Izquierda Española quiere convencer a los dos millones de socialistas que rechazan la amnistía
Un sondeo calcula que el 20% de votantes del PSOE modificaría su voto y otros expertos hablan de un millón de críticos
Un nicho electoral, en términos técnicos un «hueco», que puede ser muy hondo. Los giros de Pedro Sánchez con los nacionalistas, sus pactos como la amnistía a los encausados del procés, pueden generar un roto importante entre sus votantes. La baza de Vox sirvió a Sánchez para frenar la sangría en el 23-J, pero ahora los expertos a los que se están dirigiendo los miembros de Izquerda Española, el nuevo partido que acaba de registrarse para presentarse a las europeas del 9 de junio, así como algunos sondeos publicados recientemente, apuntan a que puede haber un nicho de críticos con el PSOE de entre uno y dos millones de votantes. La formación que lidera Guillermo del Valle quiere conectar con este segmento y llegar también a los «abstencionistas agotados» de Izquierda Unida y los socialdemócratas de Ciudadanos.
En los principales partidos de la izquierda, desde el PSOE hasta Sumar, todos asumen que la amnistía a Carles Puigdemont representa una incógnita desde el punto de vista demoscópico. Entre las reuniones en Suiza, las cesiones acordadas a los nacionalistas y una hemeroteca presidencial llena de incongruencias, incluso los más afines a Sánchez saben que el 9 de junio puede convertirse en un bache electoral para el PSOE. Y el nacimiento de Izquierda Española, con su discurso crítico, ha elevado la tensión.
Izquierda Española es un partido que se presenta por primera vez a las urnas. Pero gozará de la ventaja de ser una marca nueva en unos comicios, los del Parlamento Europeo, tradicionalmente generoso con los nuevos experimentos políticos. Su líder, Guillermo Del Valle, está difundiendo por todos los canales posibles un proyecto que se dirige a los votantes de izquierda tout court y que tiene un mensaje rompedor en muchos ámbitos. Entre ellos, el reproche explícito a la entente con los nacionalismos periféricos, que rechaza desde el punto de vista ético y político porque, dice, afecta a la igualdad de los ciudadanos.
Un 20% de votantes cambiaría el voto
El discurso de Del Valle contra la «plurinacionalidad» puede romper el tablero político. Prueba de ello es que, tal y como comentan observadores de diferentes segmentos políticos, dirigentes de Podemos y Sumar y referentes afines a la Moncloa han saltado rápidamente a criticar a Del Valle y los suyos tachándoles de ser un partido de derecha encubierta. Una defensa expresada a través de un ataque, que, sin embargo, puede convertirse en un bumerán para una formación que busca visibilidad y en un contexto de incertidumbre demoscópica.
Recientemente, el CIS que dirige José Féliz Tezanos dedicó sendas preguntas sobre la amnistía. Pero obvió la principal: si el encuestado estaba o no de acuerdo con dicha medida. Quien en cambio sí lo hizo fue Sigma Dos, en un sondeo publicado en el diario El Mundo el pasado 5 de noviembre, que concluyó que existe una desafección del 40% del electorado socialista por el pacto con Puigdemont. El PSOE logró más de siete millones de votos el 23-J, lo que significa que, de acuerdo con la encuesta de Sigma Dos, más de dos millones e medio de votantes socialistas no apoyan la medida más emblemática de la actual legislatura.
Otro estudio, publicado por el mismo diario en diciembre, reincidía en esa cifra de votantes defraudados: según la encuesta casi dos millones de votantes socialistas se habría «arrepentido» de haber depositado su confianza en Sánchez. El 22,4% de los votantes socialistas del pasado 23-J, según la encuesta elaborada por Sigma Dos, cambiaría la papeleta de repetirse los comicios generales. Casi un 60% de los encuestados también se decantó por repetir las elecciones en lugar que arrancar una legislatura con los equilibrios políticos actuales.
Entente con los históricos del PSOE
Un jarro de agua fría, que según las fuentes consultadas en Izquierda Española se sumaría a otros análisis de expertos demoscópicos consultados, que también apuntan a un nicho electoral de posibles votantes socialistas críticos y de «huérfanos» de la izquierda más en general de hasta un millón de personas. El pasado jueves, el consultor César Calderón hizo referencia a esos dos millones de posibles votantes desencantados del PSOE en una entrevista en Canal Sur.
La crítica a la amnistía ha contado en estos meses con ilustres exponentes socialistas (sin ir más lejos, Felipe González y Alfonso Guerra), y a ese segmento se dirigen los de Izquierda Española. Algunos de ellos, como Nicolás Redondo Terreros, expulsado del partido en plena polémica sobre la amnistía, han acudido personalmente a los actos públicos de Del Valle. Otros socialistas se han acercado al Jacobino, el embrión de Izquierda Española, en diferentes comunidades autónomas, entre ellas Madrid, Andalucía, Cataluña, Castilla y León y Asturias, tal y como publicó THE OBJECTIVE.
La amnistía y la desafección del votante socialista se puede convertir en el principal trampolín electoral de Izquierda Española. Fuentes de la formación admiten esa posibilidad, a la vez que Del Valle está aprovechando la presentación de su nuevo libro para difundir otros ejes de su proyecto político. Ante el Frankenstein II, por decirlo con Rubalcaba, ha nacido un nuevo partido que quiere impugnar y criticar sin ambages la deriva «plurinacional» del PSOE, sin por ello renunciar a tener un programa en lo económico y social abiertamente de izquierda tradicional.
Del Valle repite en sus entrevistas que quiere volver a una izquierda «racional» y no «identitaria». Plantea revertir las políticas en feminismo de Podemos, cuestiona el «dumping fiscal» de las comunidades autonómas gobernadas por el PP, rechaza las políticas antimigratorias de Vox y con la misma contundencia plantea la recuperación de competencias en Sanidad y Educación para frenar lo que su partido entiende como la disgregación nacional promovida, o por lo menos permitida, por Sánchez.
«Ciudadanos iguales, libres y fraternos»
Es más. Según fuentes de Izquierda Española, su objetivo electoral no se limita a los críticos o desencantados del PSOE. «Podemos llegar también a abstencionistas de la izquierda agotados de la deriva identitaria y de personas de la izquierda transformadora que quieren que la izquierda vuelta a hablar de trabajo, modelo productivo, sistemas fiscales progresivos, laicismo y lo común. Es decir, que salga del marco identitario», afirman. Estas fuentes se refieren tanto a posibles votantes de IU como a los de área socialdemócratas de Ciudadanos.
«Hay un espacio muy amplio de una izquierda que sí cree en la igualdad y asume con naturalidad España como comunidad de ciudadanos iguales, libres y fraternos», afirman. En las europeas se calcula que cada escaño vale alrededor de 300.000 votos. Pero la encuesta de El Mundo, así como las entrevistas con otros analistas demoscópicos por parte de los miembros de Izquierda Española, apuntan a que la desafección del votante socialista puede ir más lejos.
Siempre pesará la sigla del PSOE, incluso por encima de lo que haga o diga Pedro Sánchez, matizan algunos observadores que se encargan de estudiar los flujos demoscópicos, pero en un proceso electoral muy flexible como el europeo, la crítica expresada bajo la fórmula de un cambio táctico del voto puede tener éxito. Y en ese granero de votos Izquierda Española aspira a moverse para conectar con los desencantados del PSOE y demás «huérfanos» de la deriva filonacionalista de sus competidores. Y afianzarse más adelante como partido, a través de un proceso de consolidación territorial y definición de sus órganos internos con la celebración de su primer congreso.