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Mañueco renuncia al adelanto electoral en Castilla y León tras limar asperezas con Vox

El presidente castellano-leonés tenía este 3 de abril la opción de apretar el botón de la convocatoria de comicios anticipados

Mañueco renuncia al adelanto electoral en Castilla y León tras limar asperezas con Vox

Alfonso Fernández Mañueco junto a las murallas de Ávila. | Foto: Rafael Bastante (EP)

Alfonso Fernández Mañueco no adelantará elecciones en Castilla y León para que caigan el 28-M con el resto de autonómicas y municipales, según revelan fuentes populares a THE OBJECTIVE. El mandatario regional tenía este 3 de abril la opción de apretar el botón de la convocatoria de comicios anticipados, pero dejará pasar esta fecha después de haber limado asperezas con su socio de gobierno, Vox.

El pasado mes de enero se especuló con el adelanto electoral en Castilla y León. Fue con la misma intensidad de hace un año tras el choque entre PP y Vox por el alcance del plan de natalidad que ambos partidos habían aprobado y que provocó una virulenta reacción del Ejecutivo central y las formaciones de izquierda.

En aquel momento, Mañueco manejó esta opción si Vox decidía romper el pacto de gobierno y abandonar el Ejecutivo regional. En ese escenario, el PP se hubiera quedado en minoría parlamentaria con 31 procuradores. Muy lejos de la mayoría absoluta que está en 42, por lo que el mandatario popular habría tenido que gobernar en solitario hasta el 3 de abril y entonces, firmar el decreto de disolución de las Cortes para hacer coincidir los comicios regionales con las municipales de finales de mayo en Castilla y León.

Fueron días convulsos, en los que la tensión entre los dos partidos de la derecha no se calmaba. El pulso empezó con la dura advertencia que lanzó el portavoz de campaña del PP, Borja Sémper, a la formación de Santiago Abascal, y que fue secundada, aunque con modales más suaves, por Alberto Núñez Feijóo cuando dijo que Vox se había equivocado «profundamente» en su estrategia con la interpretación política que hizo del alcance del plan de natalidad.

La respuesta de Vox a Mañueco

El secretario general de Vox, Ignacio Garriga, respondió con la advertencia de que su partido revisaría «si seguir o no» en la Junta de Castilla y León en el caso de que no se cumpliese el acuerdo sobre el protocolo anunciado en rueda de prensa, pero el órdago no llegó a consumarse. Horas después, el portavoz de Vox en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, precisó que «revisar el pacto y romper el Gobierno son cosas distintas».

Ese pulso entre PP y Vox se asemejó a los primeros enfrentamientos que hubo entre los populares y los naranjas de Francisco Igea en la corta legislatura anterior que acabó en elecciones anticipadas de hace un año. Es más, preguntados si deberían convocarse elecciones en Castilla y León en mayo para no depender de Vox, tanto Feijóo como Sémper no cerraron esa semana de enero la posibilidad y se limitaron a señalar que era una decisión que competía a Mañueco como presidente.

Mañueco tomó nota de la actitud de su vicepresidente Juan García-Gallardo, al que le reprochó no haber apagado la polémica pese a varios toques de atención que se le ha dado durante el fin de semana. Y en los últimos meses, cada vez que Vox ha tensado la cuerda en Castilla y León, el propio presidente ha recordado en privado a los suyos que la opción de adelantar comicios de nuevo estaba ahí.

Varios dirigentes populares que no son de esta región apuntaron en esa dirección. Consultados por este periódico, opinaron que a Feijóo le podría interesar llegar a las elecciones generales de finales de año sin ningún gobierno de coalición con Vox y así, desmontar la estrategia de Pedro Sánchez en la campaña de que «la derecha y la extrema derecha ya gobiernan juntos» y que, por tanto, ambas formaciones podrían reeditar el pacto a nivel nacional para llegar a La Moncloa.

Ahora bien, Mañueco habría tenido difícil explicar a los votantes de Castilla y León este récord de convocatorias electorales -tres elecciones en cuatro años-, por mucho que las encuestas le den bien al PP -ya ocurrió eso hace un año y al final se quedó lejos de la mayoría absoluta por el empuje de Vox- y el coste económico fuese mínimo, pues el 28-M solo habría que colocar una segunda urna junto a la destinada a las municipales.

El PP lleva gobernando esta región más de 35 años de forma ininterrumpida. Concretamente, desde la victoria electoral de José María Aznar en 1987. En los últimos años, han surgido escisiones -caso de Por Ávila- y movimientos locales -el ejemplo más claro es Soria Ya!- que han debilitado a los populares. En 2019 ya estuvieron a punto de pasar a la oposición y solo les salvó que el entonces presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, no dejó a Igea negociar con el PSOE castellano-leonés de Luis Tudanca.

Además, si la actual legislatura terminase de forma abrupta, toda la oposición -desde Podemos hasta Vox- le podría afear a Mañueco la falta de estabilidad parlamentaria. De ahí que el barón popular solo se planteara la opción electoral de mayo si la formación de Abascal le hubiese abandonado en este inicio de la legislatura, subrayan en su entorno.

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