Podemos se desmarca de Sumar al limitar a Israel su ataque por la crisis con Irán
Podemos quiere convertir el «no a la guerra» en un lema de campaña y dividir a los aliados de Yolanda Díaz
Podemos quiere marcar perfil propio en la crisis en Oriente Medio. Los morados pisan el acelerador en uno de los temas que pueden condicionar la campaña de las europeas de junio. El partido que presentará a Irene Montero de candidata lleva meses empujando hacia un relato que centra la responsabilidad de la crisis sobre todo en Israel. Prueba de ello es que la rueda de prensa del lunes, tras la reunión de la ejecutiva de Podemos, sus portavoces han preferido «condenar» la actitud de Israel y han omitido palabras críticas con Irán. Siguen defendiendo la tesis del «genocidio» en Gaza. Sumar, por su parte, que también quiere poner en la diana al gobierno de Benjamin Netanyahu, prefirió condenar el lunes también el ataque de drones y misiles de Teherán del pasado fin de semana.
Dos días después del envío de los drones y misiles de Teherán, Podemos ha preferido centrar su ataque y condenar a Israel. Pablo Fernández, portavoz de Podemos, acusó el lunes a Israel de «poner en riesgo la seguridad mundial». Y calificó de insuficiente la postura del Gobierno con su llamamiento al Gobierno de Netanyahu de contención ante Irán.
Sumar, en cambio, ofreció una versión algo más matizada. Su portavoz, Ernest Urtasun, que también ejerce de ministro del gobierno de Sánchez, dijo que su partido condena tanto el bombardeo de Israel al consulado iraní en Damasco como el ataque de Irán al territorio de este país. Sumar, que en un primer momento evitó condenar el ataque de Irán, ha corregido el tiro el lunes. Aunque coincide con Podemos al hablar de «genocidio» en Gaza, y en acelerar en el reconocimiento del Estado de Palestina.
«Sin ninguna duda, la suerte del pueblo palestino será la suerte de la paz en el mundo en la medida en que seamos capaces de salvar al pueblo palestino», dijo Urtasun. Una posición, ésta, que también defiende Pedro Sánchez, quien ha activado una gira internacional, logrando más de un titular en la prensa extranjera, de momento poco interesada en la amnistía a los independentistas del procés y los casos de presunta corrupción que están sacudiendo el partido.
Espacio político
Podemos y Sumar quieren desmarcarse del PSOE. Saben que en los comicios europeos, donde se libra el capítulo final y definitivo de su choque, influirá la sensación de que hace falta un partido marcadamente alejado de la «socialdemocracia». Podemos insiste en sus mitines en la idea de que Sumar es una izquierda demasiado amable, una muleta de Pedro Sánchez, creada desde la Moncloa para romper el espacio unitario y debilitar al partido de Ione Belarra. Una operación, en definitiva, de los poderes fuertes para arrinconar a la «única izquierda que puede cambiar las cosas», según la tesis de Iglesias que repiten los portavoces morados. Y avisan: «Estamos volviendo».
Las elecciones vascas pueden convertirse en un banco de prueba que demuestre que Podemos no está muerto. En Galicia tanto Podemos como Sumar pincharon en hueso. Pero en el País Vasco los morados tienen sensaciones positivas. Este diario lo adelantó, y la presencia en la campaña electoral de Irene Montero y sobre todo de Pablo Iglesias refuerza esta lectura. Iglesias había respaldado su partido en los comicios autonómicos y municipales de mayo. Luego se había cerrado en su canal de televisión, y aunque había criticado a Sumar, no había participado a más mitines de Podemos.
El pasado viernes, en cambio, se hizo ver en Bilbao, para respaldar a la candidata Miren Gorrotxategi, quien creen que puede dar la sorpresa: alcanzar un escaño, mientras que Sumar se queda fuera del Parlamento de Vitoria. Los morados creen que la candidata de Sumar es desconocida, y que sus votantes son más fieles en el País Vasco que en otros territorios. Es decir, que sueñan con dar una demostración de vitalidad y encarar la campaña de las europeas (en las catalanas Podemos ha decidido no concurrir).
«No a la guerra» y dividir a Sumar
Hace meses, cuando estalló la crisis de Gaza, Podemos reaccionó rápidamente tomando partido por Palestina y criticando a Israel. Lo hizo incluso cuando Tel Aviv, con la ocupación de Gaza, recibía el respaldo más o menos explícito de las demás formaciones políticas. Esto empujó a Yolanda Díaz a seguir la estela de Podemos.
Díaz sabe que la defensa de Gaza forma parte del imaginario colectivo de los militantes y votantes de izquierda. En sus filas, además, hay diputados y eurodiputados muy cercanos a Gaza, y las presiones de unos y otros han aconsejado a sus estrategas de hablar también de «genocidio» israelí. La vicepresidenta amagó incluso con viajar a Palestina como golpe de efecto. Exteriores se enojó, porque dijo no haber sido avisado. El equipo de Díaz, en cambio, sostiene que sí se avisó antes del anuncio.
Sea como fuere, Podemos cree que la cuestión palestina condicionará el debate de la campaña europea. Podemos busca ejes para intentar convencer a sus votantes y lograr, al menos, que Irene Montero encuentro refugio en Bruselas. Los morados vuelven al «no a la guerra» que en su día sirvió para movilizar a los españoles contra la invasión de Iraq. También hablarán de feminismo, intentando capitalizar los apoyos que cosecha Montero en el colectivo LGTBI. El tercer eje será presumiblemente el rechazo al rearme (tanto por Ucrania como por otras crisis internacionales). Y por supuesto, la crítica a Díaz y a Sumar por su posición blanda en el Gobierno de Sánchez.
En Sumar conviven, no obstante, diferentes almas. Izquierda Unida defiende una postura dura más parecida a la de Podemos. Mientras que los ecologistas se alinean a los verdes europeos y alemanes, más tibios sobre los culpables del caos en Oriente Medio. Podemos quiere abrir una brecha entre los aliados de Díaz. Por un lado, empujando a IU a acercarse a él, y por el otro recordando que los verdes europeos, que respaldan a Yolanda Díaz, tienen una posición «belicista» en Ucrania. Los morados quieren aprovechar las contradicciones de sus enemigos, y hacer de la política internacional uno de los campo de batalla del enfrentamiento europeo.