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Podemos se prepara para acoger a Ábalos en el Grupo Mixto: historia de una 'amistad peligrosa'

Los morados hablan de «chivo expiatorio» y apuntan a responsabilidades de otros ministros como Robles y Marlaska

Podemos se prepara para acoger a Ábalos en el Grupo Mixto: historia de una ‘amistad peligrosa’

José Luis Ábalos, Irene Montero y Pablo Iglesias, durante su paso por el Gobierno, el 12 de octubre de 2020. | Europa Press

Podemos se prepara para acoger al ya exdiputado socialista José Luis Ábalos en el Grupo Mixto, donde se hallan cuatro diputados del partido morado, todos convencidos de haber sido víctimas de un plan de Pedro Sánchez para aniquilarlos, con la complicidad de Yolanda Díaz y Sumar. Ábalos se ha negado a dejar el cargo y asumir «responsabilidad política» por la investigación que afecta a su ex mano derecha Koldo García Izaguirre. Podemos, que llegó a la política cargando contra la corrupción de la «casta», ahora valora acercarse a un dirigente, aunque con discreción, que puede quedarse salpicado por una investigación judicial, pero que maneja información relevante tanto sobre el PSOE como Sumar. Las relaciones entre él y Pablo Iglesias son históricamente muy buenas, y sobre esa base puede actuar Podemos. Se abre una nueva etapa muy incierta para la legislatura.

La amistad peligrosa entre Ábalos y Podemos empezó en el verano de 2019. Los morados, capitaneados entonces por Pablo Iglesias, estaban pugnando con Sánchez para entrar en el Gobierno de la nación. Su plan pasaba por ceder sus más de 30 diputados a cambio de obtener sillones en el Consejo de Ministros. Sánchez se negaba a aceptar las exigencias de Iglesias, entre ellas, las de tener al menos un ministerio de peso (luego obtuvo el de Trabajo) y a nombrar al secretario general de Podemos como vicepresidente. Iván Redondo sugería a Sánchez ir hacia una repetición de los comicios, mientras que Ábalos se mostraba abierto a negociar con Podemos. Los morados nunca han olvidado aquel extremo.

La historia dio la razón a Ábalos e Iglesias. La repetición de los comicios fue un fracaso para Sánchez, que no mejoró su resultado de unos meses antes. El presidente socialista no tuvo más remedio que asumir la inclusión de Podemos en el Gobierno. No tardó más de 24 horas en cambiar de opinión. Entró en contacto con Iglesias y le pidió no hablar con nadie y trasladarse a la Moncloa para hablar.

El ‘caso Delcy’

Era un lunes poselectoral, y en un puñado de horas los dos líderes se pusieron de acuerdo. España tendría de allí a pocos días su primer gobierno de coalición de su historia. La lectura de Ábalos se había impuesto, y el dirigente socialista se haría con el Ministerio de Transportes, el que más dinero gestiona y más contratos de obra firma. Iglesias logró un despacho en un ministerio compartido con Salvador Illa, con unas competencias muy limitadas. Pero aupaba a cuatro de los suyos a un ministerio, y puso su firma en los libros de historia de este país.

A partir de ese momento, Iglesias siempre defendió pública y privadamente a Ábalos en unos cuantos escándalos que salpicaron al socialista. El primero fue la visita relámpago de la venezolana Delcy Rodríguez al aeropuerto de Barajas. El equipo de Iglesias siempre negó haber tenido nada que ver con aquel misterioso desembarco, aunque en sus memorias el exlíder de Podemos ofreció otra versión de los hechos. Iglesias reveló que supo por los contactos en América Latina de Alfredo Serrano y Enrique Santiago (entonces secretario de Estado del ministerio de Irene Montero, después alejado por ella y ahora hombre fuerte de Yolanda Díaz) que la vicepresidenta venezolana se desplazaría a España en un avión oficial del régimen. Acto seguido, informó a Pedro Sánchez. «Era la típica cosa que podía acabar mal», relató.

Cuando Sánchez recibió el aviso de Iglesias, le tranquilizó. «Me dijo que no me preocupara», escribió Iglesias, para añadir sus dudas sobre el operativo de La Moncloa, tal y como ya recogió este diario. «Reconozco que veíamos con cierta ironía el lío que se podía armar con nosotros de espectadores. Y, sinceramente, la manera en la que se gestionó no fue demasiado inteligente», recoge el libro-entrevista Verdades a la caraRecuerdos de los años salvajes (Navona).

Participación en el Canal Red

El exministro fue el encargado por Sánchez de resolver el problema. Y en su libro Iglesias le defiende al afirmar que fue uno de los pocos dirigentes del PSOE que «siempre consideró que su partido no había estado fino en este asunto». Aunque con respecto al Delcygate añadió que «parece que, efectivamente, existía una invitación personal por parte de Ábalos a un ministro venezolano que era amigo suyo y que debía participar en un evento en España. Lo que, por lo visto, no estaba previsto es que viniera en el mismo avión que la vicepresidenta de Venezuela».

«Este hecho puntual», añadió Iglesias, fue el «detonante» de una «persecución» contra el exministro, que él califica de «proceso de latinoamericanización de la política española». Un proceso que, a su juicio, ha promovido la derecha a través de «debates crispados» en los medios de comunicación. Iglesias se refirió en concreto a las investigaciones de THE OBJECTIVE sobre el cese de Ábalos por parte de Sánchez, que se produjo en 2021. Sobre aquel cese se ha informado de la pérdida de confianza del presidente hacia su ministro –por razones tanto personales como profesionales–, sobre la que queda aclarar si Sánchez tenía constancia de los contratos millonarios de mascarillas sellados gracias a la intermediación de Koldo García en plena pandemia.

Mientras Ábalos dejaba su ministerio, las buenas relaciones con Podemos fueron a más. Dos años después, ya en 2023, cuando Iglesias había dejado el Gobierno y abierto su canal de televisión Canal Red, Ábalos, que cabe recordarlo comenzó su carrera política en la militancia del PCE y goza de amistades influyentes en América Latina, fue uno de los invitados a la primera emisión del programa de la mañana. Uno de los elementos que más interés despertó entre los militantes de Podemos y seguidores del programa fue la complicidad de Ábalos, que ya como simple diputado socialista accedió a una entrevista vía móvil desde los pasillos del hemiciclo, en el día de estreno de El Tablero. El Congreso debatía la moción de censura de Vox, y Ábalos intervino para hablar de maniobra de «antipolítica» y de «frivolización de las instituciones representativas».

«Chivo expiatorio», y Marlaska y Robles

Entre Ábalos y Podemos, concretamente con el entorno de Iglesias, siempre ha existido cierta cercanía y comprensión, según reconocen fuentes moradas. Y esta entente ha quedado palpable en estos días, tras saberse de la detención de Koldo y los miembros por su presunta trama delictiva. Para Podemos, el exministro del PSOE es tan solo un «chivo expiatorio» de un caso de presunta corrupción que involucraría a otros ministros, estos sí declarados enemigos directos de Podemos, como Fernando Grande-Marlaska, Carmen Calvo y Margarita Robles.

«Nunca asumieron sus responsabilidades», comentan en la ejecutiva de Podemos, para sostener que la persecución de Ábalos ahora es lo «fácil». «Si Ábalos tiene que dimitir por el Caso Koldo según el PSOE, también tendrían que hacerlo Marlaska, Calvo y Robles», recogió un reciente artículo publicado en la web adscrito al Canal Red.

«Nosotros lo que planteamos es que hay que investigar esto a fondo, que la cuestión no se agota con un chivo expiatorio, que pueda ser Ábalos y que pueda dimitir o no, sino que la cuestión va más allá y es una cuestión de que durante lo peor de la pandemia hubo quien se aprovechó de contratos públicos para sacar comisiones ilegales en la venta de mascarillas», afirmó el martes el portavoz parlamentario de Podemos, Javier Sánchez Serna. Podemos ha aprovechado el caso de las mascarillas para volver a cargar contra el «bipartidismo», en un esquema que ya se plantea como preparación electoral para las europeas.

Acercamiento que empezó en 2021

Fuentes de Podemos admiten que la formación morada no quiere hacer sangre con el asunto. Su planteamiento ha sido de cierta ambigüedad: por un lado, pedir que se aclare la cuestión de presunta corrupción y, por el otro, que se llegue hasta las responsabilidades más altas. Los morados tienen un objetivo de cara a las elecciones europeas. Necesitan promover la candidatura de Irene Montero, y a ello están dirigiendo los recursos del partido. A la vez, quieren atacar a Yolanda Díaz, como venganza por lo ocurrido en las listas electorales del 23-J y porque Podemos disputa a Sumar el espacio de la izquierda alternativa al PSOE.

En el otro frente de este segmento político, en Sumar, también guardan cautela. Yolanda Díaz tardó un día en reaccionar tras conocerse el arresto de Koldo García. Habló solo después de que Compromís amagara con la dimisión de Ábalos. Más Madrid también ha exigido con más contundencia el alejamiento de Ábalos. Díaz, en cambio, suele remitirse al PSOE y a sus decisiones, pero en su formación creen que el escándalo de las mascarillas puede afectar su proceso de consolidación interna del liderazgo. Y en eso quiere actuar Podemos.

Ahora compartirá bancada en el Grupo Mixto con Ábalos, cuya soledad les brinda la oportunidad de acceder a la información y contactos de los que dispone el exministro, tanto respecto a dirigentes socialistas como a miembros de Sumar. Podemos ya estudió la opción de acercarse a Ábalos a finales de 2021, tal y como desveló en exclusiva este diario. Ahora quedan más márgenes para este acercamiento, que las fuentes consultadas aseguran que se dará, aunque será confidencial o «en la sombra».

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