Álvarez de Toledo advierte a Feijóo del «suicidio» y «crimen» de una reunión con Junts
La diputada pide que Alejandro Fernández continúe al frente de un PP catalán «vigoroso»
La diputada Cayetana Álvarez de Toledo ha advertido este lunes del «suicidio» y «crimen» que cometería su partido si se reúne con Junts, la formación de Carles Puigdemont, para negociar la investidura de Alberto Núñez Feijóo, al tiempo que pide que Alejandro Fernández continúe al frente del PP catalán a pesar de sus últimas críticas a la dirección nacional.
«Mis discrepancias con Alberto Nuñez Feijóo son conocidas. Él es un galleguista y a mí todos los identitarismos me generan suspicacia. Él es un moderado y yo una radical, claro: todavía no he aprendido a ser moderadamente constitucionalista ni moderadamente libre ni moderadamente rubia», subraya de inicio en una columna en El Mundo.
Esas diferencias «se reavivaron en verano», puntualiza Álvarez de Toledo, cuando comprobó que las declaraciones de dirigentes del PP como Esteban González Pons o Pedro Rollán tendiendo la mano a Puigdemont «no eran espontáneos desvaríos estivales sino que reflejaban la posición del partido».
«¿Nosotros, blanquear a un prófugo de la Justicia? ¿Legitimar las cesiones de Sánchez? ¿Devaluar nuestro gesto, adulto y patriótico, en el Ayuntamiento de Barcelona? ¿Erosionar la vapuleada credibilidad del PP catalán? Me parecía un suicidio. O, peor, un crimen. Una forma de dejar a España sin oposición y sin alternativa. Nuestra objeción a Junts -me decía- es más que ideológica; es prepolítica: nosotros no alternamos con individuos que están fuera de la ley, y menos para discutir la investidura de un presidente del Gobierno», asevera Álvarez de Toledo.
Un «alivio» la propuesta de Feijóo
Sin embargo, la diputada popular asevera que recibió con «alivio» el llamado Acuerdo por la Igualdad de Todos los Españoles que Feijóo le ofreció a Sánchez durante su encuentro de la pasada semana en el Congreso, en la que hizo una «luminosa y familiar invocación a la nación de ciudadanos libres e iguales». Es más, subraya su «emoción» al escuchar su intervención posterior -«Yo sé que defender la igualdad puede impedir que sea presidente del Gobierno, pero yo no voy a llegar al Gobierno sin defender la igualdad»-. Una declaración que tranquilizó a Álvarez de Toledo. «Le tomo la palabra», hace hincapié.
«Claro que el PP ha defendido muchas veces la igualdad. Lo hizo, y tajantemente, cuando en 2017 aplicó el artículo 155 para asegurar el derecho de un catalán a seguir siendo español. Pero nunca antes el PP había convertido la Igualdad, ahora con mayúsculas, en eje y horizonte de su proyecto de Gobierno. Ni siquiera de su labor de oposición. Si Feijóo va en serio, y la seriedad se le presume, estaríamos ante una revolución en la política española, preludio de una nueva mayoría» en España, vaticina la política.
A renglón seguido, Álvarez de Toledo cree que el compromiso del PP con la política de igualdad tendrá «un impacto decisivo» en Cataluña y en la gobernabilidad nacional. «Ya sé que a Feijóo no le gustan los bloques. A mí tampoco. Pero la alternativa era peor: un sol poble, la fantasía de Pujol. Y, además, el principio de la realidad se impone. El mundo del Majestic ya no existe. El Proceso rompió Cataluña en dos, provocando que por fin aflorara la mitad silenciada, tolerante, constitucionalista, de izquierdas y de derechas», insiste.
Esa mitad constitucionalista «no pulula en el Círculo de Economía ni en Foment», donde los líderes del PP suelen dar sus mensajes políticos cuando llegan a Barcelona. «Está en la calle. Son los padres que defienden el derecho de sus hijos a aprender en la lengua oficial del Estado, que es también la lengua materna de la mayoría de los catalanes. Son los emprendedores que reclaman un mercado abierto, libre de asfixiantes injerencias nacionalistas. Son las familias que entienden que el Estado debería anteponer el concreto bienestar de los ciudadanos a la abstracta identidad de sus partes. Son todos los que ansían libertad y oportunidades. A ellos debemos dirigirnos», incide.
Álvarez de Toledo subraya al hilo de ello que el PP «puede reconstruir la trama de afectos en Cataluña», pero para eso antes tendrá que acabar con «el inaceptable desafecto» que sufre la mitad constitucionalista. «Los desiguales no se abrazan. Sin igualdad no habrá reconciliación. De hecho, tampoco Gobierno», opina ante los contactos para negociar la investidura.
Por ello, hace hincapié en que el liderazgo de «un constitucionalismo catalán vigoroso» puede dar al PP los escaños «que le faltan» para llegar a La Moncloa. «Y por eso, conociendo bien el intrincado funcionamiento de los partidos, hasta qué punto nimias diferencias personales o tácticas pueden degenerar en crisis absurdas, y admitiendo que me meto donde no me llaman y que hablo de un amigo, diré, sin el más mínimo temor a equivocarme, que nadie está más capacitado para impulsar la Política de Igualdad de Feijóo en Cataluña que Alejandro Fernández», el líder de los populares catalanes que en los últimos días ha tenido desencuentros con Génova. El aludido ha agradecido en las redes sociales la mención de Álvarez de Toledo.
La exportavoz del PP en el Congreso ha reiterado que tanto la igualdad como la libertad son «dos banderas poderosas, máxime cuando se enarbolan juntas», si bien «de poco servirán si con ellas no ondea la bandera común», por lo que insta a valorar «lo que nos acerca y nos vincula» mediante la promoción de «una política koiné».
«Pronto tendremos una ocasión de oro. Nos la ha regalado el PSOE, en su desquiciada subasta por el poder. Sus socios, los mismos que expulsan la lengua común de las instituciones autonómicas, pretenden imponer las lenguas cooficiales en las instituciones comunes. Nada menos que en el Congreso, la casa de todos. Su objetivo es evidente: profundizar en la diferencia, agravar la incomunicación. Opongámonos con brío, incluso con garbo. Por principio, por pragmatismo y también por cordialidad», exige Álvarez de Toledo a los suyos.
«Expliquemos que nada hay menos cordial que emplear una lengua que sólo unos comprenden pudieron usar la que todos comparten. Que los pinganillos sólo se utilizan entre extranjeros. Que España no es una fábrica de extranjería ni los españoles sujetos en tránsito, cada vez más ajenos unos de otros. Frente al Gobierno de los separatistas y los separadores, levantemos una alternativa capaz de alumbrar un horizonte de convivencia en el que España exista, claro, pero sobre todo en el que sigan existiendo los españoles», concluye.