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Sumar se divide por el estreno «flojo» de su portavoz y el silencio de Díaz ante Feijóo

Cunde la sensación de haber perdido una ocasión y crecen las dudas sobre el papel parlamentario de Marta Lois

Sumar se divide por el estreno «flojo» de su portavoz y el silencio de Díaz ante Feijóo

La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz; el ministro de Consumo, Alberto Garzón, y la portavoz de Sumar en el Congreso, Marta Lois. | Eduardo Parra - Europa Press

En la «resaca» de la investidura de Alberto Núñez Feijóo, el grupo parlamentario de Sumar se despierta con algunas fisuras. Los portavoces arremetieron contra el candidato del Partido Popular (PP), a quien acusaron de llevar a cabo una operación política estéril: un «viaje a ninguna parte», según repitió Marta Lois, la nueva portavoz del grupo liderado por Yolanda Díaz. En el trasfondo del movimiento se pueden escuchar dudas y críticas de sus valedores. El papel de Lois, por ejemplo, no ha convencido. Y la decisión de Díaz de no hablar en la investidura ha sido un «error», según afirman miembros de los partidos que integran la coalición. En Podemos se escuchan las críticas más duras, aunque también en IU e incluso en Más Madrid hay quien cuestiona la apuesta de la gallega.

Desde el ámbito sindical, que sirvió a Yolanda Díaz de motor electoral en los últimos comicios generales, por ejemplo, sostienen que fue una equivocación renunciar a hablar en la investidura. Díaz y Lois tenían preparados dos discursos a la espera de saber qué decidía Pedro Sánchez. La ministra de Trabajo desconocía lo qué iba a hacer el presidente en funciones. Y cuando vio que el diputado Óscar Puente bajó las escaleras del Congreso para hablar en su lugar, delegó en Lois el grueso de las intervenciones de su grupo parlamentario (también hablaron Enrique Santiago y Aina Vidal).

Esta decisión, sin embargo, está siendo cuestionada internamente. Para todos la decisión de ningunear a Feijóo ha sido una «puesta en escena». Una manera para rebajar el impacto de su investidura. Pero también una elección que, según admiten fuentes de Sumar, «no ha gustado» a algunos sectores que hasta ahora han apoyado a Díaz sin fisuras. «Se equivocan y mucho», comentaban fuentes de este espacio político nada más enterarse de la decisión de la política gallega. Máxime porque el papel de la portavoz Marta Lois no ha convencido.

«Muy floja»

«Lois ha sido muy, muy floja», admiten fuentes de los partidos políticos integrados en la coalición de Sumar. Según este sector la decisión de Díaz de acoplarse a Sánchez y no dar la cara en la investidura ha sido un «error». La propia Díaz filtró después que desconocía el plan de Sánchez y que se abstuvo de intervenir solo cuando vio lo que estaba ocurriendo en el hemiciclo. Una explicación que llegó después de que detectaron críticas internas y en ámbitos afines tanto políticos como mediáticos.

Mientras, Podemos sigue descargando su artillería contra Díaz y sus personas de confianza. Los morados están convencidos de que Díaz se ha equivocado al excluirles de las portavocías. Saben que Díaz no se fía de ellos. Pero avisan de que la desconfianza es mutua. Desde Sumar recuerdan que el problema de las filtraciones indeseadas es lo que más genera problemas a la hora de informar y considerar a Podemos un socio fiable. Y en Podemos responden que les están silenciando y que Díaz controla el grupo con métodos antidemocráticos.

Primero Belarra y después Pablo Echenique cuestionaron el veto —el último— de Díaz a los morados. Podemos cree que por primera vez en años se escuchó en el Congreso más la voz del PSOE que la de la izquierda alternativa al partido de Sánchez. Podemos argumenta que no es suficiente presumir de gestión y hay que volver a la batalla cultural e ideológica. Los morados reivindican, en definitiva, el «ruido». Es decir, todo lo que Díaz les reprochó en sus primeros meses al mando de Sumar.

Desgaste de Díaz

Pero Podemos no quiere lanzar aún el asalto definitivo. El partido de Irene Montero apuesta por un desgaste lento de Díaz, consciente de que sus márgenes en la actual investidura son limitados: aunque pidan un ministerio para Irene Montero y otros acuerdos programáticos, no romperán el bloque de la coalición. Pero si en las otras investidura Iglesias ejerció un papel activo para tejer la alianza con los independentistas, esta vez el exsecretario general se ha puesto de perfil.

Díaz ha intentado sustituirle con un viaje a Bruselas para reunirse con Carles Puigdemont, pero sus relaciones con ERC son mejorables. Y al igual que su silencio en el Congreso, la negociación con los independentistas genera más de una crítica interna. En Podemos avisan de que Puigdemont todavía no ha dado su sí a la investidura. Y la incertidumbre y la inseguridad empiezan a notarse con fuerza en Sumar.

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