THE OBJECTIVE
ELECCIONES MUNICIPALES Y AUTONÓMICAS

Sánchez busca salvar los muebles en su primer duelo electoral contra Feijóo con un PP al alza

El Gobierno llega a los comicios dando síntomas de agotamiento mientras los ‘populares’ quieren salir del 28-M con su primera victoria nacional desde 2015

Sánchez busca salvar los muebles en su primer duelo electoral contra Feijóo con un PP al alza

Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez en un debate en el Senado. | EP

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, medirán sus fuerzas en su primer duelo electoral desde el ascenso del nuevo presidente del PP en abril de 2022 y a seis meses de las elecciones generales. El empeño de ambos de nacionalizar la campaña municipal y autonómica, en un intento de considerarlo una primera vuelta de la batalla electoral nacional y un plebiscito sobre el jefe del Ejecutivo, tendrá este domingo la respuesta de las urnas ante lo acertado o erróneo de sus estrategias.

Con la promesa de «derogar el sanchismo», el PP de Feijóo afronta esta cita del 28-M con el optimismo que le permiten los trackings internos al alza en todos los territorios, y con la confianza de ganar holgadamente las municipales, según sus pronósticos, por medio millón de votos de ventaja. Por contra, el Gobierno de Pedro Sánchez da síntomas de agotamiento, tanto durante los 15 días de campaña como en sus limitaciones aspiraciones

En una contienda en la que concurren a las urnas 12 comunidades autónomas, nueve de ellas gobernadas por el PSOE, el PP aspira a ganar mientras el PSOE se conformar con empatar y salvar los muebles manteniendo el máximo de su poder territorial. Sin embargo, la «tormenta perfecta» en la que se ha convertido la campaña electoral, desde el coste de la incorporación de condenados por terrorismo en las listas de EH Bildu, socio preferente del Ejecutivo, al goteo de casos de compra de votos en una cascada de localidades, la detención de varios candidatos socialistas y la investigación sobre el número 3 del PSOE andaluz en el secuestro de la concejal de Maracena, en Granada, ha provocado que el PSOE haya visto mermadas sus expectativas

Derrota segura del PSOE: La Rioja y Baleares

Los socialistas dan por perdidas ya dos comunidades autónomas: La Rioja y Baleares; y ven probable que haya vuelco en favor del PP en Aragón y la Comunidad Valenciana, la joya de la corona del 28-M. Pese a que los sondeos internos socialistas pronostican una ventaja en escaños del bloque de la izquierda sobre la derecha, los acontecimientos de las ultimas horas han provocado el temor creciente a un efecto de ultimo minuto. «Al final, el problema no lo vamos a tener en Madrid, sino en la Comunidad Valenciana», donde el PP ha ido subiendo paulatinamente y con fuerza en Valencia capital y Alicante, mientras que el PSOE sólo mantiene su superioridad en Castellón. 

Respecto al resto de comunidades, la tranquilidad se concentra en dos comunidades: Castilla-La Mancha y Extremadura. En la primera confían los socialistas en mantener la mayoría absoluta con un resultado en torno al 47% de voto y los 19 escaños para Emiliano García Page; y en el caso de Guillermo Fernández Vara, con 31-32 escaños en sus ultimas estimaciones, aspira a gobernar con mayoría simple y en solitario con el apoyo externo de Podemos, de quien sólo necesitarían un diputado para lograr la investidura. 

Los temores del Gobierno socialista se concentran, por tanto, en resistir en Valencia y en dos plazas muy simbólicas: Sevilla y Barcelona. La capital hispalense es el mayor municipio en el que gobierna el PSOE en toda España y podría convertirse en la última aldea gala de Andalucía, donde el PSOE descuenta su derrota en siete de ocho capitales de provincia; en Barcelona, Sánchez pretende compensar su descapitalización en los núcleos urbanos de mayor tamaño del resto del mapa y confirmar su apuesta por Cataluña como principal bastión y granero de votos. El PSOE lo fía todo a la victoria de Jaume Collboni, antesala de su investidura como alcalde con el apoyo de Ada Colau, que «no podrá negarle su apoyo como hizo Collboni hace cuatro años», explican desde Ferraz. 

Para el PP de Feijóo ha sido una campaña electoral sin contratiempos ni traspiés. El escenario que quería Génova hace 15 días. El debate político se centró la primera semana en Bildu por la inclusión de 44 condenados por terrorismo en las listas electorales de la izquierda abertzale, una circunstancia que el PP aprovechó para reclamar tres cosas: que los siete candidatos de Bildu con delitos de sangre presentasen su renuncia ante la Junta Electoral, que se retirasen de las listas los otros 37 candidatos que habían pertenecido a ETA y que Sánchez rompiese con Bildu y se comprometiese a no pactar con ellos tras el 28-M. Ninguna de ellas se produjo y eso reafirmó al electorado del PP.

El PSOE intentó desactivar la estrategia de los populares aventando las contradicciones entre Feijóo e Isabel Díaz Ayuso sobre la ilegalización de Bildu. Los asesores jurídicos de Génova dejaron claro que esta opción no es posible con la ley electoral y de partidos políticos en la mano, pero la presidenta madrileña insistió en que, al menos, se llevase el debate al Parlamento. En realidad, Feijóo dio vía libre a Ayuso para que polarizase la ilegalización de Bildu porque la dirigente madrileña necesita a votantes de Vox para alcanzar la mayoría absoluta.

La segunda semana de la campaña ha sido un goteo de escándalos sobre la supuesta compra de votos por correo a cargo de candidatos del PSOE o socios de gobierno, como Coalición por Melilla (CpM) en esta ciudad autónoma, que han permitido a los populares ver desde la barrera cómo se achicharraban sus rivales sin remedio. De la treintena de detenidos por toda la geografía española, ninguno ha sido del PP pese a que los socialistas presentaron casi una quincena de denuncias para intentar equilibrar la balanza del desprestigio.

Así las cosas, los trackings internos de los últimos días no han parado de mostrar al alza a los populares en aquellas ciudades y territorios en los que iban por detrás del PSOE o no alcanzaban la mayoría absoluta. Feijóo se ha marcado como primer objetivo el recuperar la condición de primera fuerza política en unas elecciones de carácter nacional. Algo que no ocurre desde las municipales y autonómicas de 2015. Hace cuatro años, el PSOE sacó una ventaja de 1,5 millones de papeletas. En las locales ganaron por siete puntos y 2.000 concejales. En las regionales, por cinco puntos… sin que el PP ganase numéricamente en ninguna comunidad autónoma. Al final, Ayuso y el murciano Fernando López-Miras pudieron gobernar gracias a Ciudadanos pese a haber quedado segundos.

En Génova se espera ahora darle la vuelta a la tortilla y vencer por cuatro o cinco puntos, lo que supondría adelantar a los socialistas en un millón de votos y preparar el trampolín para las generales de diciembre. Para este 28-M se ve clara la mayoría absoluta en la Comunidad de Madrid, la Región de Murcia, Madrid capital y Málaga. En territorios como la Comunidad Valenciana, Aragón, Baleares, La Rioja o Cantabria se espera superar al PSOE y contar con el apoyo de Vox, bien en forma de pacto de gobierno o desde fuera. Una situación que se podría dar en grandes ciudades como Sevilla -donde el PP nunca ha gobernado al mismo tiempo que la Junta de Andalucía-, Valencia o Zaragoza.

El equipo de Feijóo también espera que el PSOE pierda el poder en las Islas Canarias, aunque es muy posible que Coalición Canaria quede por delante de los populares. Y luego está la incógnita de Castilla La Mancha y Extremadura, dos feudos históricos del PSOE y donde el escrutinio estará muy ajustado, insisten en el PP. En los últimos días se ve más factible en Génova el vuelco en la segunda región al constatar que Vara da signos de cansancio.

El barón socialista suspendió tres días la campaña por el incendio en Las Hurdes sin que hubiese víctimas mortales, organizó a la misma hora que la vuelta del Real Madrid en la Champions un atípico debate televisivo con 10 candidatos -siete de los cuales eran fuerzas extraparlamentarias- y el último día de campaña anunció que serían sus últimas elecciones. «Reitera la idea de agotamiento y fin de ciclo», subrayan desde Génova.

Más difícil lo tendrá el popular Francisco Núñez en Castilla La Mancha para derrotar a un Page que no ha tenido inconveniente en desmarcarse de Sánchez en público y que se ha erigido en el estandarte del llamado PSOE histórico, al que no le gustan los acuerdos con Bildu y otras formaciones independentistas.

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