Podemos elabora un dosier que vincula a algunos miembros de Sumar con el PSOE
Podemos habla de vuelta del «bipartidismo» y prepara una convención para reivindicar su papel frente a Sumar
Podemos está estudiando algunos perfiles de dirigentes y diputados de Sumar para buscar vinculaciones con el PSOE. El partido morado anunciará en noviembre su hoja de ruta para intentar recuperar fuerza y brillo después de unas elecciones generales que han reducido mucho su visibilidad e impacto en la política nacional. Y en ese proceso en el partido apuntan a que esgrimirán el argumento que Yolanda Díaz está cediendo demasiado terreno al PSOE, y que carece de autonomía y vigor izquierdista. Podemos también pretende criticar a algunos de los principales referentes de Sumar, a los que Díaz ha aupado hasta la bancada del Congreso de los Diputados en la actual legislatura.
Uno de los dirigentes de Sumar que más despierta recelos en Podemos es el número dos por Madrid, el embajador Agustín Santos Maraver. Podemos quería que Irene Montero ocupara esa plaza prestigiosa de la lista electoral. Díaz, en cambio, no solo la vetó de todas las listas, sino que fichó por sorpresa a un embajador de prestigio internacional pero que en Podemos creen que está muy cerca de la órbita socialista.
No es el único dirigente que está siendo analizado en el cuartel morado. Otro fichaje de Díaz, el sindicalista Carlos Martín, hombre de máxima confianza de Unai Sordo, también formaría parte de esos dirigentes y diputados muy cercanos al PSOE y, por lo tanto, poco dispuestos a reivindicar autonomía ideológica respecto al partido de Pedro Sánchez. Con Martín, en Podemos también señalan al diputado por Sevilla y profesor universitario Francisco Sierra, y la empresaria Esther Gil de Reboleño, así como Rafael Cofiño, adscrito a Izquierda Unida pero también ex director general de Salud Pública en Asturias durante gobiernos socialistas.
Discurso tibio
Estos son solo algunos nombres que sirven a Podemos para argumentar que Sumar se ha acercado demasiado al PSOE, y que esto frustra su vocación de izquierda radical y rupturista. También la presencia de Marta Lois y su cargo de portavocía ha sido criticada duramente por los morados después de la investidura fallida de Alberto Núñez Feijóo. Podemos cuestiona su nombramiento por la escasa experiencia que tiene como parlamentaria. A lo largo de estos últimos días, los morados han reprochado a Díaz y a Lois mantener un discurso demasiado tibio, lo que permite al PSOE hacerse con todo el espacio de la izquierda.
Este diario ya desveló que Podemos acusa a Díaz de vacío ideológico y de carecer de autonomía frente a Sánchez. Miembros y dirigentes de Podemos acusan a la ministra gallega en varios foros y en la televisión de Pablo Iglesias de carecer de fundamentos ideológicos. Atacan a Díaz por lo que internamente se conoce como la «falta de autonomía» estratégica y de discurso. Esta debilidad convierte a la vicepresidenta en una muleta de Sánchez, y sirve a los morados para reivindicar su estrategia del «ruido».
El coportavoz de los morados, Javier Sánchez Serna dijo en el Congreso durante la investidura de Feijóo que además de carecer de «autonomía», Sumar corre peligro de convertirse en una «comparsa» del PSOE. Podemos, en definitiva, reivindicará de aquí a los próximos meses su factor diferencial respecto tanto a Sumar como al PSOE. Esta será según todos los pronósticos uno de los eje de la convención política que Podemos celebrará el próximo noviembre, donde quiere llegar reivindicando su papel y también acusando a algunos de sus socios de coalición de ser demasiados blandos con los socialistas.
Podemos, en definitiva, volverá a hablar de hegemonía en la izquierda, y señalará a Díaz y a algunos de sus pretorianos como dirigentes incapaces por su trayectoria o vínculo personal a desligarse del PSOE. «A lo mejor el problema nunca ha sido el discurso de Podemos, sino una voluntad explícita de ciertos sectores en este país de golpear a Podemos contra viento y marea», afirmó en el Congreso Sánchez Serna. A la vez, otros dirigentes esgrimen el argumento de la vuelta al «bipartidismo» para ofrecer la imagen de un partido todavía necesario y rompedor del estatus quo.