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Díaz busca un 'desgaste lento' de Podemos en las municipales para lanzar su alternativa

La lideresa de Sumar no prevé involucrarse en los territorios donde IU y Podemos acudan divididos. Los de Belarra avisan de que su fracaso acabará con ella

Díaz busca un ‘desgaste lento’ de Podemos en las municipales para lanzar su alternativa

La ministra Yolanda Díaz con su jefa de prensa, Virginia Uzal. | EP

Yolanda Díaz se limitará en las próximas elecciones municipales y autonómicas a respaldar la unidad de acción entre Podemos y los demás partidos de la izquierda al PSOE, pero no tendrá ningún papel activo en ese proceso. Los afines a Díaz descartan por completo que la ministra gallega se involucre en dichos comicios, aunque no descartan su desembarco en selectos actos de ayuntamientos estratégicos como Barcelona y Valencia. Su plan es claro: dejar que Podemos obtenga malos resultados electorales para ofrecerse como única alternativa a otra debacle en las generales de 2023.

Díaz, al igual que Iglesias, considera las elecciones autonómicas y municipales como algo menor. Su vocación es nacional, al menos desde que en 2015 desembarcó en el Congreso de los diputados. Además, el antecedente andaluz todavía duele en el entorno de la ministra. En Podemos acusan a Díaz de haberse decantado por Izquierda Unida. Pero también en el otro frente, el de IU y de los comunistas, le reprochan haber entregado a los morados las cabezas de lista de importantes en varias provincias, con el resultado que tres de los cinco representantes de Por Andalucía son de Podemos. «Y Podemos no tiene ninguna presencia territorial en Andalucía», atacan esas fuentes.

De ahí que Díaz haya decidido mantenerse al margen de las próximas elecciones municipales y autonómicas. Pero, ¿qué significa eso? Fuentes de Unidas Podemos sostienen que por mucho que Díaz quiera ponerse de perfil no puede ignorar el proceso electoral. «Deberá decidir a quién apoya, a qué acto va y con quien», afirman.

En los territorios donde Díaz mantiene apoyos, como Barcelona y Valencia, se da casi por descontada su presencia, aunque sea testimonial. El problema se manifiesta en las comunidades donde IU y Podemos irán con listas propias, o donde se enfrentarán contra los errejonistas.

Fin de ciclo

Madrid y Valencia son las dos plazas más importantes de los próximos comicios. Perder la Generalitat y el Ayuntamiento de Valencia revelaría la debilidad de la izquierda y dinamitaría Compromís, vaticinan algunos. Díaz quiere que el pacto del Botanic entre Compromís y el PSOE se mantenga y quiere ayudar para que así sea. Otro asunto concierne Madrid. Aquí Podemos y Más Madrid, la formación liderada por Mónica García y Rita Maestre, están muy alejados. Izquierda Unida todavía tiene que pronunciarse, pero no se excluyen rupturas con Podemos.

El hecho de que Podemos haya acelerado el proceso de primarias ha irritado a Izquierda Unida. En el partido de Alberto Garzón creen que esta es una maniobra para imponer a sus candidatos. Podemos por su parte achaca a Díaz estar intentando diluir el peso del principal partido de la izquierda alternativa al PSOE con diálogo con formaciones menores. Es algo parecido a una «pinza», afirman los morados, que alimenta la tesis del desgasto lento de Podemos como plan de Díaz para recoger todo su legado.

Podemos recupera el argumento victimista para cerrar sus filas. Los morados sostienen que el choque con IU y el hecho de que no se llegue a acuerdos antes de tres meses de las elecciones puede servir a Díaz y Garzón para crear fisuras internas en la formación. Los cuadros territoriales de Podemos deberán decantarse en qué bando estar y la gran mayoría de ellos buscará el hueco que más le convenga para permanecer en las instituciones.

La sensación de «fin de ciclo», no obstante, amenaza con apoderarse del partido. Las fuentes consultadas recuerdan como internamente se ha fijado desde hace tiempo el año 2023 como el último baile del partido. Después del fracaso de la guerra relámpago lanzada por Iglesias, en la formación se ha impuesto una estrategia conservativa dirigida a revalidar unos 30 diputados en el Congreso y representación en los parlamentos autonómicos. Sin embargo, esa hoja de ruta ya ha fracasado. En Galicia, por ejemplo, Podemos ya ha perdido poder territorial. En Castilla-La Mancha no tiene representantes y en Castilla y León lograron tan solo un diputado.

Máxima cautela en Madrid

En Madrid, Yolanda Díaz piensa limitarse a recomendar una unidad de acción. Nada más. La lideresa de Sumar quiere evitar otro escenario andaluz e irritar a los dirigentes de Más Madrid. Algunos afirman que entre ellos y Díaz está creciendo la desconfianza (García y Maestre evitan respaldar activamente a Díaz). La mayoría de las fuentes consultadas sostiene que la política gallega se mantendrá al margen de esa batalla por «miedo» a verse salpicada, zanjan.

El perfil bajo de Díaz aspira a crear un efecto movilizador a partir del fracaso tanto de IU como de Podemos. Este es el planteamiento estratégico que tiene sobre la mesa el entorno de la ministra de Trabajo. Pero en Unidas Podemos avisan de que sería un «error». «Si Podemos se hunde, Díaz se va a quedar con un churro», ironizan para avisar a la política gallega que su cálculo político está equivocado. «Podemos puede retroceder, pero no caer», porque de ser así el agujero del fracaso de los morados acabará tragándose también a Díaz, sostienen estas fuentes.

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