Aragonès hace lobby en Polonia a favor de la oficialidad del catalán en la UE
La ‘embajada’ en Europa Central organiza una exposición en Cracovia que resalta sus 10 millones de catalanohablantes
La Europa de las lenguas, de Miquel Siguan, desgranó en 1996 un viejo problema en los territorios europeos: la relación entre lengua y nación. El Govern lleva meses inmerso en una intensa campaña para que el catalán sea oficial en la UE, aunque de momento tendrá que esperar. El último episodio de esta ofensiva es una exposición que resalta el número de catalanoparlantes. Los cifra en 10 millones, lo que la convierten en «la decimotercera lengua más utilizada», por delante de idiomas oficiales de diversos países. La muestra se ha inaugurado esta semana en Cracovia (Polonia), pero la intención es llevarla a otros lugares.
La exposición está organizada por la Delegación del Gobierno de la Generalitat en Europa central, dirigida por la periodista alemana Krystyna Schreiber. Entre los promotores también se encuentran el Centro de Estudios Catalanes, el Instituto de Filología Romana de la Universidad Jaguelónica y la Plataforma por la Lengua, autodenominada como la ONG del catalán. Esta entidad ya lanzó el año pasado una ambiciosa campaña internacional para convencer a los países europeos de que aceptaran el catalán como lengua oficial de la UE.
La lengua catalana: 10 millones de voces europeas se inauguró el pasado martes y podrá visitarse hasta el 29 de enero en el Colegio Paderevianum. El edificio pertenece a la Universidad Jaguelónica, una institución pública fundada en el siglo XIV en la que estudiaron, entre otros, el astrónomo Nicolás Copérnico y el papa Juan Pablo II. Según ha podido saber THE OBJECTIVE, la intención es continuar el tour por otros países para intentar que respalden su candidatura a convertirse en lengua oficial de la UE, especialmente ahora que Bélgica ha rechazado incluir el debate en el consejo de Asuntos Generales del próximo día 29.
El papel del catalán
El número de catalanoparlantes que cifra la exposición ha generado controversia, ya que Cataluña solo tiene 7,6 millones de habitantes y no todos hablan su lengua, que algunas entidades aseguran que se encuentra en peligro. La región cuenta con una importante red de oficinas de acción exterior. En total, una veintena de embajadas, aunque solo 13 están plenamente operativas. Entre ellas, la que organiza la exposición.
El año pasado, la Generalitat dedicó a esta labor diplomática casi 73 millones de euros del presupuesto, un 8% más que un año antes. La intención era «reforzar y consolidar la red de delegaciones». En sus webs se puede leer desde hace meses las siete razones para que el catalán sea oficial en la UE. Alegan que se trata de un derecho lingüístico y una demanda histórica.
La muestra que se desarrolla estos días en Cracovia está conformada por una serie de paneles que invitan a descubrir «el impacto global del catalán en el día a día de sus ciudadanos». Con más de 10 millones de hablantes, destacan que se trata de la decimotercera lengua más hablada de Europa, por delante del irlandés, el finlandés o el danés. Las infografías que la integran dan cuenta de su uso en diferentes ámbitos, como la cultura, la educación, la administración o el deporte.
La ONG del catalán ya usó en su campaña a deportistas célebres, aunque rehusó informar a este diario sobre su coste. La Generalitat subvencionó a la entidad con 1,9 millones de euros entre 2019 y 2021. Hace un año fue la encargada de enviar una carta a la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, y a la Defensora del Pueblo Europeo, Emily O’Reilly, para impedir un debate sobre el modelo de inmersión lingüística en las escuelas de Cataluña organizado por la comisión de peticiones de la Eurocámara (PETI) que preside la popular Dolors Montserrat.
Una exigencia de Puigdemont
Los organizadores de la exposición reconocen que se trata de «una oportunidad en un momento clave», ya que la oficialidad del catalán está sobre la mesa de las instituciones europeas. España presentó formalmente la propuesta el 19 de septiembre, mientras ostentaba la presidencia rotatoria del Consejo de la UE. Era una exigencia de Carles Puigdemont para que Junts apoyara la investidura de Pedro Sánchez.
Los ministros de los Estados miembros mostraron sus reservas y decidieron aparcar el tema para más adelante. Puigdemont reconoció semanas más tarde que ese escenario significaba «un incumplimiento» de Sánchez, aunque no se dio por vencido y siguió presionando para ver cumplidas sus exigencias.
Antes de que acabara el año, el ministro de Exteriores, José Manual Albares, envió una carta a los Veintisiete para asegurarles que la propuesta de convertir el catalán, el vasco y el gallego en lenguas oficiales de la UE se circunscribía exclusivamente al caso de España «que cumple unos requisitos únicos». Su intención era calmar los temores de aquellos países que albergan hasta un centenar de lenguas minoritarias y que podrían demandar a su nación una medida similar.
Para que una lengua sea declarada oficial en la UE debe contar con una acreditación constitucional en el país de origen, constituir un idioma de trabajo en el Parlamento nacional (como sucede en este caso desde septiembre), que un Estado miembro solicite su reconocimiento y que este se comprometa a asumir todos los costes derivados de su uso en las instituciones comunitarias. Un informe preliminar de la Comisión Europea cifra en unos 132 millones de euros anuales (44 por idioma) el impacto económico.
Las fuentes diplomáticas reconocen que se trata de un coste asumible para España. El verdadero escollo se encuentra en convencer a sus socios europeos para aceptar la medida, que necesita un respaldo unánime. Suecia y Finlandia paralizaron el movimiento porque la propuesta de convertir el catalán (como el vasco y el gallego) en lenguas oficiales de la UE no contaba con ningún informe de impacto previo. Se les unió Letonia y Lituania, países que en el pasado, por su propia historia, se habían mostrado más proclives a las tesis de los independentistas.
Dentro de la progresiva implantación de las lenguas oficiales, el Congreso anunció este viernes que establecerá en este periodo de sesiones los medios necesarios para que haya traducción simultánea en hasta tres salas de comisiones al mismo tiempo. De este modo, las sesiones en comisión que se producirán en los próximos meses tendrán cubierto el derecho a usar y el derecho a entender las lenguas oficiales, aspecto que habrán de solicitar en tiempo y forma a los servicios de la Cámara.