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Robles descoloca al personal del Hospital Gómez Ulla al poner a dos generales al frente

El centro hospitalario estrena un nuevo mando con un director y una subdirectora que tienen la misma condición militar

Robles descoloca al personal del Hospital Gómez Ulla al poner a dos generales al frente

Margarita Robles escucha al general Areta en su última visita al hospital Gómez Ulla. | Foto: Flickr M.Defensa

«¿Quién es el general?». Esa pregunta empezó a circular este jueves entre los trabajadores del Hospital General de la Defensa ‘Gómez Ulla’ después de que la ministra de Defensa, Margarita Robles, haya descolocado a más de uno al formalizar el nombramiento de la nueva general de brigada médico Elvira Pelet como subdirectora del citado centro. Se da la circunstancia de que el actual director —Francisco Javier Areta— también ostenta el grado de general de brigada, por lo que es la primera vez en la historia del centro hospitalario en el que los dos principales mandos tienen la misma condición militar.

Pelet se convirtió el martes, junto a la coronel María Rosa García Toledanoen la primera mujer en llegar al generalato dentro del colectivo médico de las Fuerzas Armadas. García Toledano ha sido colocada al frente de la Sanidad del Ejército de Tierra a pesar de que ha desarrollado toda su carrera militar en el Aire, mientras que Pelet ya estaba trabajando de subdirectora de médica en el Gómez Ulla a las órdenes de Areta, por lo que su nuevo nombramiento (ver abajo) supone darle continuidad al cometido que ya desempeñaba.

Las fuentes militares consultadas por THE OBJECTIVE coinciden en que Areta y Pelet han formado un buen tándem en el Gómez Ulla y que no se conocen discrepancias entre ellos, pero muestran su sorpresa ante la nueva dirección del hospital cuando no está contemplada en la propia estructura orgánica de la Sanidad militar que, curiosamente, fue modificada el martes por la Subsecretaría mediante la Instrucción 8/2024, según desveló El Confidencial Digital.

Es más, varias personas allegadas a Areta subrayan el malestar del director del Gómez Ulla tras ver que no ha sido ascendido a inspector general de Sanidad de la Defensa –el máximo empleo al que podía llegar y que ha recaído en el general Juan Antonio Lara— y ver cómo su subordinada estará a partir de ahora a su lado con el mismo grado que él. «La situación es incomodísima», resume una fuente.

En el hospital se daba por hecho que Pelet sería colocada al frente del hospital militar de Zaragoza tras la plaza que Lara ha dejado libre al ascender a inspector general. Incluso, la citada instrucción recuperaba la figura del general de brigada para dirigir este centro, el segundo más importante gestionado por Defensa. Una situación que ya se daba de facto desde hace dos años, pero que ahora se ha regularizado por escrito. Sin embargo, Robles no ha nombrado un sustituto de Lara, por lo que el coronel Alfredo Buisán toma las riendas del centro hospitalario en el que se recuperan heridos de guerra ucranianos.

La ministra ha dado muestras en el pasado de saltarse las estructuras orgánicas de la Sanidad militar con nombramientos que, en principio, no estaban contemplados dentro de las Fuerzas Armadas. Ocurrió con Lara cuando le ascendió a general de brigada médico en Zaragoza y al desdoblar la Subdirección del Gómez Ulla con una nueva estructura: la de calidad asistencial y atención al paciente que dirige la coronel Elena Ballester, que se sumó a la médica ya existente y que recayó en Pelet.

Además, las citadas fuentes sugieren cierta improvisación en Defensa ya que el nombramiento de la subdirectora del Gómez Ulla con su nueva condición de general de brigada contiene una errata –le falta la coletilla «de médica»– que el departamento que dirige Robles tenía previsto corregir este viernes en una nueva orden en el Boletín Oficial de la Defensa (BOD).

https://twitter.com/Defensagob/status/1780655765490979263

En Defensa se defiende la inédita presencia de dos generales al frente del hospital con el argumento de que toda organización militar de ese tamaño suele tener más de uno en su estructura orgánica. Es el caso del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial  (INTA), donde el director es un teniente general y el secretario general, un general de división. «En el Gómez Ulla hay trabajo para dos y tres generales», subraya una fuente consultada por este diario.

Precisamente, una vía para solventar el embrollo de tener a dos generales de brigada dirigiendo el Gómez Ulla sería ascender a Areta a general de división, según coinciden las fuentes militares, pero la Sanidad militar solo contempla que haya uno en activo: el mencionado Lara como inspector general. «Es mucho mejor que haya supeditación militar», recomiendan.

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