Juan Carlos I vuelve a usar la compañía privada del jet que Corinna contrató para Botsuana
El Emérito viajó de Ginebra a Madrid, y luego a Londres, en un vuelo privado de Vista Jet
El quinto desplazamiento de Juan Carlos I a España este martes desde su marcha a Abu Dabi hace más tres años ha traído una novedad: el uso de la misma compañía de jets privados –Vista Jet– que Corinna Larsen contrató hace más de una década para el polémico viaje a Botsuana en abril de 2012.
Desde que don Juan Carlos se instaló en Emiratos Árabes Unidos siempre había utilizado un jet privado que había sido fletado por las autoridades del país árabe, pero en este caso ha sido distinto al alquilar un aparato a esta compañía radicada en Malta. El Emérito pasó casi 12horas en Madrid con motivo de la celebración familiar en torno a la princesa Leonor. Su llegada a la terminal privada de Barajas se produjo a las 12:50 horas en el vuelo VJT435.
El jet no provenía de Abu Dabi como se había especulado en los medios, sino de Ginebra, la ciudad suiza en la que reside su hija pequeña, la infanta Cristina. El padre de Felipe VI no llegó a estar ni medio día en la capital. A las 23:05 salió su vuelo de Madrid con destino a Londres, donde aterrizó en Lutton a las 00:43 de la noche, hora española.
La fugaz estancia de Juan Carlos I en Madrid se debió a que desde La Zarzuela se le indicó que no podía pernoctar en la que fue su vivienda oficial durante casi 50 años. El anterior jefe del Estado dejó claro que no quería dormir en otro sitio que no fuera la que sigue considerando su casa. En este sentido, descartó alojarse en la vivienda de su hija mayor, la infanta Elena, o en alguno de los hoteles de la capital.
El alquiler de este aparato de Vista Jet por parte de don Juan Carlos se limitó, en principio, a los dos trayectos Ginebra-Madrid y Madrid-Londres según el plan de vuelo de los últimos días, donde el VJT435 ha tenido una frenética actividad con hasta cuatro vuelos cada 24 horas. En el día previo, por ejemplo, el jet privado salió de Saint Moritz para aterrizar en los aeropuertos británicos de Londres y Farnborough y luego volver a los aeródromos suizos de Payerne y Ginebra. Todo ello en menos de ocho horas.
Demasiados aterrizajes y despegues para el monarca, que tiene 85 años, por lo que es posible que el Emérito llevase uno o varios días en territorio suizo antes de subirse al avión que le trasladó a Madrid, donde pudo reencontrarse con la hija mayor de Felipe VI, a quien no veía desde que se trasladó a Abu Dabi en agosto de 2020.
Vista Jet apareció en los medios hace una década al ser la empresa alquilada por Corinna Larsen para los desplazamientos al safari de Botsuana en la Semana Santa de 2012. En aquel momento era una compañía austriaca, pero sus dueños movieron la sede a la isla de Malta en 2016.
La entonces pareja sentimental del monarca fue la que reservó y gestionó los servicios de Vista Jet en un viaje en el que ella y su hijo Alexander, de diez años por aquel entonces, estaban invitados, según desveló OkDiario el año pasado. El empresario sirio-saudí Mohamed Eyad Kayali, amigo de Juan Carlos I, organizó el safari y pagó la pieza de elefante abatida por el padre de Felipe VI en el delta del río Okavango, pero quien fletó y pagó el jet para no levantar suspicacias fue Corinna. La información apareció en las diligencias de Ginebra instruidas por el fiscal suizo Yves Bertossa.
Corinna transfirió, el 28 de febrero de 2012, la cantidad de 265.000 euros a la cuenta en el Bank Austria de Vista Jet desde otra suya en el Credit Suisse de Zurich, a nombre de su sociedad Apollonia Holding. Sin embargo, los asesores suizos del monarca nunca le devolvieron el dinero por el importe del jet privado tras saltar la polémica de Botsuana.
El servicio VIP de Vista Jet cubrió el siguiente plan de vuelo: la salida se efectuó desde la base militar de Torrejón y la vuelta desde el aeródromo de Maun, el más próximo al delta del río Okavango, con destino al aeropuerto madrileño tras una escala en Ginebra. Finalmente, por culpa del accidente de Juan Carlos I, la ruta se vio trastocada: el avión hizo escala en Madrid y su destino final fue Ginebra.
El medio de transporte que contrató Corinna fue un Global Exprés OE-LXR de la marca Bombardier. En aquel momento, la compañía austriaca tenía una flota de más de 70 jets privados de varios tamaños y gamas. Su responsable era Vincent Kavanagh, que luego figuraría en los contratos firmados por Álvaro de Orleans con la compañía Air Partner para ocultar los viajes privados de Juan Carlos I tras su abdicación. Aquellos vuelos eran sufragados por la Fundación Zagatka y en algunos contratos figuró como fletador el jefe de seguridad del Emérito, Vicente García-Mochales, y como domicilio el Palacio de la Zarzuela.