Sánchez busca ya discretamente un «líder de consenso» que dirija el PSOE tras el 23-J
El presidente del Gobierno da por segura la victoria del PP y trata de evitar la venganza de sus detractores en el partido
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se mueve en una doble pantalla: la ficción y la realidad. En la primera, propone debates electorales con la intención de marcar la agenda, de rellenar los huecos que deja Alberto Núñez Feijóo para desviar la atención con metas volantes que distraigan a propios y extraños de su verdadera ocupación. Es aquí donde entra en juego la realidad.
Según ha podido saber THE OBJECTIVE, el secretario general del PSOE ha encendido las alarmas de emergencia en el partido ante la previsión de una derrota el 23-J, activando los movimientos previos de preparación de un congreso extraordinario. No sólo frenando la salida de figuras clave que pilotarán el proceso, como el extremeño Guillermo Fernandez Vara, sino también para buscar un «líder de consenso» que evite que la organización «se vuelva a abrir en canal» tras la posible debacle que certificará la muerte del sanchismo.
Fuentes socialistas consultadas por THE OBJECTIVE hablan de movimientos soterrados, irreconocibles por la cúpula del Gobierno y el partido, en tanto en cuanto sería admitir el escenario de una nueva hecatombe en las próximas elecciones generales. Pero las maniobras existen, y se encaminan a sondear a las diferentes facciones del PSOE para ir preparando el terreno, forjando un liderazgo «de unidad» en aras de la «responsabilidad» exigible. Se trata de una moneda de dos caras: «Intentar que el partido quede en las manos adecuadas» y evitar que los ‘represaliados del sanchismo’ se lancen a ajustar cuentas con él en el momento del entierro.
La gestora: «No es lo mismo Guillermo que Emiliano»
Por ese motivo, hay pocas dudas en torno a que «Pedro Sánchez será candidato». Según las fuentes socialistas consultadas, porque «tiene la responsabilidad de pilotar este proceso», la voluntad de dejar «encarrilado» el PSOE por el carril correcto y contener al mismo tiempo a los críticos. «No es lo mismo que el presidente de la gestora sea Emiliano que Guillermo», explican desde los territorios en referencia a la petición de Sánchez a Vara de «aguantar» hasta después del 23-J, para que su «figura de autoridad» se imponga y sea quien lleve las riendas del órgano extraordinario. Porque eso supondría que hereden el PSOE los enemigos de Sánchez, agazapados desde hace meses y hasta años con el deseo de cobrarse las facturas pendientes.
Quienes revelan estos movimientos hablan de un Pedro Sánchez abatido, consciente del pésimo resultado y de sus prácticamente nulas opciones de victoria el 23-J, como evidenció en su mensaje interno a la Ejecutiva del pasado lunes. Y acusan incluso el temor de Moncloa y Ferraz de rebasar el suelo electoral que el propio Sánchez hundió en 2016 hasta los 85 escaños. Por eso, el presidente evitó comparecer para explicar el resultado electoral del 28-M y sigue sin hacerlo desde hace ya nueve días. Porque el relato de ficción sobre el conocimiento de la realidad electoral es harto difícil. Son muchos los que reconocen abiertamente que «barones y alcaldes han resistido pero Pedro no lo hará». El componente antisanchista está fuerte y con dos meses de margen tras la disolución de las Cortes como golpe de efecto no da tiempo a que se borre.
Feijóo, al borde de la absoluta
La onda expansiva del 28-M vendrá amplificada, prevén en el PSOE, sin descartar incluso el escenario de que el PP no necesite a Vox para gobernar y se pueda apoyar simplemente en el PNV y CC, con quienes ya negocia en Canarias para un gobierno alternativo a Ángel Víctor Torres. Y esto motiva esta operación. «Todos tendrán que ser responsables», explican desde el PSOE con relativa satisfacción. La alternativa es el caos, la rebelión y el páramo socialista, «peor incluso que cuando se fue Zapatero» porque todo en Sánchez ha sido superlativo y también lo será su final.
Fiel a su naturaleza, Pedro Sánchez quiere anticiparse para dejar fuera de juego a quienes preparan la sublevación alentados por los históricos del partido, que preparan la petición del Congreso extraordinario desde la misma noche electoral de finales de julio. Pero el adelanto de las generales era la última bala que quedaba en la culata del líder del PSOE, ya no hay más ases bajo la manga ni más conejos de la chistera, salvo los que se ideen en Moncloa para desviar la atención del cubilete electoral. Dos meses para preparar el final del sanchismo, sobre la base del mismo mantra empleado por Sánchez desde que fuera derrocado por el Comité Federal del 1 de octubre de 2016: «O yo, o el caos».
Entonces ganó contra todo pronóstico, derrumbando al Goliat del 100% PSOE en el que se ubicó todo aquel con cargo y nombre en el partido; fulminando a los barones del Comité Federal (donde sólo se mantiene Fernández Vara), y al que todavía no ha reunido para el análisis de resultados de la noche del 28-M; demostrando que el ave fénix resurgía de sus cenizas una y otra vez… La ficción se quedó corta para el Pedro Sánchez de las mil vidas que ahora prepara con sigilo su sucesión consciente de que llega el final. Esta es la realidad, sólo queda revestirlo de la épica… de la ficción.