Sánchez prevé una legislatura difícil: «No aprobaremos 200 leyes… ni falta que hace»
El presidente confesó a su Ejecutiva la complejidad de la gobernabilidad y abrió la puerta a la prórroga de los Presupuestos Generales
El estado de euforia de la noche electoral ha dado paso a la asunción de la complejidad que entrañan los pactos postelectorales del 23-J y, sobre todo, de la dificultad de la legislatura que alumbraría una gobierno que dependiera de Junts. Ministros y dirigentes socialistas son conscientes de los riesgos que entrañaría para el PSOE y alertan de que los resultados del 23-J podrían ser un espejismo para el partido, en tanto en cuanto el PSOE gana las elecciones en la España periférica, gracias al voto independentista y nacionalista (País Vasco, Cataluña, Baleares y Navarra), y baja en la España tradicional e interior (Castilla y León, Extremadura, Castilla-La Mancha). Según ha podido saber THE OBJECTIVE, el presidente del Gobierno intentó tranquilizar a la Ejecutiva de su partido el pasado lunes al afirmar que será una legislatura débil en el plano legislativo:
«No aprobaremos 200 leyes… ni falta que hace», afirmó ante la dirección federal del PSOE en Ferraz rebajando la expectativas sobre su posible segundo mandato—apoyado en PSOE, Sumar, ERC, PNV, BNG y Junts—, y tranquilizando a los ministros de la Ejecutiva que sufrieron en carne propia la pasada legislatura el frenesí de las negociaciones in extremis para cumplir los planes de cumplimiento normativo previstos desde Moncloa.
Posible prórroga de los PGE
Tanto Moncloa como Ferraz advierten ya de que «si hay gobierno, será una legislatura poco prolija» en la que «toca profundizar en el desarrollo normativo». Los ministros puntales de la acción del Ejecutivo aseguran que «lo más gordo ya lo hemos hecho», tanto en el plano económico (reforma laboral, subida del salario mínimo, ingreso mínimo vital), como en el social (ley trans, eutanasia, sí es sí…).
Sánchez quiso mandar además un mensaje de calma a los suyos en relación a los Presupuestos Generales del Estado que consiguió aprobar año a año en el anterior periodo. Algunos se atreven a interpretar que el presidente del Gobierno en funciones estaba abriendo la puerta a una prórroga de los Presupuestos actuales, como vaticinan en el PP. Empiezan incluso a preparar el terreno restándole importancia al hecho de que no se aprobaran los primeros presupuestos de la legislatura porque «los últimos presupuestos fueron unas cuentas expansivas para dar cauce a los fondos europeos. Si se prorrogan, tampoco pasa nada».
Evitar las prisas del sí es sí
La idea que se transmite es que «hay colchón» para evitar proyectar ante el público un Ejecutivo de coalición que camina en la cuerda floja, siempre a punto de caer al abismo. E incluso se contempla la posibilidad de que la debilidad de la legislatura obligue a acortar los plazos a la mitad. «Habrá que pensar en la posibilidad de que fuera una legislatura de dos años. Porque, si es así, el diseño legislativo se tendría que hacer de otra manera».
El mensaje del presidente tranquilizó a ministros y miembros de la dirección federal que todavía acusan la crisis por la reforma del sí es sí, cuyas prisas en el trámite legislativo conllevaron los «errores» en su aplicación provocando más de un millar de rebajas de condena y más de 100 excarcelaciones. Todos son conscientes de que en este periodo no puede repetirse nada semejante y que las precipitaciones en el trámite parlamentario son letales para la imagen del Ejecutivo, cuya fuga de voto por esta cascada de beneficios a agresores sexuales fue muy difícil de taponar.
El fantasma del bloqueo
Los miembros del gabinete de ministros siguen a pies juntillas el guión que dicta Moncloa y sostienen que habrá gobierno. Pero no son pocos los que, en privado, barajan la posibilidad de un bloqueo de último minuto de Junts y una repetición electoral. Las dudas se expresan desde la serenidad, habida cuenta de que el tiempo juega en favor de los socialistas. La estrategia de los socialistas consiste en poner el foco en el PP para empujar a Alberto Núñez Feijóo a una investidura fallida o proyectarle como el gran derrotado de estas elecciones para evitar que se presente.
Éste sería el escenario electoral para Pedro Sánchez, que evitó felicitar a Feijóo en la noche electoral como ganador de las elecciones parta apuntalar su ‘victoria de bloque’ (PSOE + Sumar). «Somos muchos más los que queremos que España avance… el bloque involucionista ha fracasado», clamó desde el andamio de Ferraz. Cinco días después, los ministros entonan a coro el argumentario de que «el Rey tendrá que presentar al candidato con más probabilidad… pero no nos preocupa lo del Rey, todo a su momento. No vamos a necesitar que nos metan prisa. No va a haber dilatación».
De momento, la dilación de los tiempos sí durará tres semanas, hasta la Constitución de las Cortes el próximo 17 de agosto. Unos días después, el martes 22 de agosto, habrá Consejo de Ministros, el segundo tras las elecciones del 23-J. Para entonces, el Gobierno estará ya funcionando a plena máquina para iniciar el curso político marcando la iniciativa. En Moncloa dudan de que Feijóo pueda ir a una investidura fallida por el «desgaste innecesario» que conlleva. Alimentan el debate sucesorio en el PP para desviar la atención de sus movimientos con Junts y sus socios, que no sólo han comenzado sino que apenas cesarán durante este verano. Y, a sabiendas de que hay agua en la piscina, Pedro Sánchez se prepara para el triple salto mortal de una carambola en el Congreso.