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Política

Los gurús demoscópicos desmienten al Gobierno: Sumar resta al PSOE un 4%

Los expertos cifran en más de 300.000 el número de votantes en fuga hacia la plataforma de Yolanda Díaz y anticipan que «la fuga de voto irá creciendo».

Los gurús demoscópicos desmienten al Gobierno: Sumar resta al PSOE un 4%

La bancada del PSOE aplaude al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. | Europa Press

Ni la política es un juego matemático, ni las estrategias políticas tienen por qué coincidir con la realidad electoral. La empresas de sondeos se encuentran en un momento de plena efervescencia por lo que acontece en el espectro ideológico de la izquierda, el espacio que más se mueve y más puede condicionar los resultados de las elecciones generales de aquí a ocho meses. Y todo en función de una variable: si hay o no un acuerdo entre Podemos y Sumar, entre Pablo Iglesias y su sucesora, Yolanda Díaz.

Es una verdad ampliamente reconocida que sin una candidatura de unidad, Pedro Sánchez podría no contar con los números necesarios para reeditar la coalición. Pero ni siquiera esto es una verdad absoluta. Surgen voces que vaticinan que la suma resta al bloque de izquierdas y que, sin ella, la plataforma de Yolanda Díaz erosionará al electorado del PSOE. Una fuga de voto que niegan los estrategas socialistas, pero confirman a THE OBJECTIVE los principales expertos en demoscopia de nuestro país. Es más: auguran que este trasvase de voto de Sánchez a Díaz irá in crescendo de aquí a las elecciones generales, en diciembre de 2023. 

Al margen de las estrategias partidistas, los datos que detectan las empresas demoscópicas de mayor renombre son irrefutables. Según la empresa Ipsos, la fuga de voto de Sumar al PSOE supera ya el 4% e irá aumentando a medida que Yolanda Díaz consolide su proyecto. En conversación con THE OBJECTIVE, su director de Opinión Pública y Estudios Políticos, José Pablo Ferrándiz, vaticina que «vamos a ir viendo como va subiendo la fuga de votos», aunque esto «no debería preocupar al PSOE, porque esas fugas de voto sí van a sumar al PSOE».

Precisamente en eso consiste la ‘operación Yolanda’, en crear un socio minoritario más dócil que Podemos, con el que esté garantizado el pacto y no haya riesgos, como ocurrió en 2019, cuando se repitieron las elecciones de abril en noviembre por la imposibilidad de cerrar un acuerdo de Gobierno con los morados. 

A juicio de Ferrándiz, el PSOE «sí se tiene que preocupar por sus votantes tradicionales que han dejado de ir a votar. Hay una parte de ese electorado que se ha quedado en casa» y otra que engorda las arcas electorales del PP. La fuga de voto del PSOE al PP según Ipsos es del doble que hacia Sumar: entre un 8 y un 9% de voto socialista se encaminaba al PP justo antes de la moción de censura de Vox, «pero luego ha ido modulándose. Es un voto reactivo, que sube o cae hasta situarse en mínimos del 3%». Una rebaja del trasvase de voto al PP en consonancia con la caída de la intención de voto de los populares y con una bajada en la valoración de su líder, Alberto Núñez Feijóo, que «efectivamente tiene un problema de liderazgo», ya que, pese a haber fagocitado a Ciudadanos y haber arrastrado la victoria en Andalucía, «no acaba de despegar». 

Metroscopia: 300.000 votos del PSOE a Sumar

Las cifras de Ipsos coinciden con las de otra de las más reputadas empresas de análisis electoral: Metroscopia. Su director general, Andrés Medina, cuantifica en unos 300.000 los votantes de Sánchez que dicen actualmente que votarán a Díaz. A falta del recuerdo de voto, una de las principales variables que permiten obtener la estimación de voto, las ‘tripas’ de sus sondeos, ofrecen datos reveladores que anticipan tendencias positivas para Sumar, como que el 65% de los votantes socialistas tienen más simpatías por Sumar que por Podemos. Otro dato más surge a la pregunta sobre la posibilidad de reeditar la coalición: «El 85% de los votantes de Podemos lo rechaza, frente a un 35% de votantes del PSOE. Cincuenta puntos de diferencia que permiten concluir que el pacto de gobierno PSOE-Podemos «ha actuado como una coalición mata-coaliciones».

Para Medina, la fuga de voto del PSOE al PP que el Gobierno dice haber paralizado se sitúa en el 10%. «Hay un desgaste del 10% de voto que cede hacia la derecha, especialmente al PP, pero también ligeramente a Vox». Aunque «lo consigue frenar porque también atrae voto de Podemos, Bildu y ERC» en un porcentaje superior sin cuantificar, pero que parece ser el nicho de voto por el que se decanta el PSOE porque «jugar a las dos barajas es complicado».

Los cálculos de Metroscopia son que el voto fronterizo de centro entre el PP y el PSOE asciende al millón de votantes, oscilando entre los 750.000 y los 900.000, un espacio menos jugoso para el PSOE que su flanco izquierdo, que en comunidades como Cataluña y País Vasco linda con el independentismo, competidores y rivales electorales del PSOE. Precisamente Salvador Illa se alzó con la victoria en las catalanas de febrero del 2021 gracias al voto moderado de ERC y JxCat.

¿Juntos o separados?

Estas son las cifras de trasvases en el momento presente y a la espera de que Podemos y Sumar decidan si irán en una o dos candidaturas a las generales. El presidente de GAD3, Narciso Michavila, es contundente en el segundo escenario: «La división de la izquierda les va a matar. El sistema electoral y el reparto de escaños de la Ley D’Hondt actúan como una guillotina para Sánchez». El ejemplo está en abril de 2019, cuando la fragmentación de la derecha en tres formaciones políticas hundió a la primera, el PP, con 66 escaños, frente a los 57 de Ciudadanos y los 24 de Vox. Algo que podría ocurrir si concurren tres fuerzas en la izquierda, ya que la división del voto rebajaría la representación del PSOE, relegado a la segunda fuerza, y sobrerrepresentaría al PP, beneficiándose de una mayor representación en el caso de que Ciudadanos acabe desapareciendo del Congreso. 

Andrés Medina, de Metroscopia, utiliza el mismo ejemplo de abril del 2019: «La fragmentación penaliza. Si divides el voto, caes». Y a las cuestiones aritméticas se le suman los efectos anímicos del electorado. «Existe una expectativa entre el electorado de Sumar y Podemos de que habrá un acuerdo. Los datos que tenemos después de la presentación de Magariños es que el 75% de los votantes Unidas Podemos ve probable un acuerdo y eso podría tener un coste anímico alto en caso de que no lo hubiera».

Un efecto que podría verse amplificado porque la ruptura «no sería amistosa», a juzgar por las palabras de Pablo Iglesias en los últimos siete meses. «Entraríamos entonces en el juego de la culpa, de quién es el más responsable de la ruptura y ahí las cifras, a día de hoy, son 1 a 3, en favor de Yolanda frente a Podemos. Aunque esto también irá evolucionando a medida que avance la campaña. En líneas generales, todo sale mal, no sale bien para ninguno de los dos». 

La resta puede Sumar

Sin embargo, más allá de la opinión generalizada, no hay consenso en el ámbito demoscópico. La politóloga Cristina Monge, experta en movimientos sociales, comenta a este diario una teoría minoritaria, pero con raíces empíricas en las urnas: «En política dos más dos suelen ser tres. Ir juntos no tiene por qué sumar. Hay que hacer una lectura diferentes en las grandes circunscripciones frente a las pequeñas. Se puede optar por aglutinar beneficio y Madrid es el ejemplo clásico donde Más Madrid y Podemos sacaron 150.000 votos más» por separado en las ultimas elecciones autonómicas de 2021. «Depende del tamaño del municipio. Este es el primer elemento» que fijaría en las cinco o seis grandes ciudades españolas (Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Zaragoza y Valladolid) los escenarios en que la concurrencia por separado sería rentable. 

Una hipótesis que no es descartable para Ferrándiz, para quien «el escenario es tan variable que no permite ni verdades ni mentiras absolutas». «Es verdad que en las grandes circunscripciones puede suceder que la separación de las dos fuerzas haga que las dos sumen, pero en aquellas donde se elijan menos de cinco diputados, tienen más opciones de quedarse fuera y Podemos sería el ultimo», asegura.

El matiz de Michavila es que «el tamaño medio de las circunscripciones es de seis escaños. Que alguien pretenda hacer creer que la división beneficia a la izquierda, no se corresponde con la realidad». La única opción es la ‘fórmula Errejón’: que Podemos y Sumar llegaran a un acuerdo para presentarse por separado en esas cinco o seis circunscripciones de mayor tamaño y renunciaran a hacerlo en el resto. Pero también esto tienen riesgos, porque «a Errejón no le salió bien», según Andrés Medina, ya que «la suma de la izquierda es una condición de posibilidad. Lo tienen muy complicado». Y añade Ferrándiz: «Las matemáticas son diferentes a la política. El elector también es emocional y se fija en el comportamiento y el cálculo de sus líderes». 

Yolanda Díaz e Irene Montero en los pasillos del Congreso. | Europa Press

El «desastre» andaluz

No obstante, para Monge hay otros argumentos en contra de la unidad. El segundo es que exista un movimiento de ilusión que desplace el ruido y las luchas cainitas. «La unidad puede ser contraproducente. En Andalucía, ir con una única papeleta dio un resultado desastroso porque, en lugar de un movimiento de ilusión, se llegó a un acuerdo de última hora que transmitía al votante la necesidad de un pacto para evitar que la ley electoral les penalizara». La suma restó, al igual que el «pacto de los botellines» entre Podemos e Izquierda Unida en 2016, cuya alianza se dejó un millón de votos respecto a los resultados de ambas formaciones por separado en 2015.

A este argumento se le suma un tercero: la posibilidad de que haya vetos cruzados entre Podemos y Sumar. «Tenemos que ir viendo cómo evolucionan las encuestas, pero ahora el electorado de Podemos no es el mismo que el de Sumar. Yolanda es el ala posibilista, el perfil de Podemos es más combativo y la unidad podría ahuyentar a una parte de sus respectivos votantes, que jamás votarían a la otra opción». 

De hecho, esas diferencias se plasmarán en las urnas el 28-M, en unas elecciones municipales y autonómicas en las que Podemos podría convertirse en extraparlamentario tanto en la Asamblea de Madrid como en las Cortes valencianas, mientras que los aliados y socios de Yolanda Díaz que se integrarán en Sumar (Más Madrid, En Comú y Compromís) revalidarán o resistirán en sus resultados. La imagen de la derrota al día siguiente de los comicios «tendrá un efecto amplificador. Todo va a depender del 28-M», explica Michavila señalando a la Comunidad Valenciana como joya de la corona. «Si la izquierda pierde la Comunidad Valenciana y Ayuso logra mayoría absoluta en Madrid, el PSOE tendrá poco que hacer para las generales». En ese caso, las matemáticas y la política irán de la mano. Sea como fuere, pese al triunfalismo del Gobierno, no hay opción buena para el PSOE: si hay suma, la unidad resta al bloque de izquierdas; si no la hay, será Sumar quien reste al PSOE.

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