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El fichaje de Iglesias por TVE desata el miedo en Sumar a una «pinza» del PSOE contra Díaz

Podemos ve la mano de Díaz en el cese del jefe de contenidos de RTVE por el fichaje de Iglesias

El fichaje de Iglesias por TVE desata el miedo en Sumar a una «pinza» del PSOE contra Díaz

El exlíder de Podemos, Pablo Iglesias | Europa Press

El fichaje de Pablo Iglesias por parte de Televisión Española ha activado múltiples alarmas en Sumar. El partido de Yolanda Díaz no ve con buenos ojos esta operación, que convertirá al exlíder de Podemos en colaborador fijo del programa Mañaneros. Este fichaje, que se suma al de dos colaboradores del Canal Red, despierta todo tipo de sospechas en la formación que lidera Yolanda Díaz. Y una de ellas se relaciona con una presunta «pinza» a la que estarían trabajando tanto Pedro Sánchez como Iglesias para debilitarla. El cese repentino del jefe de contenido de RTVE, con el apoyo inesperado de un consejero cercano a IU, ha encendido, por otro lado, la sospecha de Podemos de que Díaz maniobre para frenar la vuelta de Iglesias al ágora mediático nacional

Las relaciones entre el PSOE y Sumar no pasan por un bueno momento. Fuentes socialistas aseguran que el presidente del Gobierno reprocha a Díaz no estar controlando a los suyos. Sánchez aupó a Díaz como alternativa a Iglesias. Respaldó su opa hostil, con fichajes de muchos dirigentes del partido morado y una interlocución directa con la Moncloa que debilitó a Irene Montero, Ione Belarra y los que queda de la cúpula de Podemos. Los cuadros intermedios y también diputados en el Congreso, así como algunos referentes de ámbitos mediáticos, entendieron que su futuro político y personal estaba más seguro bajo el paraguas de la ministra de Trabajo. Y dieron la espalda a Iglesias. 

Ahora, sin embargo, Podemos cree que ha llegado la hora de su venganza. La escisión parlamentaria del pasado otoño ha permitido a Podemos tener más influencia y un hilo directo con la Moncloa. Y no es casual, según las fuentes consultadas en el partido morado, que Iglesias y sus colaboradores vean cómo se levanta el veto en RTVE.

Antes, todo pasaba por Yolanda Díaz y sus personas de confianza, algunos de ellos exfieles de Podemos. Los dirigentes de Podemos se vieron orillados. Necesitaban intermediarios para llegar a Pedro Sánchez y el efecto teléfono escacharrado estaba al orden del día, así como las sospechas de traiciones, una costumbre siempre presente en el partido morado. Pero el fichaje en TVE de Iglesias y de sus colaboradores del Canal Red (Laura Arroyo y Manu Levín) representa sin duda un escenario nuevo.

Guerra en RTVE

La vuelta de Iglesias a la televisión nacional revela que las relaciones entre Sánchez y Podemos han mejorado. En ello coinciden tanto en Podemos como en Sumar, donde reconocen que «todo tiene un precio». Por un lado, la necesidad de Sánchez de contar con los cuatro diputados de Podemos en el Grupo Mixto. Y por el otro, el interés en que Iglesias y Podemos no cabalgue la crítica al PSOE por los casos de corrupción, reeditando su esquema de éxito del bienio 2014-2016. 

Al menos, hasta el pasado martes, cuando la salida repentina del exresponsable de contenidos de RTVE José Pablo López ha desatado todo tipo de especulaciones en el segmento morado. El cese de López obtuvo el apoyo de un consejero de área de IU, José Manuel Martín Medem. Y Podemos interpreta que este hecho revela las maniobras de Díaz para frenar la vuelta de Iglesias a la televisión pública.

Oficialmente, el casus belli atañe más al fichaje estrella de David Broncano que a cuestiones políticas, pero los morados señalan que Medem votó lo mismo que los consejeros del PP para destituir a López. El cese de López ha desembocado en la destitución también de la presidenta Elena Sánchez. La presidenta, tal y como adelantó THE OBJECTIVE, había entrado en colisión con López, respaldado por el núcleo duro de la Moncloa, así como por José Miguel Contreras. Moncloa ahora deberá encontrar un sustituto y no será fácil.

Pero para Podemos y también fuentes cercanas a Sumar, el cese de López es «la onda expansiva del fichaje de Iglesias». Y todo ello a pesar de que los morados creen que sus relaciones con Sánchez han mejorado sensiblemente. Pero la guerra en su espacio político se ha extendido a la televisión pública. En Sumar saben que Iglesias no es un político cualquiera, y que a partir de ahora empieza la precampaña de las europeas. El «ruido» que tanto angustiaba a Díaz ha vuelto. Y los morados aseguran que la política gallega está intentando mandarlo a callar.

Yolanda Díaz
Yolanda Díaz. | Europa Press

Errores y dudas

La Cadena Ser decidió en otoño prescindir de la colaboración de Iglesias en su programa estrella de la noche. Ya aquello sirvió a los morados para denunciar la purga de Díaz. Los de Sumar vivían cada lunes por la noche con cierta agonía. El «ruido» de Iglesias les ensordecía. Los ataques desde esta cadena a Sumar, Díaz y sus propuestas y acciones molestaban a la vicepresidenta segunda. Y Sánchez estaba por aquel entonces interesado en que Podemos dejara de facto de existir, fagocitado por Sumar. Ahora, sin embargo, las tornas han cambiado. 

La preocupación es de tal nivel que en Sumar también hay quien teme una crisis de gobierno después de las catalanas y europeas, si los resultados son malos para el PSOE. Los socialistas, sostienen, descargarán la responsabilidad del pinchazo en Díaz. Mientras que para la política gallega será difícil no vincular su caída a los casos de corrupción que afectan al PSOE. La posibilidad de que la alianza se vea afectada por los malos resultados existe, aunque el núcleo más pragmático de Sumar sostiene que Sánchez no querrá abrir la caja de Pandora de los ministros, porque le obligaría a contemplar unos departamentos para Podemos. 

Pero en Podemos se percibe cierta euforia. Los morados huelen las dificultades de Díaz. Creen que se ha enjaulado entregando todo el poder a la corriente errejonista, que estaría ya trabajando en la sombra para su relevo. «Íñigo no será nunca el segundo de nadie», avisan. Ernest Urtasun, por un lado, Josep Vendrell, por el otro, y el propio Errejón, con la complicidad del ministro Pablo Bustinduy, estarían orquestando algo parecido a un putsch interno que activar en el caso en que Díaz deje de cumplir con sus órdenes o su estrella se apague definitivamente. La ministra se la juega en las elecciones europeas: un empate técnico con Podemos sería su fin político, con una rebelión de todos sus socios, y el fin del entente con Sánchez. 

La luna de miel de Díaz con la opinión pública está flaqueando. El encuentro con Puigdemont generó dudas internas, después llegó la escisión de Podemos, y en febrero el pésimo resultado electoral en Galicia. En seis meses Yolanda Díaz ha perdido tirón mediático y político. Incluso en su sector hay quien la critica, y quien admite que el proyecto «hace aguas por todas partes».

Los sindicatos, sobre todo Comisiones Obreras, siempre cercanos a ella, empiezan a dudar. En los sondeos Sumar ya baja del umbral psicológico del 10%. Y por delante tiene tres citas electorales y por resolver el embrollo de la lista europea, con presiones cruzadas de sus socios territoriales. En esa tormenta perfecta, ahora se añade la vuelta de Iglesias al ágora mediática más importante. Siempre y cuando, de repente, Díaz no logre frenarlo y desactivar esa «pinza» entre Podemos y Sánchez que más de uno ya temen en Sumar.

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