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Puigdemont ataca a la UE por no poder votar en Estrasburgo pero en junio 'pasó' de las sesiones

El eurodiputado de Junts no participó en ninguna de las votaciones que se celebraron en el pleno de junio en Bruselas

Puigdemont ataca a la UE por no poder votar en Estrasburgo pero en junio ‘pasó’ de las sesiones

Carles Puigdemont junto a Míriam Nogueras en Bélgica. | Europa Press

El eurodiputado de Junts per Catalunya, Carles Puigdemont, envió una carta a todos los parlamentarios europeos denunciando que su ausencia forzada en el pleno de Estrasburgo le impedía ejercer su derecho a voto en los asuntos que esta semana se han sometido a votación en la sede francesa del Parlamento Europeo, como la ley de la restauración de la naturaleza, que salió adelante de forma muy ajustada y representó una derrota para el Partido Popular Europeo. No obstante, Puigdemont tampoco participó en ninguna de las votaciones que tuvieron lugar en Bruselas en junio, pese a poder hacerlo libremente.

Según aparece el registro de la Eurocámara, todas las votaciones de junio -el mes previo a que los europarlamentarios se desplazaran a Francia-, Puigdemont no ejerció su derecho a voto. Estas votaciones fueron en la sede de Bruselas y cuando aún gozaba de inmunidad parlamentaria. Todas las votaciones tuvieron lugar el 1 de junio, en un solo pleno, pero no figura su nombre entre los diputados no inscritos a los grupos parlamentarios. La última vez que participó en una votación fue el 9 de mayo, relativa al establecimiento de aranceles en productos importados a Irlanda del Norte.

Fuentes del Parlamento Europeo explican a THE OBJECTIVE que tampoco «suele ir nunca a las comisiones» ni participar en sus votaciones. Por esta razón, ahora sorprende su denuncia por no poder votar en el pleno de Estrasburgo y se ve como una campaña para generar ruido en medio de una nueva campaña electoral en España. Por su parte, los otros dos eurodiputados de Junts, Toni Comín y Clara Ponsatí, sí que participaron en varias de las votaciones de junio.

Carta a los europarlamentarios

Puigdemont y Comín enviaron este lunes una carta a los europarlamentarios alertando de las «graves consecuencias» que tenía que no pudieran participar en las votaciones que se han celebrado hasta este jueves. Aseguraban que era una «vulneración de sus derechos» y que podía afectar en leyes relevantes, como la ley de la restauración de la naturaleza que pretende luchar contra el cambio climático.

En su misiva, se hacía referencia a la causa judicial contra el procés en el Tribunal Supremo y de la posición de la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, de no garantizar su inmunidad en los traslados a Estrasburgo después de la sentencia del Tribunal General de la Unión Europea (TGUE) del pasado 5 de julio en el que les retiraban la inmunidad parlamentaria.

«Cada voto cuenta, hay que escuchar cada voz para garantizar que esta importante legislación [la ley de restauración de la naturaleza] reciba el máximo consenso. De este modo, no poder asistir a esta sesión no solo es una vulneración de nuestros derechos políticos como eurodiputados, y por tanto, a los más de un millón de personas que nos votaron, sino que es también una decisión que puede tener graves consecuencias para el funcionamiento del Parlamento Europeo y la labor que se ha hecho a lo largo de los meses. En consecuencia, lamentamos que la presidencia del Parlamento no haya dado ninguna garantía de que podamos asistir a esta sesión y votar una legislación tan importante para la UE y sus ciudadanos. Esta situación demuestra que la persecución al independentismo por parte de las autoridades españolas no solo es un asunto interno español, sino que tiene muchas implicaciones para la política europea», abundaban en su carta.

Como informó este periódico, Puigdemont estuvo todo el fin de semana previo a la sesión del lunes valorando si desplazarse a Estrasburgo ante el riesgo de ser detenido y entregado a España. Pese a que, de momento, el juez instructor de la causa del procés, Pablo Llarena, no ha activado las euroórdenes, su pérdida de inmunidad y la estrecha colaboración policial entre España y Francia eran elementos que la defensa del expresident tuvo en cuenta para decidir quedarse en Bélgica. Con o sin euroórdenes activas.

En paralelo, el grupo de Renew Europa, donde se engloba Ciudadanos, también estudia pedir a la presidencia de la Eurocámara que la pérdida de la inmunidad vaya asociada a la pérdida del resto de «prebendas» de ser eurodiputado, como es el derecho a voto o a contar con asesores.

Puigdemont y sus relaciones con la UE

Esta nueva pugna entre Puigdemont y la Eurocámara llega en un momento en el que las relaciones y el compromiso europeísta de Puigdemont, Ponsatí y Comín se ha visto en entredicho desde el inicio de la guerra de Ucrania. Aunque los tres eurodiputados no se consideran euroescépticos, los contactos del entorno de Puigdemont con miembros del Kremlin en 2017 y 2019 se ven desde el estallido de la guerra como un asunto de mayor gravedad. En especial, desde que se ha investigado la injerencia de Rusia en el continente europeo para desestabilizar a la Unión Europea.

Las duras críticas que los tres eurodiputados plantearon contra España y la UE tras el inicio del conflicto bélico, mientras que los principales grupos políticos en la Eurocámara mantenían una posición unitaria de condena a Rusia, debilitó algunos de los apoyos comunitarios con los que contaban.

La vicepresidenta de la Cámara comunitaria, Pina Picierno, se vio obligada a cortar el micrófono a los tres eurodiputados en las ocasiones que aprovecharon para saltarse el orden del día con el fin llevar la conversación en el terreno donde se sentían más cómodos. En el caso de Puigdemont, las autoridades comunitarias cortaron su intervención cuando aseguró que «España dejaba repostar en sus puertos los barcos de guerra rusos».

Comín llegó a decir que «Putin es un buen alumno de Franco» y una vez le informaron de que el tiempo de su intervención se había terminado añadió que «la Unión Europea lo pagará caro». Y Ponsatí aprovechó, a finales de marzo de 2022, para cargar contra España en una comisión parlamentaria por su giro a favor de Marruecos en el conflicto del Sáhara, cuando sostuvo que «el Consejo debe prestar atención». La mandataria europea replicó que «la señora Ponsatí no está respetando el orden del día» y le cortó el micrófono. 

En la misma línea, el jefe de la Oficina de Puigdemont investigado por sus viajes a Rusia, Josep Lluís Alay, cargó contra el «bajo nivel» de Úrsula Von der Leyen y Borrell en su visita a Kiev. Aunque esto ha quedado ahora atrás, la estrategia de confrontación que mantienen no está dando los resultados políticos esperados.

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