BNG y Bildu enfrían el pacto que desea Iglesias para ir con Podemos a las elecciones europeas
Los nacionalistas creen que Podemos está en la cuerda floja y no quieren asumir su desgaste electoral
El BNG y Bildu están enfriando la opción de sellar un pacto con Podemos para las próximas elecciones europeas que se celebrarán en el próximo mes de junio. Según ha podido saber este diario de fuentes del partido morado, la idea de una gran alianza de izquierda entre Podemos y los nacionalistas tarda en cuajar. El propio Pablo Iglesias esbozó esta idea, de la que ya informó este diario. Sin embargo, de momento esta solución parece tardar en despegar. Según las fuentes consultadas, solo un sector de ERC, capitaneado por Gabriel Rufián, estaría dispuesto a estudiar esta opción. Otro sector, vinculado a Oriol Junqueras, se mantiene en cambio crítico.
Podemos está analizando varias fórmulas para intentar sacar provecho de los próximos comicios europeos. En esas elecciones, los morados pretenden atacar a Yolanda Díaz y demostrar que la única izquierda alternativa al PSOE es Podemos. Recientemente, Irene Montero ha anunciado su disposición a capitanear la lista de Podemos, después de un proceso de primarias. Pero esto no invalidaría la posibilidad de llegar a algún acuerdo con otros actores de la izquierda nacionalista para buscar una entente inédita en ese espacio político.
Las últimas elecciones europeas se celebraron en 2019, cuando todavía estaba al mando de la formación Pablo Iglesias. En aquellos comicios, Unidas Podemos logró seis escaños y 2,2 millones de votos. Desde entonces el partido morado ha sufrido un tremendo proceso de debilitación. ERC, Bildu y el BNG, que concurrieron juntos bajo la sigla de Ahora Repúblicas, alcanzaron 1,2 millones de votos y tres diputados. Las formaciones nacionalistas repitieron una fórmula de coalición que también sellaron en las elecciones de 2014, y todo apunta a que se repetirá en las de 2024.
«Muerte» de Podemos
Podemos se ve con fuerza para poder disputar a Sumar el espacio de la izquierda alternativa al PSOE en los próximos comicios europeos. Pero asume que los más de dos millones de votos de las elecciones de 2019 quedan como una quimera. Las expectativas reales de Podemos para esas elecciones pueden bascular entre los 500.000 y el millón de votos. Se trataría más o menos de una vuelta a los orígenes, que en 2014 permitió al partido dar la sorpresa a nivel nacional, con cinco eurodiputados y un empate técnico con Izquierda Unida que afianzó su escalda hacia el poder. Si Podemos roza el millón de votos en 2024, y Sumar se mantiene alrededor de cifras parecidas, los morados habrán ganado su batalla y silenciado a todos aquellos que hablan de «muerte» del partido morado.
El problema es que sobre la fórmula que emplear quedan dudas. Iglesias y otros sectores del partido amagan con la posibilidad de formar un tándem con los partidos de la izquierda nacionalista. En las europeas se vota con una circunscripción única, por lo que las listas deben ser las mismas en todo el territorio nacional. Y según comentan fuentes de Podemos, los nacionalistas gallegos y los vascos miran con cierto recelo la inclusión de Podemos en su coalición. Creen que el partido de Montero y Belarra está en la cuerda floja, y no quieren asumir su desgaste político, más allá de que coinciden en considerar a Sumar y Yolanda Díaz como un adversario común.
Con respecto a ERC, en cambio, existirían más márgenes de maniobra. Según afirman las fuentes consultadas, Rufián lleva tiempo abriendo a hipótesis semejantes. «Solo queda Rufián», comentan para recordar que, en cambio, el núcleo más catalanista de ERC prefiere mantener a Podemos fuera de su coalición. No sería, por otro lado, la primera vez que Podemos amaga con buscar acuerdos con ERC.
Tablero catalán
Ya en las últimas elecciones generales, los morados amenazaron en las reuniones internas de los Comunes con confluir con ERC si Díaz dejaba fuera de los puestos de salida a sus representantes. ERC negó la información que filtraron los segmentos afines a Colau, quienes en cambio insisten en que dicha amenaza se produjo de verdad. Lo cierto es que, según publicó este diario, en ese escenario los morados llegaron también a amenazar con respaldar tácitamente a ERC para debilitar a Colau. Finalmente, la exalcaldesa de Barcelona perdió el control del gobierno municipal este año y Díaz acabó sumando a sus listas a Lilith Verstrynge en la cuarta plaza de su lista por la ciudad condal, lo que le garantizó entrar en el Congreso.
Este diario ya describió en aquel contexto electoral los contactos discretos entre la cúpula morada y el entorno de Rufián para llegar a algún tipo de acuerdo. Rufián votó en contra de la reforma laboral de Díaz, y a partir de entonces se ha convertido en un enemigo oficial de la vicepresidenta. Pero es que el portavoz parlamentario de ERC entendió quizás antes que otros el peligro que representaba la propuesta de Díaz en el tablero catalán. Prueba de ello es que Cataluña fue la única comunidad autónoma en la que Sumar igualó los escaños de Unidas Podemos de cuatro años antes: empató con ERC y robó votos a la formación nacionalista puesto. El PSOE, en cambio, casi duplicó sus papeletas: pasó de 794.000 de 2019, a 1,2 millones en 2023.
Por otro lado, la ruptura de Sumar garantiza a Podemos volver al tablero demoscópico. Al escindirse de Sumar, los morados quieren que los analistas y sondeos pregunten también por la intención de voto del partido de Montero. Podemos, en definitiva, vuelve a jugar como actor autónomo e independiente, con el objetivo claro de enfrentarse a Sumar para demostrar que su planteamiento es erróneo y fracasado. Mientras Podemos ya ha aclarado que Montero será su candidata (sea en una lista solitaria o en una alianza con los nacionalistas), Sumar todavía no ha abierto las quinielas sobre su cabeza de lista para las europeas.
Es más. El partido de Díaz tiene antes que afrontar una cita delicada con las urnas en las autonómicas gallegas de febrero. Díaz tiene mucho que perder en esos comicios. Sumar Galicia corre peligro de quedarse sin escaños, un extremo que Podemos aprovecharía para insistir en su relato de que la izquierda sumisa al PSOE no es ganadora en las urnas. Y de ahí encarar las elecciones europeas aprovechando la pérdida de expectativas de los de Sumar. Todo se juega en junio. Pero antes hay que aclarar la correlación de fuerzas en Galicia. Y Podemos confía en que el desprecio compartido de los nacionalistas periféricos con Díaz pueda favorecer una nueva coalición que les otorgaría casi en automático una victoria sobre la vicepresidenta segunda y sus afines errejonistas.