THE OBJECTIVE
COMUNICACIÓN

Antonio Caño, exdirector de ‘El País’: «El mundo lo tienen que arreglar otros, no los periodistas»

El presidente del Consejo Editorial de THE OBJECTIVE ha presentado su último libro, ‘Digan la verdad’, ante los alumnos de la Universidad Complutense

El presidente del Consejo Editorial de THE OBJECTIVE, Antonio Caño, ha vuelto a los pasillos en los que se formó como profesional para relatar a los alumnos de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) toda una vida dedicada al Periodismo. Una profesión que, aunque ha asegurado que se encuentra en crisis y «en peligro de extinción» por la caída del sistema que la sostenía, sigue siendo aquella a la que volvería a dedicarse con el mismo compromiso con el que la ha ejercido durante años.

En una abarrotada sala de conferencias de la Facultad de Ciencias de la Información, el veterano periodista contó este martes con la compañía del director de THE OBJECTIVE, Álvaro Nieto, junto a quien recorrió las claves de su último libro: Digan la verdad (Esfera de los Libros). El título, explicó, ha de ser un leitmotiv de las redacciones de todos los medios que buscan tener una función de ayuda a la sociedad: ante todo, no mentir —una premisa que aseguró haber seguido a lo largo de toda su carrera—.

El auditorio de la Universidad Complutense, abarrotado para seguir la intervención de Antonio Caño. Foto: Víctor Ubiña.
El auditorio de la Universidad Complutense, abarrotado para seguir la intervención de Antonio Caño. Foto: Víctor Ubiña.

Caño afirmó que ha escrito esta obra por la necesidad de contar unos años en los que ha visitado medio mundo como corresponsal, en los que ha liderado el que ha sido el periódico más importante de la España moderna y en los que ha podido ejercer «con honestidad» este oficio.

La sinceridad resulta clave en la formación de los profesionales -valoró-, pero se ha perdido a causa de muchos años de activismos, profesionales mal instruidos en las aulas y personalismos que han terminado por convertir a unos ciudadanos privilegiados y confiables en personalidades señaladas por la sociedad como elementos de desconfianza porque «los ciudadanos esperan que les digan la verdad, pero no creen que los periodistas lo hagan».

Los periodistas cuentan

Al comienzo de su intervención retrocedió a sus inicios para defender el periodismo clásico, el de las tareas adquiridas con la entrega del carnet una vez finalizada la carrera que certificaba la responsabilidad del profesional para con la sociedad. Casi recuperando el viejo principio de «andar y contar» del periodista sevillano Manuel Chaves Nogales, Caño zanjó que el periodista no debería perder nunca sus raíces de reportero local, aquel que cuenta los incendios de su barrio y que vaya a donde vaya –sea a una guerra o al Congreso de los Diputados– debe narrar la realidad con la misma mecánica: ir, ver, preguntar y escribir lo que sabe, no lo que querría haber sabido.

La diferencia entre ‘es’ y ‘podría ser’ fue otro de los puntos centrales de su intervención. Tras ser cuestionado por Álvaro Nieto -quien a partir del libro estableció una lista de diez condiciones imprescindibles para ejercer el Periodismo que van desde la asunción de la sacrificada entrega profesional hasta incluso la importancia de la vestimenta– acerca de la necesidad de la imparcialidad en las historias, Caño señaló la incondicionalidad de ceñirse a la realidad tal y como es, no como otros e incluso a veces uno mismo querrían que fuera.

«El mundo lo tienen que arreglar otros, no los periodistas. Si queréis salvar a las ballenas, meteos en Greenpeace», respondió a los alumnos. El papel de la profesión periodística como cambiadora del mundo no debe ser una máxima de los profesionales, a quienes recomendó dar un paso atrás en las informaciones para no caer en un periodismo de autor. Para ello, pidió a los asistentes que abracen uno similar al de las agencias de noticias: sin nombres, muchas veces en la sombra, y siempre contando «quién dijo qué, dónde y cuándo».

Una profesión en crisis

Uno de los problemas que según Caño sufre el oficio es el continuo riesgo de extinción en el que vive y la precarización de los profesionales. El entramado industrial que ha sostenido a los periodistas se ha venido abajo en los últimos años. El descenso en los ingresos publicitarios unido a la caída de la confianza de los lectores ha llevado a la profesión a una situación delicada, en la que los profesionales se ven obligados a estirar los días y dejar de lado actividades básicas para poder llegar a fin de mes. 

Caño reivindicó en la Complutense un periodismo digno, que permita rehuir el pluriempleo de redacción por la mañana, columna a mediodía y tertulia al anochecer; dejar de lado los horarios ininterrumpidos y agotadores (aunque estos conformen el día a día indispensable en los profesionales). Para el exdirector de ‘El País’, la crisis que viven los medios se debe a esta fractura en la cadena de la profesión (que a través de su financiación protegía a los periodistas para ejercer con independencia y les otorgaba el suficiente tiempo como para poder llevar a cabo sus tareas sin una fecha de entrega como soga) y a la decadencia de las democracias occidentales, que retuerce a muchos de los grandes estados y los lleva a una delicada situación que arrastra a los medios y a gran parte de la sociedad, a quienes sume en una gran polarización que les lleva a desconfiar en quienes tienen que contarles el día a día.

«El mundo lo tienen que arreglar otros, no los periodistas. Si queréis salvar a las ballenas, meteros en Greenpeace», ha asegurado. Foto: Víctor Ubiña.
«El mundo lo tienen que arreglar otros, no los periodistas. Si queréis salvar a las ballenas, meteos en Greenpeace». Foto: Víctor Ubiña.

Desconfiar de los gobiernos

Otro de los consejos pasa por la desconfianza hacia todas las historias que lleguen a las manos de los redactores –que siempre han de ser miradas con ojo crítico para evitar errores subsanables-, pero en especial de aquellas que vienen directamente de los gobiernos. 

El exdirector recordó el error de todos los grandes medios de España tras los atentados del 11-M: hacer caso al expresidente del Gobierno, José María Aznar, cuando llamó a los directores para asegurar que los responsables de los atentados eran miembros de la banda terrorista ETA, no radicales islamistas. «Deberíamos haber dudado, o por lo menos haber titulado que el Gobierno era quien aseguraba que fue ETA», lamentó tras asumir que, aunque fuera un error generalizado, era, cuanto menos, evitable.

Antonio Caño cerró su intervención con un consejo para los alumnos de la Complutense y los profesionales presentes: librarse de los prejuicios antes de escribir cada pieza, ejercer en conciencia y siempre sin sectarismos para que, de esa forma, se pueda hacer un Periodismo limpio, libre de ideologías y siempre ajustado a la realidad y no a una opinión. En ese camino se recuperará la confianza perdida por los comunicadores en los últimos años a través de las nuevas generaciones. A ellos les encomendó una tarea: Digan la verdad.

 

 

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