Guillermo del Valle: «Pedro Sánchez no es de izquierdas»
Conversamos con el líder de Izquierda Española, partido de reciente creación que critica el rumbo del PSOE
Guillermo del Valle (Madrid, 1989) define su nueva formación política como esa «izquierda sin complejos» que no tolera las desigualdades entre ciudadanos, sean del territorio que sean. Para Del Valle, tan ultraderecha es Vox como los independentistas de Junts, a los que tacha de racistas y xenófobos. Compara la Liga Norte italiana, de Matteo Salvini, con la formación que lidera Carles Puigdemont desde Waterloo. A juicio del líder de Izquierda Española, Pedro Sánchez ha sumado con ellos la mayoría necesaria para «mantenerse en el poder a toda costa». Del presidente del Gobierno y líder de la Internacional Socialista afirma que no es de izquierdas y que su trayectoria zigzagueante lo demuestra. Este abogado de 34 años tiene claro que la ley de amnistía incurre en una inconstitucionalidad flagrante, y se fija entre sus principales tareas, si consiguen representación en el Parlamento Europeo, la lucha contra ese texto legal ante las instituciones europeas.
PREGUNTA.- ¿Por qué piensa que Izquierda Española es un partido necesario en este momento?
RESPUESTA.- Porque yo creo que hay una orfandad muy importante en cientos de miles de votantes españoles que anhelan un partido de izquierdas que defienda la igualdad en todos los planos, es decir, que conjugue a la vez un programa social y económico ambicioso, incluso transformador, porque hay importantes desigualdades económicas. Hay que reivindicar una libertad que abarque a todas las personas, no unos pocos privilegiados. Pero al mismo tiempo necesitamos una izquierda que defienda la igualdad de todos los españoles, con independencia del origen, de la procedencia y del código postal. La izquierda oficial ha evolucionado hacia posiciones identitarias de exaltación de la diferencia, del privilegio. Y para muestra un botón: los pactos en los que estamos hoy con formaciones muchas veces de ultraderecha, profundamente reaccionarias, incluso racistas y xenófobas y que van hacia la centrifugación del Estado. Izquierda Española conjuga la vertiente social, económica y la defensa de una ciudadanía común, igualitaria para todos.
P.- ¿Se refiere con «la izquierda oficial» al PSOE, a Sumar, Podemos…?
R.- PSOE y Sumar.
P. ¿En qué momento cree que el PSOE abandonó la defensa de la igualdad?
R.- Es complicado fechar siempre los momentos. Yo creo que hubo un naufragio identitario que se ha generado a lo largo de los años. El caso de José Luis Rodríguez Zapatero, que ahora se considera una referencia del progresismo y de la izquierda, fue la persona que abrió la puerta a que se podía gobernar España con aquellos partidos que buscan su fragmentación territorial, incluso partidos de derecha identitaria, de derecha dura que parece que por ser nacionalistas ya no son de derechas o ya no son conservadores. Pero desde luego hoy estamos en otra fase, mucho más acentuada. Pedro Sánchez no tiene gran ideología, no tiene unas connotaciones ideológicas, ni de un tipo ni de otro. Ha ido evolucionando y cambiando según la conveniencia.
«Pedro Sánchez no es de izquierdas»
P.- ¿Y no es de izquierdas?
R.-No. Yo creo que Pedro Sánchez ha defendido una cosa y la contraria. Ahora parece interesarle un gobierno más presuntamente de izquierdas en el ámbito social y económico, pero enormemente contradictorio porque, para llevar a cabo esa agenda social, depende de aquellos que quieren la ruptura de la caja única de la Seguridad Social, un pacto fiscal para Cataluña que rompe la redistribución entre españoles, que abre la puerta a la secesión de los ricos. Son políticas que le vienen mejor al neoliberalismo, que le viene mejor a la derecha neoliberal.
P.- ¿Puede poner algún ejemplo de cómo se está beneficiando a la derecha neoliberal con un Gobierno de PSOE y Sumar?
R.- Con un Estado fracturado, en el que las regiones compitan entre sí a la baja. Por ejemplo, en el caso fiscal, se beneficia, por ejemplo, al gobierno de la Comunidad de Madrid, que tanto critican. Isabel Díaz Ayuso compite fiscalmente a la baja. Indudablemente lo hace. Nosotros criticamos que compita a la baja, pero lo hace porque puede, porque la organización territorial del Estado se lo permite. La izquierda en general ha asumido que la exaltación de la diferencia y de la identidad es progresista. Y no lo es, porque muchas veces abre la puerta a las peores políticas de desigualdad.
«Hay extrema derecha aparte de Vox: Junts»
P.- El relato de Pedro Sánchez, en cambio, ahora es otro. Ya no habla del bloque progresista, sino del muro frente a la ultraderecha…
R.-Sí, efectivamente. Es un relato completamente falaz, pero que le funciona, para sus intereses. Aquí lo que hay que decir es con quién gobierna Pedro Sánchez, además de con Sumar: con nuestra Liga Norte, que es Junts. Hay otra extrema derecha aparte de Vox. Los que defienden tesis como que la inmigración andaluza (Ya el concepto da escalofríos) es peligrosa. Los que han hablado de baches en el ADN, de bestias taradas. Los que tienen un discurso racista y xenófobo abiertamente y que suman a ese discurso supremacista, racista y xenófobo la discriminación y la insolidaridad fiscal.
Lo que la izquierda tiene que hacer es ofrecer un proyecto a las clases populares, a las clases trabajadoras, esperanzador, de futuro. Tenemos que ir a ofrecer un futuro mejor a las clases trabajadoras que ven que sus condiciones materiales de vida no están garantizadas. Falta vivienda pública, falta inversión y tenemos un problema de producción, de bajos salarios, de fraude. Hay que atajar todos esos problemas, no establecer alertas antifascistas para que no vengan los reaccionarios. Hay que ofrecer soluciones a las clases trabajadoras que en buena parte de Europa están votando a formaciones de extrema derecha. Pero no es creíble una pedagogía anti reaccionaria con reaccionarios. Ningún militante socialista, ningún votante socialista o de Sumar, se cree eso. Otra cosa es que no quiera que gobierne la derecha y eso yo lo comparto, pero añado que no gobierne la derecha, pero que tampoco dependamos de la extrema derecha nacional secesionista.
P.- ¿Aspira, sobre todo, a recuperar votantes del PSOE que se sientan defraudados o frustrados?
R.- Izquierda Española tiene vocación amplia, profundamente social, inequívocamente comprometida con la igualdad y con la libertad de todos y con la solidaridad interterritorial que defiende más la causa de lo común que de pequeñas tribus identitarias, pero que, en ese sentido, es amplia. Es decir, que va desde el Centro izquierda socialdemócrata hacia una izquierda más transformadora y por eso aúna personas como Juan Francisco Martín Seco, gente que viene del mundo sindical, de Izquierda Unida, del PSOE, también. Compartimos un programa común y aquí falta una izquierda que no tenga complejos, tampoco en la asunción natural de su país. No una izquierda reconciliada con España, no como esencia metafísica, no una España nacionalista, sino una España de ciudadanos iguales, sin privilegios.
P.- ¿Es Izquierda Española la izquierda sin complejos que necesita el país?
R.- Sí, una izquierda sin complejos. España no es patrimonio de la derecha. No queremos una España oscura. Tampoco una España eterna, una España luminosa en la que no ha habido episodios oscuros en la historia. Esos relatos nacionalistas son todos ridículos. Hay que asumir España con naturalidad, que es un país, una nación política de ciudadanos en la que no aceptamos ningún filtro étnico, cultural o religioso, como nos cuenta a veces Vox.
España es la ciudadanía política. Y claro que uno puede ser ciudadano español siendo musulmán, siendo agnóstico, siendo ateo, indudablemente. Y somos todos iguales. De eso va la ciudadanía, de la igualdad y la libertad de todos. Sí, una izquierda sin complejos que no le regale la causa nacional, sobre todo el proyecto social, de transformación. Hay que defender la España simple, sin complejos y sin inflamaciones, con naturalidad como comunidad política de libres e iguales de verdad.
P.- ¿EL PSOE tiene complejos o hipotecas con sus socios parlamentarios?
R.- Ambas cosas. Creo que el PSOE hoy es un partido bastante irreconocible, que ha abandonado el socialismo democrático. No hay que ser leal a las siglas por encima de los principios. El PSOE es un partido desnaturalizado, un partido irreconocible. Y en general, la izquierda oficial es la izquierda que ha defendido históricamente la igualdad y la abandona en buena medida cuando exalta la identidad diferencial y muchas veces la desigualdad y los privilegios. Lo hace por hipotecas, indudablemente, por cortoplacismo electoral y porque ha asumido que, para gobernar España, vale cualquier aritmética peligrosa o tramposa. Y era mucho más digno ir a las elecciones porque la dicotomía es falsa.
No queremos desde la izquierda que gobiernen el PP y Vox, pero se trata de esforzarse para construir un proyecto de mayorías sociales y ofrecer una alternativa a los españoles. La izquierda lo ha conseguido en el pasado, en España. Pero hoy parece que ha optado por el atajo de sumar a diferentes grupos que tienen una agenda cantonal, una agenda del «qué hay de lo mío», incluso grupos racistas o xenófobos. Junts es un partido reaccionario en materia migratoria, identitaria, en materia de derechos de ciudadanía, de derechos humanos, de derechos sociales, de política social, económica y fiscal.
«Queremos un Gobierno no liderado por Feijóo, pero distinto al de Pedro Sánchez»
P.- Cabría la posibilidad de que, repetidas las elecciones, las cosas quedasen más o menos igual en aritmética parlamentaria. ¿Entonces, qué hacer?¿Seguir convocando elecciones?
R.- Efectivamente, no basta con repetir las elecciones. El problema es más profundo y hace falta una formación política distinta. Por eso hace falta una opción como Izquierda Española, que rompa este marco en el que se ha sumergido también la derecha del anti sanchismo: primero sacamos democráticamente a Sánchez y luego construimos. Este binarismo no funciona. Hay que ofrecer un proyecto político integral para España y ese es el que queremos ofrecer nosotros: un proyecto político que aborde lo laboral, lo productivo, lo fiscal, la educación, etc. No se trata de decir: «¿Estás con Pedro Sánchez o no?». Eso es lo que quiere, además, Pedro Sánchez, porque le viene bien. Queremos un gobierno distinto, desde luego no liderado por Feijóo, pero un gobierno distinto al de Pedro Sánchez.
P.- ¿Le preocupa que desde el PSOE digan que Izquierda Española es una muleta de la derecha, del PP y de Vox?
R.- Cuando uno tiene necesidad de decir eso tan pronto, con tanto nerviosismo y con precipitación es que saben que puede ser una opción política claramente ubicada a la izquierda y que interpela a su electorado, además de forma no sectaria, es decir, poniendo en valor algunas medidas positivas del Gobierno, como la subida de SMI u otras en las que podemos converger y tener acuerdos, pero siendo muy críticos con la centrifugación del Estado, con los pactos, con los nacionalistas y con todas las políticas identitarias que atacan la igualdad y la ciudadanía común, porque saben que su electorado y que las mayorías sociales a las que se dirigen no están contentas con algunas políticas identitarias que han molestado al feminismo de la igualdad, por ejemplo, o con políticas a veces de cesión ante grupos identitarios ultras, de extrema derecha, como la cesión de la inmigración. Muchos de sus votantes saben que ese no es el camino. Por eso tienen que salir a hablar de muletas. Yo creo que hay que debatir de propuestas y decir el modelo, por ejemplo, de Educación y Sanidad comunes, con un catálogo sanitario común, con unos criterios de calificación únicos en toda España. Cuando uno no puede debatir de propuestas, es indicativo de que alguno está más nervioso de la cuenta.
P.- Felipe González dijo recientemente que, con el resultado del 23 -J, se tendría que haber pactado entre PP y PSOE para evitar el chantaje de las fuerzas minoritarias…
R.-Yo soy un poco escéptico. No hay que preguntarse qué pactos. Me importa más el contenido de los pactos que quién pacte, porque es verdad que el PP y el PSOE, de forma tácita expresa, se han puesto de acuerdo para algunas cosas a lo largo de la historia de la democracia española, algunas positivas y otras no.
«La inconstitucionalidad de la ley de amnistía es flagrante»
P.- Como abogado que es, ¿cree que la ley de amnistía verá la luz y se aplicará en España?
R.- Hay informes jurídicos que hemos conocido recientemente de los letrados de las Cortes del Congreso hablando de la inconstitucionalidad, que yo creo que es flagrante. La amnistía es un privilegio jurídico casi feudal, que quiebra completamente la igualdad jurídica. Indudablemente, no es el indulto, que puede ser discutible. Es otra cosa, un estatus de impunidad, de intocables para unos pocos, para unos delincuentes de cuello blanco. Es estratificar la ciudadanía y decir a estos señores, que robaron dinero de las arcas públicas para intentar dar un golpe de Estado, van a gozar de un borrado, un olvido completo sobre esos hechos. Es el estatus de impunidad y es una justicia casi feudal. Me parece muy preocupante.
«Daremos la batalla en la UE contra la amnistía»
P.- Pero en caso de que pase los filtros del TC en España y si Izquierda Española consigue representación en el Parlamento Europeo, ¿van a destinar ustedes su tiempo y esfuerzos para que la UE paralice esa amnistía?
R.- Sí, indudablemente está en nuestra razón de ser. Hemos nacido, entre otras cosas, por y para eso, no para luchar contra todos los privilegios. Daremos la batalla en Europa, y en cualquier institución representativa donde tengamos la ocasión de tener representación, contra este privilegio jurídico inaceptable que, además, da una mala señal a la ciudadanía.
No lucharemos contra ese privilegio, lucharemos contra todos los demás. No pidiendo a Europa que haga los deberes por nosotros, sino dando una batalla en todos los escenarios. Yo creo que hay que defender lo común y lo que nos une. Es un horizonte mucho más esperanzador que el del nacionalismo, de esos egoísmos particularistas que tanto daño han hecho.
«Los que defienden la España plurinacional defienden también una Cataluña ‘grande y libre’»
P.- Es evidente que a usted no le convence lo del efecto conciliador y la concordia de la futura ley de amnistía…
R.- Es muy llamativo que aquellos que defienden una España plurinacional, que es más bien una España pluritribal, formada por pequeños feudos o tribus identitarias, defienden que cada una de ellas es homogénea y uniforme y piensa como un solo hombre. Es decir, Cataluña es una grande y libre. En Cataluña no hay pluralidad ni diversidad. Es un curioso concepto de España plurinacional. El nacionalismo niega la diversidad y la pluralidad. Es llamativo cuando la izquierda oficial, incluso Sumar, no la izquierda presuntamente más transformadora, compra esos relatos que España es así: diversa y plural. No, no, España es una nación política, democrática, plural, diversa, pero donde se trata de garantizar la igualdad de todos los ciudadanos, igualdad que hoy no está garantizada.
«Pedro Sánchez juega a mantenerse en el poder a toda costa»
P.- Ha dicho usted que la ilegalidad de la futura ley de amnistía es «flagrante». Entonces ¿a qué cree que estaría jugando el Gobierno, que debe de tener todos los informes jurídicos sobre la mesa?
R.- El Gobierno está jugando a mantenerse, es decir, a una concepción patrimonialista del poder, una concepción muy peligrosa. No se trata de ocupar el poder a cualquier precio o a toda costa. Se trata de preguntar para qué es ese poder. Aquí no hay ningún proyecto, ni reformista, ni de ningún otro tipo. Habrá parches y habrá algunos parches que acierten. Indudablemente. Eso no lo negamos, pero hay una vocación de mantenerse en el poder a cualquier precio y a toda costa. A eso juega Pedro Sánchez, en buena medida. Por eso ha sido tan zigzagueante su trayectoria.
P.- Hablemos de Izquierda Española y de los posibles fichajes que se han barajado: Nicolás Redondo Terreros, Soraya Rodríguez… ¿Qué hay de cierto?
R.- Es una buena señal que hayan salido muchos nombres. Eso significa que ha habido una expectación y que mucha gente está ilusionada con este proyecto político. Eso responde una necesidad que va más allá de los fichajes y que tiene que ver con las ideas y los principios. Pero yo creo que es importante que sea un proyecto solvente y sólido, bien asentado en lo que quiere ofrecer a la sociedad española, porque ya hemos conocido que ha habido muchos proyectos de caras visibles, mediáticas y de mucho marketing, pero bastante huecos desde el punto de vista de los contenidos, de los principios. Lo que importa es el proyecto político que se ofrece y también la gente que lo hace, indudablemente.
El Jacobino ha sido un proyecto durante cuatro años que ha ido ya tejiendo una estructura y una organización territorial y en el que hemos trabajado en una izquierda sin complejos con la unidad nacional y que defienda la igualdad de todos y que no caiga en esa exaltación identitaria. Es lógico que se hayan unido personas que han ofrecido su apoyo de manera muy generosa como Soraya Rodríguez, personas como como el propio Ángel Pérez, como Juan Francisco Martín Seco, personas de procedencias diversas, como Félix Ovejero, Francesc de Carreras, personas que han dado su apoyo. Fundadores de Ciudadanos. Y se espera que muchos históricos del PSOE puedan hacerlo. Yo creo que hay que respetar los tiempos de todo el mundo.
«Esta forma de legislar, populista, es tan peligrosa que no puede pasar constantemente»
P.- Imaginemos que Izquierda Española obtiene representación en el futuro en las instituciones españolas y se les reclama su apoyo. ¿A quién y a cambio de qué lo darían?
R.- Esta forma de legislar, esta técnica legislativa populista tan peligrosa no puede pasar constantemente, no se puede hacer de la excepción norma, porque eso es peligroso también para la salud del Estado de Derecho. Indudablemente, nosotros no seremos comparsa en la política. Queremos condicionar e influenciar: que la política social sea ambiciosa y alejada del neoliberalismo.
Nosotros, por ejemplo, animaremos a la izquierda oficial a hacer una reforma fiscal progresiva en serio. Por ejemplo, tocando el IRPF, que esto no nos lo pone encima de la mesa el PSOE y Sumar, para que las rentas del capital tributen como las rentas del trabajo. Un Estado donde no haya competencia fiscal entre regiones. Una Sanidad y una Educación en las que habrá que poner fondos públicos y recursos suficientes, porque han sufrido unos recortes concatenados en las diferentes crisis. Venimos a contribuir a una política verdaderamente de izquierdas, una política social, pero una política, al mismo tiempo, que se tome en serio lo común y lo público.
P.- ¿Una izquierda sin complejos hubiese votado contra los decretos que recientemente aprobó el Gobierno y se convalidaron por los pelos en el Parlamento?
R.- Los decretos ómnibus tienen cosas positivas, indudablemente. Por ejemplo, la prórroga, la suspensión de las ejecuciones hipotecarias, aunque no es el Estado el que tiene que transferir la responsabilidad a los propietarios, sino el que tiene que garantizar un derecho social como la vivienda. Estaríamos a favor de muchas de las medidas de este Gobierno, de otras no. De las medidas más populistas indudablemente no, pero no vamos a estar por el peaje de la centrifugación del Estado, de la desigualdad, de los privilegios.
Es que lo que no se puede es votar en paz. No puede ser que para aumentar políticas de agenda social ataquemos el Estado de derecho. Con los nacionalistas esta perspectiva no se puede tener, porque el nacionalismo busca descarrilar los derechos sociales en Burgos, porque consideran que uno de Burgos es de fuera, es un extranjero en el País Vasco, por ejemplo. Ese es el drama: que no se pueda defender al tiempo una agenda social incluso más ambiciosa que este Gobierno, que a veces es populista, de forma contradictoria, pero una agenda de la igualdad de todos los españoles. Ahí votaríamos a favor de algunas cosas. Pero en todo lo que significa la federalización del Estado, la ruptura de la hacienda común, los privilegios fiscales, la amnistía, las cesiones a los nacionalistas, las políticas identitarias de fractura de lo común… ¡Ahí no íbamos a estar nunca!
P.- ¿Y con las propuestas del PP o de Vox?
R.- No, la derecha es un actor democrático que hay que respetar. Pero más allá de lo que se pueda votar coyunturalmente a favor de alguna medida transversal, como una reforma de la ley electoral o la despolitización del Consejo General del Poder Judicial con el mecanismo de sorteo, por ejemplo, sería muy complicado conformar gobiernos con pactos de acuerdos con formaciones políticas que están quizás en nuestras antípodas ideológicas. Pero eso es saludable en política. No tiene que ver con la crispación o la polarización. La polarización tiene que ver con la negación antidemocrática del otro, el disenso ideológico. La diferencia con una persona que sea liberal en lo económico, conservadora, es buena. Es decir, es normal que aquí haya determinado cierto disenso político ideológico. Es una muestra saludable de un sistema democrático.