Díaz pacta con el PSOE una crítica blanda para evitar ser tachada de «traidora» por Podemos
La ministra de Trabajo recibe el apoyo de Alberto Garzón, quien advierte en un mensaje a la militancia de IU: «Sumar no es ni debe ser una suma de partidos»
La ministra de Trabajo y vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, sonríe ante las críticas recibidas recientemente por los representantes del PSOE. La última fue la de Patxi López, el portavoz parlamentario socialista, quien la regañó durante la modificación de la ley del sólo sí es sí. «Debería haber tenido una posición más proactiva. No basta solo con decir ‘que lleguen a un acuerdo'», dijo. Esta crítica, así como las filtraciones que apuntan al presunto enfado del PSOE por la equidistancia de la política gallega, forman parte de una táctica acordada en el Ejecutivo para que Díaz se libre de las acusaciones de sus compañeros de bancada y del propio Pablo Iglesias de ser una «traidora» de Podemos. «Díaz se dirige a un electorado que no es socialista, por eso las críticas del PSOE le vienen bien», resumen las fuentes consultadas.
Las fuentes consultadas sostienen que Díaz ha llegado a algo parecido a un pacto no escrito con los socialistas para evitar aparecer como una títere de Pedro Sánchez. Ese esquema, que agrada a la responsable de Trabajo, según confirman sus partidarios, pasa por recibir algunas críticas por parte del PSOE, siempre y cuando sean medidas (es decir, menos feroces que las que recibe Irene Montero). El objetivo es guardar las distancias de forma táctica de los socialistas.
Díaz quiere impedir que la cúpula de Podemos la tache de «traidora». Por eso la semana pasada se alineó con la posición de Irene Montero sobre la reforma del sí es sí. «Aunque no estuvo en el debate, allí quedó clara su posición». Díaz apoyó a Montero en la primera tramitación parlamentaria para no romper la disciplina de voto: «No podía hacer otra cosa», explican sus partidarios. Es otra demostración de la voluntad de Díaz de no ser tachada de «traidora». Los colaboradores de la política gallega, de hecho, creen y denuncian que el partido morado ha lanzado una ofensiva sibilina en ese sentido, a través de sus terminales de propaganda.
El ejército feminista de Irene Montero
En plena polémica por la votación parlamentaria del sí es sí, un grupo de dirigentes territoriales activos en Valencia, Cataluña, Madrid, Galicia y sobre todo Andalucía se ha reunido para confirmar la línea estratégica de Sumar, tal y como desveló en exclusiva THE OBJECTIVE. Estos dirigentes quieren que Díaz (las fuentes consultadas sostienen que la ministra estuvo en contacto con los miembros de ese encuentro) no ceda ante las presiones de Podemos. Y que mantenga la vocación autonomista. El grito de batalla es sencillo: «Adelante, con o sin Podemos». Se trata de un escalón más en el choque en el espacio de la izquierda alternativa al PSOE.
Sobre quién gana o pierde la batalla del relato, hay puntos de vista diferentes. En Podemos, por ejemplo, aseguran que Montero se ha reforzado en el segmento del feminismo, sobre todo entre los más jóvenes. Esa idea, que adelantó este diario, la ha confirmado Juan Carlos Monedero en declaraciones para el diario El Mundo. Se trataría de «miles de feministas», dicen en el partido morado, que sirven reforzar a Montero y forzar a Díaz a asumir que la ministra de Igualdad deberá ser número dos de lista en Madrid.
En el entorno de Díaz, no obstante, ganan tiempo. Repiten que la ministra de Trabajo «no se está quemando». Ese es su objetivo. Su posición pasa por mantener una equidistancia pactada con el PSOE y por aplazar la negociación sobre las listas electorales para después del 28-M. Díaz, en definitiva, intenta no modificar su hoja de ruta. De hecho, Podemos la avisó el lunes de que no acudirá a la presentación de su candidatura si no cierra antes un acuerdo de coalición. Aunque fuentes moradas consultadas por este diario rebajan el nivel del órdago: «Es un farol».
«Ojo: Sumar no es una suma de partidos»
El pasado lunes, el coordinador federal de Izquierda Unida, Alberto Garzón, entró en la contienda lanzando un capote a Díaz, y un dardo envenenado a Podemos. En un mensaje trasladado a la militancia de IU, avisó de que «ojo: Sumar no es ni debe ser una suma de partidos». Y añadió: «Es un instrumento popular donde los partidos debemos contribuir con humildad y con nuestro propio bagaje; el de Izquierda Unida es enorme, con más de 35 años de historia y una militancia de oro curtida en mil batallas», detalló.
Garzón responde así a Podemos, que sigue pidiendo una negociación «entre partidos» para diluir el peso de los errejonistas y también de IU en ese proyecto. Garzón, que comunicó en varias reuniones internas de IU su apuesta firme por la gallega, sigue defendiendo el proyecto de Sumar: «Es muy buena noticia que pronto vayamos a tener novedades», recogió en su escrito del lunes para referirse al anuncio de la candidatura a las generales de la vicepresidenta, que se espera para finales de marzo.
Apoyo de Garzón a Díaz
Los morados quieren que Díaz se involucre en la campaña de 28-M, tal y como adelantó este diario. Pero los afines a Díaz echan balones fuera. Lo más probable es que la gallega haga campaña en los territorios que considera más rentables, como Barcelona con Ada Colau. Pero quedará por ver su posición en Madrid, donde errejonistas y pablistas se presentan con listas diferentes, o en Valencia.
Sea como fuere, fuentes de Izquierda Unida y del círculo cercano a Díaz señalan que el mensaje de Garzón va dirigido a Podemos. Estos sectores culpan a Podemos y directamente a Iglesias de estar intentando «reventar» por dentro el Gobierno, puesto que creen que la permanencia en el Gobierno es la «única arma de Yolanda». «Garzón está con Yolanda, aunque hable de negociar y que todos confluyan», indican.
También en Podemos consideran que el mensaje del líder de IU es «claramente» un aviso a los morados. Es por ello por lo que Díaz se encuentra cómoda ante las críticas medidas del PSOE, aseguran desde su sector. Todo para evitar ser tachada de «traidora» a sus compañeros de bancada, con los que las relaciones han empeorado radicalmente en los últimos meses.