Temor en el PSOE a una legislatura de tierra quemada: «Pagamos un precio muy alto»

La victoria en la tercera investidura de Pedro Sánchez fue celebrada este jueves con euforia en el Congreso de los Diputados. Tras contener el aliento en la votación por llamamiento, y mientras se sucedían uno a uno los 179 ‘síes’ que sustentan al nuevo gobierno de coalición progresista, ministros, asesores y miembros del núcleo duro de Pedro Sánchez apretaban los dientes. Pero la proclamación de la votación desató la emoción contenida y se multiplicaron los abrazos, gritos y aplausos, especialmente ruidosos en el área de Gobierno del Congreso. La celebración se extendió hasta la tarde. Tras una comida de trabajadores de Moncloa, algunos brindaban por el flamante presidente en el conocido Bar Manolo, de la calle Jovellanos. Y otros vociferaban con júbilo: «Estábamos en la UVI… Nadie daba un duro por nosotros».

Pero los ánimos bajan con la rapidez de la espuma de la cerveza. Y tras el entusiasmo inicial, no aflora la tranquilidad sino el temor. Existe inquietud en el PSOE por una legislatura de tierra quemada, en la que el Gobierno tenga que vivir permanentemente en el alambre para amarrar los votos de todos las formaciones independentistas. Y lo que más preocupa es el coste. Las fuentes socialistas consultadas por THE OBJECTIVE explican que «estamos felices porque gobernamos, pero también somos conscientes de que hemos pagado un precio muy alto». 

A diferencia de los indultos, la amnistía «tendrá consecuencias» a nivel político, judicial y ciudadano. El partido socialista espera una guerra judicial de recursos contra la nueva medida de gracia, que llegará hasta las instituciones comunitarias. Y el pago de Sánchez a los independentistas a cambio de la investidura acompañará al PSOE durante todo el mandato. Como este jueves le recordó Feijóo al felicitar a Sánchez: «Te estás equivocando con esto. Y tu serás el responsable». 

Cabreo con la dirección

Es una advertencia que no desdeñan los socialistas que durante semanas han cargado contra la dirección por «habernos dejado a los pies de los caballos sin darnos una explicación sobre la amnistía, cuando somos nosotros los hostigados por los ciudadanos y los que tenemos que dar explicaciones a nuestras agrupaciones». Nada une más que el Gobierno, pero lo que más se teme es que esto no será un pago único, sino un pago a plazos, que irá aumentando de precio a medida que avance la legislatura. «Tengo una contradicción: quiero que gobernemos pero me da miedo», admite un dirigente autonómico ante el escenario que se atisba en el horizonte y los avisos lanzados por Junts en la noche anterior a la votación, cuando amagó con abstenerse y forzar una segunda repetición el sábado.

PSOE y Moncloa lanzaron una estrategia coordinada para aplacar los ánimos de la portavoz de Junts, Míriam Nogueras. Primero, con la llamada del jefe de gabinete del presidente, Óscar López; y después, con la reunión con el secretario de organización del PSOE, Santos Cerdán, quien confió posteriormente en que «esto se irá suavizando y arreglando y la relación entre ambos partidos será mejor». La inquietud creciente entre los socialistas es que estos sobresaltos se multipliquen en el Congreso de los Diputados, en una legislatura en la que, a diferencia de la anterior, se necesita a todos los potenciales apoyos del Gobierno para aprobar cualquier iniciativa. El salto cualitativo es la suma de Junts a la ecuación de Frankenstein, lo cual aporta un encaje de bolillos aún más enrevesado que en el anterior mandato. 

Por ello, en el núcleo duro del presidente tienen diseñada una legislatura más política que legislativa donde el Parlamento tenga «mucho peso político», sin necesidad de vivir la sobreexposición legislativa y los sobresaltos de la anterior legislativa. «Hemos legislado por encima de nuestras posibilidades», explican fuentes gubernamentales a este diario asumiendo lo que hace meses afirmó el presidente Sánchez ante la Ejecutiva en Ferraz: «No aprobaremos 202 leyes ni falta que hace», aseguró sobre el superávit legislativo del mandato 2019-2023.

«No saldrán leyes si no están garantizadas»

«Lo único que necesitamos aprobar son los presupuestos del año que viene, 2024. Intentaremos dos», pero si vinieran mal dadas, «con unos te valen porque puedes prorrogar». Y, a partir de ahí, «no saldrán leyes hasta que no estén garantizados sus votos». Y más teniendo en cuenta la mayoría absoluta del Senado que «nos van a bloquear todo lo que puedan, empezando por el techo de gasto», que obligará a Moncloa a redactar uno nuevo y dilatar la tramitación presupuestaria. Fuentes de Hacienda admiten que «ya estamos trabajando en el techo de gasto», y asimismo, reconocen que los trabajos se iniciaron el pasado mes de agosto y que lo presentarán tan pronto como haya Gobierno. 

Ahora la pelota y el reloj están en manos de Pedro Sánchez. El presidente electo acudirá este viernes a Zarzuela a prestar juramento ante el rey Felipe VI. También está previsto que cite a la líder de Sumar, Yolanda Díaz, para cerrar el reparto de ministerios del socio minoritario y los perfiles elegidos por Díaz, según fuentes de ambas facciones del Gobierno. El siguiente paso sería la comunicación oficial de Pedro Sánchez sobre la estructura y los nombres de de su Gobierno. Se apunta a que será este mismo fin de semana, previsiblemente el domingo, pero como siempre será él quien marque los tiempos.