Podemos ve la mano del PSOE en el viaje de Díaz a Bruselas para no quemar a Sánchez
Los morados no se creen la versión oficial de la Moncloa y acusan a Díaz de estar “perdiendo autonomía”
Podemos no se cree la versión oficial. Aquella que esgrime que Yolanda Díaz tiene libertad de maniobra en las negociaciones con los independentistas, que es capaz de coger un avión para intentar aterrizar con gran secreto en Bruselas, tan solo 24 horas antes de que Carles Puigdemont, la figura clave de la gobernabilidad en España a pesar de su fuga de la justicia, haga un histórico discurso en el que esgrime sus «condiciones» para la investidura de Pedro Sánchez. Según los morados, la misión de Díaz en Bruselas tuvo el visto bueno del presidente. Enfocan la cita en el marco del «tanteo» a Puigdemont y también en una maniobra para ganar visibilidad. Es un sustancial «reparto de papeles» que evite quemar al líder del PSOE, agregan fuentes sindicales cercanas a Sumar.
Podemos no se cree muchas cosas que dicen y trasladan en público los miembros del equipo de Díaz. Pero, sobre todo, no se cree que Díaz tenga la misma capacidad que Pablo Iglesias de llegar a un acuerdo con los nacionalistas de forma «autónoma». La ministra gallega está «perdiendo autonomía» respecto a los tiempos del mandato de Iglesias y está reduciendo a la izquierda alternativa al PSOE a una simple muleta de Sánchez, que es quien decide sus tiempos de acciones y objetivos.
Es por eso que el viaje de Díaz a Bruselas del lunes para encontrar a Puigdemont en el Parlamento Europeo tiene para Podemos el claro sabor de una misión teledirigida por Sánchez. Algo que posiblemente los entornos más estrechos de los dos políticos evitan detallar, pero que según los morados busca la manera para no exponer a Sánchez en esa delicada negociación. Todo ello a pesar de que, a lo largo del pasado lunes, en la Moncloa negaban conocer los detalles del viaje de la vicepresidenta.
Un «tanteo» personal
Antes del verano, Jaume Asens, encargado por Díaz de tomar contactos con los principales exponentes de los independentistas, ya había viajado a Bruselas. Asens fue abogado de Toni Comín, que se encuentra en Bruselas con Puigdemont, también fugado como el ex president de la Generalitat. Asens fue quien aconsejó a Comin salir de España ante una probable detención después de la declaración unilateral de independencia y el referéndum ilegal del 1-0. A Comín se le sumó Puigdemont, quien tuvo que esconderse en el maletero de un coche para evitar los controles de la policía.
Aquellos protagonistas del procés, que nunca han querido sentarse ante los jueces españoles, tienen en sus manos la gobernabilidad de España. Y aunque Sánchez quiere seducirles para evitar una repetición electoral, quien más teme ese desenlace es, según fuentes de Podemos, la ministra Díaz. La política gallega controla un grupo parlamentario de 31 diputados integrado por partidos políticos diferentes entre ellos y necesita entrar en el Gobierno para mantenerse compacto. Podemos tiene otra agenda.
Los de Irene Montero renunciaron a concurrir en solitario en las últimas generales, convencidos de que se abriría un nuevo ciclo favorable a la derecha, y planearon dar la batalla dentro el propio movimiento de la izquierda alternativa al PSOE, y no fuera de ella. Los morados tienen cinco diputados dentro del grupo de Sumar, la coalición que lidera Díaz, y todos ellos están -al menos en teoría- alineados con la cúpula del partido.
No comprometer a Sánchez
Los miembros de este grupo sostienen que el tipo de negociación que Díaz está promoviendo en estos días difiere mucho del que Iglesias ejecutó en los últimos años. Mientras Iglesias obraba con independencia del PSOE para crear algo parecido a un nuevo frente político formado por izquierdistas y nacionalistas, Díaz estaría trabajando en total connivencia con las exigencias de Sánchez, según fuentes del partido morado, que hablan de evitar «comprometer» al presidente.
«Yolanda no da un paso sin pedir permiso a Sánchez, pero el PSOE no puede aparecer ante la opinión pública como avalista y conocedor de los tejemanejes de Puigdemont», sostienen también desde el frente sindical, muy cercano a Díaz. «El policía malo y el policía bueno», añaden, además de deslizar que lo que el PSOE está buscando es un texto de acuerdo para obtener el sí de Junts y que sea «lo más sencillo posible».
En definitiva, Díaz viaja a Bruselas para intenta liderar las negociaciones con los nacionalistas porque es la dirigente que más tiene que perder en el caso de una repetición electoral. Es un «todo o nada» de Díaz (según comentan algunas fuentes del partido morado) que encaja también con la estrategia de Sánchez de mantenerse en segundo plano. Miembros de Sumar trasladaban hace pocos días que uno de los problemas para alcanzar un acuerdo tenía también que ver con la falta de confianza de Puigdemont hacia Sánchez.
Y mientras tanto, el presidente socialista se mantiene al margen. Y puede seguir con las manos limpias ante la posibilidad de que todo descarrile y que se tenga que volver a votar. Pero en Podemos son críticos ante lo que consideran una pérdida de autonomía de Díaz. Es por ello que algunos en el partido de Montero e Iglesias emplean el término «rehén» para describir el papel de la ministra gallega en los actuales equilibrios de fuerzas con Sánchez.