THE OBJECTIVE
El archivo del buitre

¿Son los 'cambios' de Suárez y González equiparables a los de Pedro Sánchez?

El presidente aludió a los exdirigentes para justificar sus numerosos incumplimientos de promesas

La hemeroteca ha estado muy presente en la línea argumental seguida por el presidente del Gobierno y candidato a la reelección, Pedro Sánchez, cuando afirmó, para justificar los numerosos incumplimientos de promesas que se le atribuyen, que «Adolfo Suárez no cumplió» su promesa de no legalizar el PCE y que «Felipe González tampoco cumplió» su promesa de sacar a España en la OTAN. 

El recurso de la historia por parte de Pedro Sánchez fue muy aplaudido por sus tertulianos y una comentarista de Atresmedia lo elogió diciendo que era positivo que Sánchez usara a Suárez y González «porque son referentes» para la extrema derecha española (No hay más que recordar con cariño los ultras que quisieron linchar a Suárez o a Felipe mientras clamaban por sus respectivas dimisiones).

En el caso de Adolfo Suárez, justo es matizar que, aunque es cierto que este se comprometió ante la cúpula militar a que el PCE no sería legalizado, él siempre aseguró que no sentía haber engañado a nadie porque, según él, dijo en septiembre-octubre de 1976 que no lo legalizaría «con los estatutos que el Partido Comunista tenía en ese momento», y justificaba su cambio de opinión en que el PCE cambió. Aunque Suárez no puede olvidar que aquella decisión casi revienta al Gobierno, pues un gran número de sus propios ministros, como Eduardo Carriles o Alfonso Osorio, consideraban que Suárez había pasado por encima de la ley vigente en ese momento, y sólo la intervención del rey Juan Carlos I pudo salvar al presidente en aquel momento.

Más interesante es el caso de Felipe González. En su caso, no se trataba de una afirmación en una reunión a puerta cerrada, sino de una promesa electoral. El Gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo había metido a España en la OTAN en el mandato 1981-1982 y el PSOE se opuso a ello, pues consideraba que una decisión así debía ser consultada con el pueblo español en referéndum. La promesa electoral de Felipe González, era, por tanto: convocar un referéndum para que se votara la permanencia o no de España en la OTAN y, en honor a la verdad, Felipe González cumplió su promesa y convocó el referéndum de 1986 en lugar de quedarse cómodamente aplicando lo ya aprobado con el argumento facilón de «fue cosa del Gobierno anterior».

Eso sí, lo que nadie se esperaba es que, al convocar el referéndum, el PSOE defendería lo contrario a lo que había votado en 1981, una vez entendió las ventajas pragmáticas para España de estar en la OTAN. Y, en un acto de oportunismo espectacular, la derecha que había apoyado la entrada en la OTAN en 1981 pasó a no hacerlo en 1986, boicoteando aquel referéndum, pensando que ganaría el ‘no’ y que con eso tumbarían a Felipe González cuando el resultado fue todo lo contrario. Felipe González quedó ratificado y toda la cúpula de la derecha española que dirigió aquella estrategia –Fraga, Verstrynge, Óscar Alzaga, José Antonio Segurado– fueron fumigados de la clase política nacional ese mismo año tras su estrategia kamikaze.

Pero el caso de la OTAN tiene un punto verdaderamente envidiable si se compara con la situación actual del PSOE de Pedro Sánchez o del PP de Núñez Feijóo, y es que antes de convocar el referéndum, el PSOE realizó una serie de debates internos (con momentos célebres, como el pulso Rodríguez de la Borbolla vs. García Santesmases en el congreso de 1984) para clarificar su posición sobre la OTAN, debates en los que la posición de Felipe González y Alfonso Guerra se impuso tras innumerables debates abiertos nada fáciles.

No da la impresión de que ninguno de los cambios políticos del presidente Pedro Sánchez haya sido acompañado de un profundo debate en órganos de discusión del partido y, más bien, parece que estos órganos tiene la misión de apoyar incondicionalmente al líder con el mismo entusiasmo cuando dice una cosa y cuando, al día siguiente, dice lo contrario.

En el caso del Partido Popular, la ausencia de cualquier foro de debate es más titánica. Núñez Feijóo dijo en El hormiguero al ser preguntado por el aborto que en el «PP no eran como Vox» (que está en contra). Esto es llamativo viniendo del partido que presentó los recursos de inconstitucionalidad contra el aborto, que seguía presentado hasta febrero de este año, o cuyos portavoces se han dedicado los últimos 30 años a repetir lo muy concienciados que estaban ellos en la defensa de la vida del no nacido.

Feijóo dijo que «acataban y respetaban» el aborto, porque «acatan y respetan las leyes vigentes». Una obviedad que parecería innecesaria; lo que quizá interesaría más es que Feijóo aclarara como hizo Felipe González durante la campaña de 1986 ese cambio de opinión. ¿En algún momento el PP realizó algún tipo de cónclave, congreso, junta o reunión para debatir o votar su posición ante los derechos del no nacido? Y, si es simplemente tactismo ante lo que creen que es una realidad social: ¿cuántas de las cosas a las que el PP se opone hoy, aprobadas por el Gobierno del PSOE con contundencia, podrán ser cosas que el PP acate pasado mañana si considera que ya es una realidad que debe «acatar y respetar»?

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