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Política

El PP intentará retrasar sus pactos con Vox para no dar ventaja a Pedro Sánchez antes del 23-J

Feijóo pretende enfriar los acuerdos electorales con Abascal que salgan de los comicios de este 28-M para no condicionar la campaña de las generales

El PP intentará retrasar sus pactos con Vox para no dar ventaja a Pedro Sánchez antes del 23-J

Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal conversan durante el último desfile del 12 de octubre. | Foto: Rodrigo Jiménez (EFE)

El equipo de campaña del Partido Popular quiere enfriar los pactos electorales con Vox que salgan de los comicios de este 28-M para no condicionar la próxima campaña de las generales del 23 de julio, según ha podido saber THE OBJECTIVE por fuentes de ambas formaciones. Así se busca desactivar uno de los motivos que han llevado a Pedro Sánchez al adelanto de los comicios: la activación de nuevo de la «alerta antifascista» a fin de movilizar al electorado de la izquierda.

La estrategia parte de Génova -a quien las urnas han otorgado una mayor fuerza negociadora-, pero también es asumida desde Bambú, ya que no hay prisa por llegar a un acuerdo en las seis regiones en las que la derecha habrá de pactar. La dirección nacional del PP alargará todo lo que pueda la formación de gobiernos, aunque en alguna autonomía y ciudad será inevitable antes de las generales, mientras que los prebostes de Vox admiten que el anuncio del presidente del Gobierno «dificulta» la conformación de ejecutivos regionales y pactos municipales: «No podremos estar centrados en lo que nos gustaría», reconocen ante la cercanía del 23-J.

La Comunidad Valenciana y las Islas Baleares son las autonomías donde Vox tiene una mayor capacidad de negociación: Carlos Flores Juberías y Jorge Campos apuntan a la vicepresidencia y varias consejerías. Por otro lado, el apoyo externo a un Ejecutivo popular, a través de un pacto de investidura con medidas concretas, parece ser la fórmula lógica para Aragón, Cantabria y Extremadura y Murcia, donde el reparto de fuerzas en la derecha está más desnivelado.

La investidura extremeña, después del 23-J

En Extremadura, por ejemplo, la sesión constitutiva de la Asamblea tiene que celebrarse en una fecha no posterior a los 30 días desde las elecciones. Es decir, el 27 de junio como muy tarde. Después, la presidencia de la Cámara deberá proponer a un candidato para presidir la Junta en un plazo máximo de 15 días desde la constitución del Parlamento. Por lo tanto, el 12 de julio se perfila como la fecha límite.

Tras ello, la previsible candidata, María Guardiola, deberá presentar su programa como máximo 15 días después de ser designada, por lo que la fecha tope a la que se agarrará el PP es el 27 de julio, cuatro días después de las generales y sin la presión política que hay ahora. Tras el debate de investidura, se vota en primera votación y si no se llegase a ese umbral, habría otra votación 48 horas después, donde ya solo bastaría la mayoría simple.

En esta región, las relaciones entre PP y Vox están más dinamitadas. Durante la campaña, Guardiola aseveró en varias ocasiones que no pactaría con Ángel Pelayo. A ella se ha dirigido Santiago Abascal este lunes, instándola a «hablar con su propio partido, que ha dicho que no gobernaría donde no es la lista más votada». «Según sus palabras, renuncian a gobernar Extremadura», ironizó el líder de Vox.

En Aragón el plazo es aún más amplio. Jorge Azcón tendrá dos meses de margen para formar gobierno desde la constitución de las Cortes, previstas para el 23 de julio, por lo que tiene hasta el 23 de agosto para suceder a Javier Lambán. En Murcia, sin embargo, todo apunta a que Fernando López Miras pisará el acelerador al máximo para no depender de Vox. Hay que tener en cuenta que los populares suman más que toda la izquierda y que rozaron la mayoría absoluta con 21 escaños, a dos del citado umbral, por lo que los nueve representantes del partido de Abascal tienen un margen de maniobra más limitado.

López Miras ha dejado claro en campaña, y en la misma noche electoral, que quiere gobernar en solitario con el apoyo externo de Vox, siguiendo el modelo de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid en la legislatura recién concluida. Para ello, ha colocado la constitución de la Asamblea murciana el 12 de junio, cinco días antes de la formación de los ayuntamientos, para evitar que una cosa condicionase la otra, como ocurrió en 2019.

Es muy probable que el PP imponga a Vox su candidato a presidente de la Cámara. Además, López Miras podría hacer su discurso de investidura casi de inmediato, en los últimos días de junio o primeros de julio, pues no es necesaria una ronda previa de consultas con los portavoces de los grupos, y forzar así al partido de Abascal al trágala… so pena de que luego Vox se viese perjudicado electoralmente en los comicios del 23-J.

Eso sí, el barón popular tiene que resolver la situación electoral que se ha creado en Cartagena, donde el PP necesita imperiosamente los cuatro apoyos de Vox para gobernar la segunda ciudad murciana. De ahí que la formación de Feijóo podría ofrecer a los representantes de Abascal un acuerdo de gobierno, que sirviese a estos últimos para defender ante su electorado que han tocado poder en esta comunidad autónoma.

En cuanto a la Comunidad Valenciana, el calendario es el más delicado para el PP y Vox. Las Cortes valencianas se constituyen el 26 de junio. Ese día se decidirá la conformación de la Mesa y la Presidencia de la Cámara. Y a partir de ese momento, se iría a un plazo «de unos 15 o 20 días» para la posible investidura de Carlos Mazón, según admiten fuentes populares en esta comunidad autónoma, por lo que se corre el riesgo de que caiga en plena campaña electoral de las generales.

Para los municipios, la situación es distinta, ya que el PP parte con la ventaja de ser la primera fuerza allí donde necesita a Vox. Y para tumbar a un candidato vencedor se necesita conformar una mayoría absoluta en contra. Algo inviable para la formación de Abascal, ya que le obligaría a un pacto contra natura con la izquierda.

Por eso, la candidata del PP por Valencia, María José Catalá, se mostró «muy tranquila» este lunes a la pregunta de si había posibilidades de llegar a pactos con Vox para gobernar. En este sentido, recordó que al haber sido el partido más votado, los populares pueden alcanzar la alcaldía «sin necesidad de unos preacuerdos» antes del 17 de junio y luego buscar acuerdos «puntuales» con los representantes de Vox para poder aprobar los presupuestos y sacar las ordenanzas. Esta fórmula es la que Génova aplicará también en Zaragoza, Cáceres y Sevilla, por poner tres ejemplos.

El deshielo de los líderes de PP y Vox

Así pues, las negociaciones se modularán en función de cada territorio y se intentará que vayan para largo. Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal, que llevaban meses sin hablar, conversaron telefónicamente este pasado lunes por la mañana para felicitarse por los resultados cosechados. Es el primer paso de un deshielo que seguirá en los próximos días, cuando ambos dirigentes se verán con el fin de empezar a empezar a dibujar el escenario postelectoral.

De momento, el choque de posiciones es evidente. El expresidente gallego insiste en ofrecer al PSOE que gobierne la lista más votada en comunidades autónomas y grandes ciudades, mientras que el político vasco mantiene su «mano tendida» al PP, al que insta a decidir «si está dispuesto a una alternativa o va a optar por otro camino». Y es que, tal y como ha repetido durante la campaña, «no basta con echar a los socialistas del poder, sino que hay que derogar sus políticas».

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