Las incógnitas sobre la fidelidad de los votantes de Podemos preocupan a la cúpula 'morada'
Los sondeos reflejan escenarios electorales que ponen en duda la capacidad de Podemos de retener a la mayoría de sus votantes de 2019
Irene Montero con Alejandra Jacinto y Yolanda Díaz el Primero de Mayo en Madrid. | Europa Press
Una de las incógnitas, tal vez la principal, sobre el futuro de Podemos en las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo atañe a la fidelidad de sus votantes. No es algo baladí, puesto que todos en el partido morado asumen que están experimentando una fase de contracción electoral, que arrancó en 2019 y sigue afectando a la formación. La prioridad es entrar en las instituciones públicas en territorios claves como Madrid y Valencia, e intentar aguantar en Extremadura, Canarias o Baleares. Pero el problema que están analizando en el cuartel general del partido es el grado de implicación y de fidelidad de todos aquellos que en 2019 se decantaron por la formación de Pablo Iglesias e Irene Montero.
Si alrededor del 70% de los que pusieron en las urnas la papeleta de Podemos en 2019 lo volvieran a hacer el 28 de mayo, entonces el partido de Montero y Ione Belarra tendría cierta esperanza de salvar los muebles. Sin embargo, sobre ese porcentaje, que circula en algunos sondeos publicados recientemente, sobrevuelan ciertas dudas. Medir la fidelidad de voto a Podemos alrededor del 70%, en un momento de choque con otras formaciones alternativas, desde el PSOE hasta los aliados de Sumar, es un cálculo de difícil ejecución. Lo cierto es que, no obstante, ubicar por debajo del 50% esta fidelidad electoral condenaría sin ambages a Podemos a un papel extraparlamentario.
Fuentes de Unidas Podemos indican que hay una alianza entre IU y Podemos que aguanta en algunos territorios, pero que parece destinada a disolverse a partir del 29 de mayo. Sostienen que el grueso de sus votantes les ha dejado tirados. En Madrid, por ejemplo, fuentes de Podemos señalan que incluso en sus enclaves históricos de Vallecas se percibe desafección. «Aquí ya va fuerte Vox», zanjan. En el ámbito autonómico madrileño, también en Izquierda Unida se percibe cierta preocupación sobre lo que ocurrirá el 28 de mayo. Y también en ese caso la idea de la desafección de los votantes de los años 2015 y 2019 ocupa más de una charla entre dirigentes y militantes.
Trasvase de votos a Más Madrid
Algunos sostienen que Podemos ya no es capaz de atraer a nuevos votantes. En Madrid, por ejemplo, la sensación de trasvase a Más Madrid es creciente. «Ahí se está moviendo mucho el voto, y el que más recoge es Más Madrid«, sostienen desde IU. En la cúpula morada, en cambio, sí creen que las posiciones feministas queer de Irene Montero son rentables entre los más jóvenes, y aplauden los movimientos que está dando en la campaña la candidata Alejandra Jacinto. Es la cabeza de lista por la Comunidad de Madrid y según varias fuentes del partido morado, su presencia en los debates televisados de momento es satisfactoria.
Uno de los termómetros a los que se agarran los políticos que están en primera línea de fuego es la presencia de los simpatizantes en los mítines de sus líderes. Y la sensación compartida en la formación morada es que acude en general «poca gente». Unas decenas de personas, tal vez un centenar, poco más. «Es cierto que los mítines no son determinantes», analizan desde el propio partido morado, aunque todos saben que sigue siendo un medidor útil a la hora de entender el grado de entusiasmo que despiertan entre los suyos. También en ese caso lo cierto es que las formaciones que pugnan con Podemos, aupadas por Yolanda Díaz, suelen tener más presencia pública e interés. En la derecha también se aprecia más presencia y entusiasmo en los mitines de sus referentes políticos.
En 2021, Iglesias decidió dejar su cargo en el Gobierno de Sánchez para presentarse como cabeza de lista en las elecciones de Madrid. Obtuvo un 7,1% de votos. Es por lo tanto evidente que, en este caso, si los morados logran que menos de la mitad de sus votantes de 2021 decidan repetir su voto, las cifras no darían para superar la barrera del 5%. Si, en cambio, ese porcentaje supera el 50% de los votantes de hace dos años, tal vez queda esperanza. A eso se agarran los dirigentes de la cúpula morada, que están enfocando su campaña alrededor de la defensa del «ruido» como la demostración de que ellos son la verdadera izquierda, y de paso, en señalar a Yolanda Díaz y sus demás aliados como los colaboracionistas de la «derecha mediática».
