dos familias se reúnan de forma pacífica, esos ataques a los dirigentes y referentes del partido ‘morado’ generan tensión. Algunas fuentes sostienen que Díaz está exagerando en su pulso. Aunque nadie niega que el choque entre ella y los referentes de Podemos ha llegado hasta la “dimensión personal”.
Es una manera para decir que, tal y como explica la historia de Podemos, será difícil enterrar el hacha de guerra. Máxime porque ahora Díaz enmienda incluso el eje estratégico de los de Iglesias, centrado en señalar a Vox para intentar recuperar algo de fuelle de cara a las elecciones autonómicas de mayo. El problema es que, tal y como desveló este diario, el plan de Díaz pasa justo por aprovechar el batacazo final de los ‘morados‘. De esas cenizas quiere levantar su propuesta política. Y una de las claves se halla en «no polarizar».