El Frente Obrero amenaza con escrachear a todo el Gobierno en la precampaña electoral
El movimiento «patriota» y «revolucionario» seguirá con sus boicots contra los dirigentes del PSOE, Podemos y Sumar, preocupados por la imagen que generan
Se definen como «patriotas revolucionarios», desencantados con la «partitocracia» y ajenos a la dicotomía izquierda-derecha, aunque ya sea un lugar común calificarlos como «ultraizquierda» o «comunistas». Se aglutinan en el Frente Obrero, y son conocidos por escrachear a dirigentes del PSOE, Unidas Podemos y, más recientemente, Sumar. Este lunes, en Segovia, increparon al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al grito de: «¿Cuánto te paga Marruecos?». Un acto de rebeldía que seguirá en precampaña, según adelantan a THE OBJECTIVE.
En los últimos años han ganado notoriedad en redes sociales por sus boicots a Irene Montero. La ministra de Igualdad defendía sus posiciones sobre la ley del solo sí es sí en Murcia cuando unos jóvenes irrumpieron tildándola de «vendeobreros» y «enchufada». Pablo Iglesias fue su primera víctima, en marzo de 2020, cuando entraron en la Universidad Complutense de Madrid al grito de «¡Fuera vendeobreros!» y «¡Viva la clase obrera!». Yolanda Díaz también los ha sufrido.
«Los escraches se los hacemos a la gente que está en el Gobierno, en partidos que mandan, a quienes son los culpables de la situación que vivimos ahora mismo», explica el presidente del Frente Obrero, Roberto Vaquero, que abunda: «Han decidido ahora darse baños de masas en plazas públicas y empezar la campaña electoral de manera no oficial, así que hemos ido ahí a decir lo que pensamos de ellos, y lo que piensan muchos españoles. Queremos visibilizar a la gente que está disconforme».
Vaquero es el líder, el rostro mediático, de un grupo de «radicales» (en sus propios términos) que ya acaricia los 1.500 afiliados. Exalumno de Iglesias en la facultad de Ciencias Políticas de la UCM, marxista «revolucionario y patriota», y fundador en 2009 de Reconstrucción Comunista, fue detenido en 2016 en el marco de la Operación Valle para ser posteriormente condenado a un año y tres meses de prisión por «pertenencia a grupo criminal». Concretamente, se organizaba para combatir al Estado Islámico en Rojava. No sólo no se arrepiente, sino que «lo volvería a hacer».
Plenamente enfocado en su labor al frente de este movimiento político, admite que sus postulados son «radicales», pero no le gusta que tilden al Frente Obrero de «comunista»: son «revolucionarios», «incontrolables» y «antisistema».
Los escraches
Al Gobierno de España se le suma una incomodidad a una precampaña ya de por sí problemática en las calles. El adelanto vino este lunes a costa de Pedro Sánchez, que arropaba en un mitin a la alcaldesa de Segovia, candidata a la reelección. En mitad del acto, seis jóvenes de la organización se levantaron para gritar consignas contra el líder del PSOE por el cambio de postura de España con respecto al Sáhara Occidental, asumiendo las reivindicaciones de soberanía de Marruecos. «Hipócrita», «fascista» o «embustero» fueron algunas de las lindezas que dedicaron al jefe del Ejecutivo.
Todo sucedió en cuestión de minutos. Los afiliados y simpatizantes del PSOE presentes en el acto reaccionaron al grupo de jóvenes con abucheos, hasta conseguir que los miembros de seguridad los expulsaran del recinto. Finalmente, los asistentes al acto brindaron a Sánchez, en pie, una ovación al grito de «presidente, presidente». Esa es la consigna que los dirigentes podemitas y socialistas han ordenado a los suyos para contrarrestar estos boicots: levantarse y aplaudir.
«Vamos a la vorágine electoral, y ahora tienen la política de hacer actos públicos en la calle. Ellos se exponen, dicen que son el gobierno de la gente, así que ahí vamos», explica Fermín Turia, miembro de la Junta Nacional de Frente Obrero, y autor del escrache a Patxi López en Mislata (Valencia). El joven valenciano interrumpió el mitin del portavoz socialista con una pregunta: «¿Qué le debe el PSOE a Marruecos?».
«Es normal y legítimo hacerles saber lo que dice la gente de la calle. Nuestras reivindicaciones las piensan incluso muchos de sus votantes, que no entienden que Sánchez vaya a rendir pleitesía a Hassan II, que era un genocida», asevera Turia a este medio. «Queremos darle visibilidad al proyecto. No le preguntamos a Sánchez cuánto le paga Marruecos porque sí, sino para que la gente conozca nuestro programa, qué posición tenemos sobre Argelia o la libertad del Sáhara», zanja.
El programa del Frente Obrero
El programa del Frente Obrero, Una España para los trabajadores, consta de 87 páginas y sobre la premisa de «los trabajadores primero» desarrolla una doctrina que, mutatis mutandis, recuerda a la de Vox en algunos puntos: control de la inmigración, fomento de la natalidad u oposición a la «discriminación positiva» de las mujeres.
Pero también hay otros puntos -sobre todo en materia económica- que pueden asociarse a la izquierda tradicional, tales como la nacionalización de determinados sectores estratégicos. El politólogo Hasel Paris sostiene que esta combinación a priori exótica es común en los partidos comunistas europeos (como el ruso o el moldavo), que han conjugado «una visión económica socialista con una visión cultural que podríamos denominar conservadora por patriota, proteccionista y familiar».
Pero Roberto Vaquero insiste en que el Frente Obrero está compuesto por «mucha gente normal, el típico Manolo de la ferretería que ni siquiera ha tenido contacto con la política»: «No estamos en las etiquetas, hemos superado todo eso».