Sánchez adelantará un año el congreso del PSOE para forzar la renovación de los barones
El objetivo principal es anticipar la renovación de los territorios «descabezados» tras las elecciones autonómicas
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez (c), junto a los miembros de la Ejecutiva. | Europa Press
El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, pretende adelantar el congreso federal del PSOE a octubre de 2024, después de las elecciones europeas de junio de este año. Según adelantan a THE OBJECTIVE fuentes socialistas, el objetivo principal es anticipar la renovación de los territorios «descabezados» tras las elecciones municipales y autonómicas del 28-M, entre los que se encuentran Javier Lambán (Aragón), Luis Tudanca (Castilla y León), Ximo Puig (Comunidad Valenciana), Guillermo Fernández Vara (Extremadura), Ángel Víctor Torres (Canarias), Concha Andreu (La Rioja), y Francina Armengol (Baleares). Algunos suman también a una federación no menor: Andalucía, cuyo secretario general «ha pasado sin pena ni gloria» y requiere de una renovación profunda.
Los rumores sobre el adelanto del congreso llevan produciéndose desde hace meses en el seno del PSOE. Algo que se vinculaba incluso a las intenciones de Sánchez de optar por un cargo europeo, que está «absolutamente descartado», según Moncloa. Incluso se verbalizó en la reunión del grupo parlamentario socialista en la Asamblea de Madrid, donde temían que el presidente Sánchez quiera tocar de nuevo la convulsa federación madrileña y forzar algún movimiento. Pero, pese a las voces que intentan erosionar interesadamente el liderazgo madrileño de Juan Lobato y señalan al alcalde de Fuenlabrada, Javier Ayala, como recambio para el futuro, fuentes cercanas a Sánchez aseguran que «Madrid no está en la diana», aunque algunas incidencias recientes en la campaña electoral y durante la negociación de la ley de amnistía hayan generado suspicacias.
Los barones tapados de Moncloa
Casos muy distintos son las salidas de los barones caídos el 28-M y amortizados en sus territorios, como Javier Lambán, Ximo Puig o Guillermo Fernandez Vara. Toda una declaración de intenciones ha sido que Pedro Sánchez no haya incluido a ninguno de los dos últimos en su gabinete de ministros. En el caso de Vara, el único barón miembro de la Ejecutiva del PSOE, su retirada tuvo que ser frenada por el propio Sánchez tras el 28-M por lo que pudiera pasar en las elecciones generales del 23-J y la posibilidad de que la posible salida del Gobierno forzara el debate sucesorio en el partido. Siete meses después, sus cercanos cuentan que «Guillermo sigue queriendo irse, dejar la política, pero esperará al Congreso», en el que se acometerá una renovación.
En este sentido, es ya un clásico la incorporación de los futuros barones tapados de Sánchez en su recién estrenado Consejo de Ministros. El caso más flagrante es el de la ministra de Ciencia, Diana Morant, como señalada por el líder del PSOE para suceder a Ximo Puig, lo cual explica su permanencia en un Gobierno en el que «no ha llamado la atención por su gestión». Aunque Morant tendría que hacer frente a otros aspirantes que «ya controlan el territorio», como los líderes provinciales de Alicante, Alejandro Soler, y Valencia, Carlos Fernández Bielsa. En el caso de Castilla y León, hay dos candidatos. El primero sería el exalcalde de Valladolid y recién elegido ministro de Transportes, Óscar Puente, que ya se postuló para suceder a Luis Tudanca cuando éste amagó con dimitir tras perder el Gobierno de la Junta. Pero también se apunta a quien fuera su número dos, actual ministra de Igualdad, Ana Redondo, de quien se alaba en Moncloa su indudable «peso político», que dista mucho del perfil técnico, que le atribuyen.
La gran duda es qué pasará con la aragonesa, Pilar Alegría. Uno de los perfiles con más proyección hacia el futuro del postsanchismo que, hasta la fecha, sólo lideraba las quinielas para suceder a Javier Lambán, compañero de críticas a Sánchez junto al manchego Emiliano García-Page. Pero algunas fuentes socialistas consideran que «quizás ese tren ya ha pasado y el puesto le quede pequeño a Pilar», que tendrá que afrontar la difícil tarea de ejercer de ministra portavoz sin quemarse, si quiere permanecer como uno de los valores al alza en el PSOE.
«Reestructurar Ferraz»
Moncloa y Ferraz tratan de revestir de normalidad la convocatoria anticipada, absolutamente «descontada» por el partido, pero su retraso a octubre encierra dos claves importantes. La primera, que se celebre en el periodo establecido por los Estatutos para que se trate de un congreso ordinario y no extraordinario porque el primero permite una renovación total, tanto a nivel programático como de estructura. Y porque un congreso extraordinario se debe repetir a los dos años por su condición excepcional. El artículo 31.6 de los Estatutos del PSOE fija la convocatoria del cónclave «entre el tercer y cuarto año desde la celebración del congreso ordinario anterior», que se celebró en Valencia a mediados de octubre de 2021. En octubre de 2024 se cumplirán los tres años exactos.
La segunda clave es que se celebrará después de una triple convocatoria electoral que el propio Sánchez fija como termómetro al que supeditar los cambios profundos. Ferraz cuenta con la celebración de las elecciones gallegas en febrero y las vascas en marzo, que se atisban favorables para el PSOE. En la primera contienda, «hay opciones de gobernar» y en las segundas de «mantener el pacto con el PNV», y por tanto, el Gobierno vasco. Por este motivo, las europeas serán clave para decidir la magnitud de los cambios en el PSOE. «Si las europeas salen bien, lo aprovechamos para relanzar al partido; y si no funcionan, cambiamos al equipo, se reestructura Ferraz» y tres años por delante para recuperarse hasta el 2027, con la intención de Pedro Sánchez de volver a presentarse como candidato.
