La Policía española pone bajo la lupa la escalada violenta del 'ecoterrorismo'
El presidente francés, Emmanuel Macron, decretó esta semana la ilegalización del grupo ecologista más activo de Francia por su radicalización violenta
Activistas de Futuro Vegetal atacaron la sede del Ministerio de Justicia. | Europa Press
La escalada de acciones vandálicas en grupúsculos ecologistas en España no pasa desapercibida en las unidades de la Policía Nacional encargadas de detectar nuevas amenazas para la seguridad nacional y el orden constitucional. Desde estos departamentos se investiga desde los últimos años no solo la radicalización de grupos religiosos, sino también de activistas ecologistas y de corrientes de «ultraderecha» con el fin de evitar que deriven en organizaciones terroristas. En el caso concreto de los fundamentalistas del medioambiente, el fenómeno que preocupa se conoce como «ecoterrorismo».
El ecoterrorismo es el uso de prácticas terroristas en apoyo a causas ecologistas, medioambientales o de derechos de los animales. Si bien en España la polarización social que suele reforzar estos grupos sigue siendo mucho menor que la polarización política, y que el terrorismo de esta naturaleza se percibe como una amenaza futura y no como una realidad, los recientes actos vandálicos –desperfectos en el Museo del Prado o el lanzamiento de jugo de remolacha en la fachada del Congreso- son un indicio de que algunos grupos están dispuestos a pasar a la acción.
«Acciones de ecorradicalismo»
El futuro próximo tampoco resulta mucho más alentador. Los especialistas de la Policía sitúan este fenómeno en una tendencia global, que en España se puede acentuar con «acciones de ecorradicalismo» en la movilizaciones sindicales previstas en otoño y durante la presidencia española de la Unión Europea. También, si hay un cambio de Gobierno de centroderecha, con Alberto Núñez Feijóo al frente, que relegue las políticas ecologistas o que apueste, por ejemplo, por alargar la vida de las centrales nucleares, como ya han apuntado distintos dirigentes del PP.
A diferencia de lo que comúnmente se suele asociar a «ultraizquierda» o «ultraderecha» en la conversación pública y medios de comunicación, para los especialistas en la Policía estas categorías se circunscriben a aquellos grupos que promueven la violencia y que consideran que el fin justifica los medios, incluso si estos medios vulneran la legalidad. De algún modo, ni siquiera las corrientes más maximalistas de partidos con representación parlamentaria que se consideran «extremos» figurarían en esta definición si no emprenden de forma organizada acciones violentas.
Mayor peligro en Alemania o Francia
La función de las unidades de la Policía Nacional que se dedican a ello pasa por vigilar estos grupos de forma preventiva antes de que se conviertan en un peligro. Algunos de estos grupos solo flirtean con la violencia de baja intensidad, pero el grado de organización de algunos colectivos ecologistas en Francia o Alemania obligan a las autoridades españolas a no bajar la guardia.
En esta línea, algunos de los colectivos de los que se hace seguimiento son Futuro Vegetal o Rebelión Científica. Militantes de Futuro Vegetal lanzaron el pasado abril pintura negra o roja en la fachada de una sucursal de CaixaBank en Madrid y utilizaron extintores de incendios en protesta por las inversiones de este banco en la ganadería, a quien consideran de ser responsable de la «emergencia climática actual». También son los responsables del asalto en el cuadro de ‘Las Majas’, de Francisco de Goya, en del Museo del Prado en 2022.
Por su parte, Rebelión Científica es el grupo de científicos que lanzó pintura biodegradable en las escalinatas de la entrada del Congreso en marzo de 2023 en protesta por la «inacción climática». Ambos colaboran con otras entidades para movilizarse en favor de la «soberanía energética» y otras cuestiones. Una de las últimas movilizaciones tuvo lugar a mitades de mayo en Madrid.
Fuera de España, este problema adquiere mayores dimensiones. Países como Alemania, donde la sensibilización por el medioambiente está más arraigada, hay grupos que incluso especulan con parar los procesos democráticos (los Parlamentos o incluso las elecciones) porque consideran que la emergencia climática obliga a tomar decisiones draconianas.
Macron ilegaliza el grupo ecologista más activo
Precisamente este miércoles el presidente de la República francesa, Emmanuel Macron, ha decretado la ilegalización de Les Soulèvements de la Terre (las revueltas de la tierra, en castellano), considerado el movimiento ecologista más activo en el país. Se trata de una plataforma nacida en 2021 que aglutina a centenares de organizaciones y que ha promovido las últimas grandes manifestaciones contra infraestructuras clave para Francia, como son los grandes embalses o las nuevas líneas ferroviarias.
Algunas de estas manifestaciones han terminado con desórdenes públicos importantes y el ministro del Interior, Gérald Darmanin, los tenía en el punto de mira por su escalada violenta. A este respecto, el decreto aprobado por el Ejecutivo galo destaca que «con la excusa de defender la preservación del medioambiente, este movimiento incita a cometer sabotajes y degradaciones materiales, incluso mediante la violencia».
‘Soft power’ a su favor
A pesar de las diferencias con Francia, el Ministerio de Interior, que dirige Fernando Grande-Marlaska, está informado de las investigaciones en este campo y desde el departamento comparten información con el resto de países de la Unión Europea. Uno de los escollos que se encuentran en la Policía es que estos grupos ecologistas cuentan con un grado bastante elevado de aceptación social.
Hoy en día, se trata de un peligro potencial o contingente, pero los expertos son conscientes de que las narrativas o soft power que justifican los daños materiales no contribuye a que se mida con exactitud su peligro ni a contener su escalada.
