Sánchez busca una carambola en la investidura: «Si llegamos a 150 con Sumar, gobernamos»
En Moncloa piensan ya en una segunda votación de investidura que solo requiere más ‘síes’ que ‘noes’
El secretario general del PSOE, presidente del Gobierno y candidato a la reelección, Pedro Sánchez, interviene en un acto en Barcelona. | Flickr PSOE
El PSOE vive un montaña rusa de emociones en esta campaña: de la depresión al abismo, del abismo a la esperanza… Empezaron «en la tumba» del 24% de voto, hundidos por la hecatombe electoral, y subieron hasta el 28% de voto en apenas 10 días espoleados por la campaña mediática de Pedro Sánchez. El debate con Feijóo volvió a hundir sus expectativas de voto, a inflamar la fuga de voto del PSOE al PP, y ahora los socialistas rezuman nuevamente optimismo y aires de remontada. En su estado de ánimo es clave el resultado de una encuesta interna que circula en el Palacio de la Moncloa. Según los datos que insuflan ánimo en el partido y a los que ha tenido acceso THE OBJECTIVE, la suma de las izquierdas y las derechas se situaría a apenas 16 escaños de distancia: 168 de PP y Vox frente a 151 de PSOE y Sumar.
Desglosados por partidos, el PP obtendría 134 escaños y Vox 34, haciéndose con la tercera fuerza electoral en perjuicio de Sumar. La parte alta de la horquilla concede al PSOE 122 diputados, el mayor resultado de cuantos le ofrece el consenso demoscópico de nuestro país, pero también un crecimiento respecto al resultado del mismo tracking hace unos días, instalado entre los 115 y los 118 parlamentarios, y con una distancia mayor para el PP. Un resultado del PSOE que, sumado a los 29 que otorgan a Yolanda Díaz arrojan los 151 escaños que les permitiría la carambola en la que piensa el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para optar a un segundo mandato.
«Si llegamos a 150, gobernamos»
Frente al sentir mayoritario del partido de que este sondeo interno aboca a España a un escenario de ingobernabilidad y la repetición de elecciones en un plazo de dos meses desde el 23-J, en el núcleo duro del presidente del Gobierno están en otra operación. «Si llegamos a 150 gobernamos», explican fuentes gubernamentales a este periódico en referencia a los votos de PSOE y Sumar. Su vista no está puesta en la primera votación de una sesión de investidura sino en la segunda, la que se produciría 48 horas después de la primera, según el reglamento del Congreso, que rebaja la exigencia de la mayoría absoluta a la mayoría simple siendo necesarios más síes que noes. De esta forma, si se suman los 150 parlamentarios a la veintena de independentistas y nacionalistas que se unieron a Frankenstein en el presente mandato, da un total de 170 escaños, dos más que los 168 escaños que aglutina la derecha.
La encuesta ha insuflado nuevamente esperanza en el equipo del candidato. Porque, no siendo el escenario más probable, admiten fuentes socialistas, «es posible», y es el que está en mente de Pedro Sánchez y sus más cercanos estrategas. De hecho, es el que ha motivado un «cambio de estrategia de la campaña socialista». De la campaña de brazos caídos del PSOE, centrada en la gira mediática de su candidato, se ha dado un giro de 180 grados con mítines y actos centrados en los territorios en los que el último escaño está en disputa. Así se explica que Sánchez haya cambiado la cena de gala de la cumbre UE-CELAC por un mitin en Huesca, de apenas unos centenares de personas y donde está en disputa el último escaño entre PSOE y PP.
Huesca, Lugo, Sevilla… a por el último escaño
Y así se explican también los actos de último minuto que el PSOE ha improvisado en San Sebastián y en Lugo, donde también populares y socialistas pugnan por el último representante por apenas unos miles de votos. Incluso en Andalucía perciben que «hay partido» en algunas provincias como Sevilla donde el último diputado estaría en disputa con el PP a una distancia de 600 votos, según fuentes socialistas. Algo que motivó la reunión de este lunes entre los secretarios generales de la federación para pedirles «un último empujón» que les permita arañar ésa última plaza.
Explican en Moncloa que la importancia de esta batalla en menos de una veintena de escaños es crucial porque «valen doble. No sólo los sumaríamos nosotros, sino que se los restaríamos al PP» y la contienda en el cómputo final de escaños, la línea divisoria que separe la repetición de elecciones de la gobernabilidad, puede ser más ajustada y fina que la esperada.
Trasvase de voto de ERc y Bildu, insuficiente
No obstante, la mayoría de los dirigentes socialistas creen que esa mágica cifra de los 150 escaños entre Pedro Sánchez y Yolanda Díaz no se va a dar porque «el PP va a estar en los 160 escaños y nosotros más cerca de 100». Y porque Yolanda Díaz, como registran sus encuestas propias, no está aguantando en la pugna con Vox y queda claramente relegada a la cuarta posición con apenas unos puestos por encima de la veintena de parlamentarios.
El deseo del voto oculto socialista, de la movilización del votante progresista, de la recuperación del voto Podemos y el voto útil contrasta con la realidad de un PSOE que todavía no ha conseguido taponar la fuga de voto al PP, cuya cifra sigue subiendo, y que no ha conseguido arañar todo lo que esperaba del voto nacionalista en Cataluña y País Vasco. El trasvase de ERC y Bildu al PSC y PSE se frenó hace tiempo sin cubrir las expectativas de Moncloa y Ferraz. Por ello, el presidente Sánchez dejó claro este lunes en su entrevista a Radio Nacional de España que «por supuesto» que reeditaría el gobierno de coalición, reeditando la coalición Frankenstein con el apoyo de estas fuerzas políticas. De ahí también, la beligerancia de Gabriel Rufián con el PSOE en esta campaña: admitiendo haber «forzado» al Gobierno de Sánchez a «sacar de la cárcel a los nueve condenados» y prometiendo elevar el precio en la próxima legislatura. Porque Frankenstein fue una carambola ideada en 2019 para gobernar con una pírrica victoria. Y Sánchez está pensando ya en la siguiente, con un Frankenstein ampliado y unos resultados mermados.
