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Elecciones 23-J

La inteligencia artificial se cuela en campaña: así la usan los partidos para captar el voto

La tecnología está cada vez más presente en la planificación electoral de los partidos, aunque no está exenta de riesgos

La inteligencia artificial se cuela en campaña: así la usan los partidos para captar el voto

El Rey Felipe VI y la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, portando gafas virtuales en el Mobile World Congress. | David Zorrakino (Europa Press)

Hace unos días, Junts per Catalunya lanzó una campaña en redes sociales donde se recogían las siguientes declaraciones de Felipe VI: «Reconozco que no he adoptado la postura neutral que dicta la Constitución española. Pido perdón a todos los catalanes que perseguimos, pegamos, acusamos de terroristas, encarcelamos y empujamos al exilio. Lo siento mucho, me he equivocado».

Si estas palabras en boca del rey le han sorprendido, tiene motivos para ello pues no son reales, sino que se generaron por inteligencia artificial. El vídeo publicado por el partido independentista catalán recogía recreaciones digitales de Felipe VI, de Pedro Sánchez y de Santiago Abascal con imitaciones de sus voces compuestas gracias a esta tecnología. Es sólo un ejemplo de la creciente influencia que la inteligencia artificial va adoptando sobre las campañas electorales.

https://twitter.com/JuntsXCat/status/1677074951982010369

Big data, redes sociales y chatbots

Lo cierto es que en los últimos años el entorno digital ha venido ganando enteros en la estrategia electoral de los partidos. Trump fue uno de los primeros, con sus campañas de segmentación en Facebook, y la cosa ha ido a más desde entonces. En el caso de las elecciones generales del 23-J, además, esta clase de herramientas podrían tomar un cariz especialmente clave por la dificultad que las altas temperaturas representan para la clásica campaña de calle y mitin.

Es al menos lo que opina María del Mar Soria Ibáñez, profesora del Máster en Comunicación Política de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR). En conversación con THE OBJECTIVE, Soria señala que tanto la inteligencia artificial como las redes sociales han venido para quedarse como armas de campaña: «No son un elemento más, sino que gestionado y optimizado correctamente puede decidir el voto de la ciudadanía».

La experta apunta a que los partidos están implementando la tecnología en sus maquinarias electorales hacia tres direcciones principales. La primera consiste en monitorizar mediante big data el comportamiento de los votantes en redes sociales para analizar cuáles son sus demandas, sus comentarios y sus quejas y, en base a ello, articular un programa que responda a esas inquietudes. En segundo lugar, está la propia actividad de los partidos en redes en forma de contenidos promocionados. Aquí, apunta Soria, la estrategia cambia en función de la plataforma: en TikTok, por ejemplo, predominan los jóvenes de 18 años e incluso menores, mientras que Facebook es más transversal en cuanto a la edad. Por último, los partidos están empezando a utilizar herramientas de chat inteligente para interactuar con los ciudadanos, tanto en sus webs (el caso de Vox) como en sus cuentas de redes sociales. De esta manera, las formaciones pueden responder a demandas recurrentes de los votantes de forma automatizada.

Los peligros de la tecnología en unas elecciones

Aunque la profesora Soria Ibáñez es optimista hacia las posibilidades de este tipo de herramientas, reconoce que no están exentas de riesgos. Uno de ellos es el sesgo con el que los algoritmos que controlan las redes sociales presentan los mensajes políticos, ya que muchas veces están dirigidos a reforzar ideológicamente las convicciones previamente mostradas por el usuario. Para atajarlo, Soria recomienda apostar por la educación, sobre todo en los jóvenes, y en consumir una dieta informativa variada, consultando medios de comunicación de distintas tendencias ideológicas.

Por supuesto, el otro gran riesgo es el de la difusión de bulos o contenidos adulterados. Soria señala que esta clase de contenidos son muy virales, aunque normalmente están dirigidos hacia nichos muy pequeños. Por eso y por el hecho de que «el usuario es inteligente y sabe discernir lo real de lo falso», la profesora de la UNIR no considera que estos contenidos constituyan un «peligro notorio» en el proceso electoral. En cualquier caso, contra la amenaza de lo fake, Soria receta una mayor alfabetización digital.

Por todo ello, Soria advierte de la necesidad de regular por ley este tipo de técnicas, tal y como se está haciendo en Estados Unidos. A pesar de estos peligros, la experta considera que estas técnicas tienen grandes posibilidades. «Es cierto que podría derivar en propaganda y desinformación, pero eso queda bajo la ética de cada partido y de cada persona», señala Soria, «pero esta tecnología tiene un enorme potencial comunicativo y además capta a los jóvenes, que es el colectivo políticamente más perdido».

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