THE OBJECTIVE
Elecciones 28-M

La «hecatombe» desencaja al PSOE y empuja a Sánchez a poner un cortafuegos y «hacer algo» 

El tsunami electoral hunde la moral del PSOE que pierde siete de sus nueve feudos. El barón más antisanchista, Emiliano García Page, sale reforzado manteniendo su mayoría absoluta

La «hecatombe» desencaja al PSOE y empuja a Sánchez a poner un cortafuegos y «hacer algo» 

La portavoz del PSOE y ministra de Educación y Formación Profesional, Pilar Alegría. | Flickr PSOE

Los síntomas eran inequívocos desde el viernes pero tanto el Gobierno como el partido se resistían a asumir la realidad. Cuando en la noche de este domingo entraban los ministros y responsables del Comité Electoral del partido, la palabra «tranquilidad» salía de sus labios pero sus ojos reflejaban pánico. El mismo estado de ánimo que empezaron a verbalizar a THE OBJECTIVE dirigentes socialistas el mismo día del cierre de campaña, tras el dominó de casos de compra de votos, entonaban ayer sin pudor el más temido veredicto: «Es una hecatombe». Una catástrofe electoral que convirtió en un erial la sede del PSOE, con los ministros y portavoces recluidos en la planta cuarta, y un Pedro Sánchez desaparecido que se recluyó en Moncloa para no asumir personalmente el resultado.

La desaparición de Sánchez provocó indignación entre los muchos barones que dejarán de serlo por la derrota sin paliativos de este 28-M. La pérdida de la Comunidad Valenciana, Extremadura, Canarias, La Rioja, Baleares, Aragón y Cantabria ha motivado que empiece a aflorar la crítica por la nacionalización de la campaña que se ha hecho desde el Palacio de La Moncloa, volviendo a centralizar la estrategia de campaña. Por eso, la victoria de Emiliano García Page en Castilla-La Mancha cobra mas sentido, no sólo por mantener la mayoría absoluta cuando el PSOE se convierte en un páramo a nivel territorial, sino porque su liderazgo sale reforzado internamente de cara al futuro. Lectura aparte merece que sea el barón más antisanchista del PSOE, el único que se atrevió a decirle a Sánchez en Puertollano «Con Bildu, ni a la vuelta de la esquina», el único que coseche buenos resultados.

Frente a ese hecho aislado, un tsunami electoral que se evidencia con crudeza también en el plano municipal donde el PP aventaja al PSOE en 760.000 votos y le arrebata su bastión mas simbólico, Sevilla, mientras se desangra en Andalucía al mantener sólo una de las 8 capitales de provincia, Jaén. El PSOE no consigue conquistar el Ayuntamiento de Barcelona, situándose el candidato el PSC, Jaume Collboni, en segunda posición; y pierden también en Palma de Mallorca, Valencia, Toledo, Valladolid, Albacete, Ciudad Real, Castellón, provocando que las tres provincias de la Comunidad Valenciana caigan del lado del PP. 

Sin sorpasso en Madrid

Es relevante el caso de Madrid, donde el PSOE mejoró notablemente resultados pero no logró recuperar hegemonía de la izquierda con la segunda plaza. Si la candidata al Ayuntamiento, Reyes Maroto, subió de ocho a 11 concejales, el de la Comunidad de Madrid, Juan Lobato, escaló de los 24 a los 27. «Se veía venir», explicaron a este diario fuentes del PSOE de Madrid cuando se confirmó la cascada de derrotas en el cinturón rojo y otros territorios históricos socialistas: Móstoles, Alcorcón, Leganés, Alcalá de Henares, Arganda, Galapagar, San Martín de Valdeiglesias, Pinto… «Prácticamente todo, nos han barrido», a excepción de Fuenlabrada, Parla y Getafe. 

Otro hecho de gran simbolismo es que el PSOE rebaja su fuerza municipal pasando de 22 capitales de provincia a tan sólo ocho: La Coruña, Lugo, Soria, León, Las Palmas, Jaén y Tarragona. Con un dato muy elocuente: el municipio de mayor tamaño que gobierna el PSOE pasa de ser la ciudad de Sevilla (688.000 habitantes), a Las Palmas de Gran Canaria, con la mitad de población (370.000 habitantes). 

El Apocalipsis electoral

Un escenario apocalíptico que se resistían a reconocer desde el núcleo duro del presidente del Gobierno y secretario general del PSOE en la recta final de esta batalla electoral. Desde la primera semana de campaña, Moncloa y Ferraz negaron que la irrupción de Bildu tuviera efectos en sus trackings. No era cierto. Se dejaron varios puntos en intención directa y remontaron levemente sin haber logrado taponar totalmente la herida. El festival de la última semana de campaña, con el carrusel de casos de compras de voto y el levantamiento del sumario del Caso Maracena que señala al numero 2 del PSOE andaluz, Noel López, fue sólo la puntilla. 

Como admite un miembro de la dirección federal del PSOE a THE OBJECTIVE, «ya el viernes sabíamos que el PP nos sacaría más de medio millón de votos, pero esto es demasiado». El baño de realidad se admite también en público. Al filo de la medianoche, la portavoz de la Ejecutiva, Pilar Alegría, compareció para «reconocer la derrota del PSOE en estas municipales y autonómicas y felicitar al PP. Es un mal resultado, no es el que esperábamos, no lo vamos a ocultar». Una debacle que atribuyen a «una movilización progresista que, es evidente, no se ha producido» y que requiere de «una reflexión en los próximos meses (…) Recogemos el guante, entendemos el mensaje y nos ponemos a trabajar con más intensidad», solemnizó en tono fúnebre Alegría. 

«Sánchez tiene que hacer algo ya»

No hubo preguntas, apenas una declaración de dos minutos en la víspera de la Comisión Ejecutiva Federal que se reunirá este mismo lunes en Ferraz con Pedro Sánchez a la cabeza. Pasadas las 12 de la noche, algunos en Ferraz ya anticipaban el debate que se abrirá este lunes en el cuartel general socialista: «Sánchez tiene que hacer algo ya. Así no podemos ir a las generales en seis meses». Con el fantasma de un cambio de ciclo sobrevolando en el aire, los socialistas recelan de que exista un muro capaz de resistir incólume ante la llegada de un nuevo tsunami, pero «tampoco podemos quedarnos cruzados de brazos» ni está en la naturaleza del presidente Sánchez hacerlo. 

El partido espera acciones contundentes y sospechan que Sánchez tirará de viejos hábitos: una crisis de Gobierno. Recuerdan el terremoto de la crisis de gobierno de julio de 2021, que forzó la caída de Carmen Calvo, Iván Redondo y José Luis Ábalos, tras la debacle en Madrid de mayo; y la remodelación del PSOE, con la salida de Adriana Lastra, Héctor Gómez y Felipe Sicilia, tras el hundimiento de las andaluzas del 19-J de 2022. «Hay que soltar lastre», exigen algunos sin descartar ninguna opción, tampoco la salida de los miembros de Podemos del Consejo de Ministros, ni la de los intocables responsables de carteras que han quedado en entredicho en los últimos meses: Pilar Llop, Marlaska, Isabel Rodríguez… Hay que actuar para cambiar la tendencia inédita que se ha registrado en todo el mapa. Cumpliendo con la tradición, las municipales anticiparon un cambio de ciclo y no permitieron dudas, muy lejos del pronóstico del Gobierno que confiaba en quedar en tablas, empatar el partido, para a la segunda vuelta en diciembre en igualdad de condiciones. El escenario ha virado 180 grados. 

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