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Robles asciende por primera vez a dos mujeres a general médico en las Fuerzas Armadas

La ministra se decanta por el general Lara para el puesto de inspector general de Sanidad de la Defensa

Robles asciende por primera vez a dos mujeres a general médico en las Fuerzas Armadas

La ministra de Defensa, Margarita Robles, en una reciente visita a la Brigada 'Almogávares' VI de Paracaidistas.

El Consejo de Ministros ha ascendido este martes a la vez a las coroneles María Rosa García Toledano y Elvira Pelet Pascual al empleo de general de brigada médico del cuerpo militar de Sanidad, según desvelan fuentes militares a THE OBJECTIVE. Es la primera vez en la historia de las Fuerzas Armadas que una mujer llega a esa condición y también la primera vez que dos mujeres ascienden al mismo tiempo al generalato.

García Toledano es la actual directora del Centro Instructor de Medicina Aeroespacial (CIMA), un órgano adscrito al Ejército del Aire, y Pelet desempeña el cargo de subdirectora del Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla, el principal centro hospitalario gestionado por las FFAA en colaboración con la Comunidad de Madrid. Antes de ello fue la jefa del Servicio de Anestesiología y Reanimación en dicho hospital.

Con el ascenso de ambas coroneles al generalato se cierra un incómodo asunto para Robles ya que no había encontrado en los últimos tres años a la militar que se convirtiese en la primera general médico de las Fuerzas Armadas. El año pasado, la candidata más cercana renunció por escrito a ascender al generalato para seguir compaginando su trabajo por las tardes en la sanidad privada.

La ministra había tenido tres promociones para intentar elegir a la primera general médico dentro de los Cuerpos Comunes. Las coroneles que habían superado el curso de general habían sido Nuria OlmedillaAurora MolinaRosa GarcíaAna Betegón, Milagros Hijosa y Paloma Sánchez, pero solo la penúltima tuvo luego opciones de ascender al generalato, según desveló THE OBJECTIVE en noviembre del año pasado.

«Ninguna estaba bien colocada en las vacantes para el ascenso. Robles no podía ascenderlas saltándose a otros hombres mejor colocados», subrayaron en el entorno de la ministra. Sin embargo, hubo una candidata para ello, Mercedes Hijosa, que renunció a ascender para sorpresa de sus conmilitones. «La única cerca fue ella y renunció por su consulta privada», aseveraron.

Hijosa dirige en la actualidad la unidad de Neurofisiología y la subunidad de los trastornos del sueño del hospital de la VOT en Madrid, un centro privado gestionado por la orden religiosa de San Francisco de Asís. Si hubiera ascendido a general médico, hubiera tenido que renunciar a su actividad privada ya que es incompatible con ese cargo dentro de las Fueras Armadas.

«Mandó una carta renunciando porque trabaja por las tardes y no quería dejarlo. Pagan (de general) poco más que coronel y dejar tus ingresos extra de la tarde es difícil», argumentaron las citadas fuentes sobre el caso de Hijosa, quien declinó hacer comentarios a este diario sobre su llamativa renuncia. Además, en los últimos años ha habido numerosas denuncias cruzadas entre médicos militares y la Subsecretaría de Defensa que han acabado en los tribunales, de ahí que llegar a la cúpula de esta rama sanitaria tenga su riesgo y desmotive a algunos.

El general Lara, inspector general de Sanidad

Por otro lado, el Gobierno ha aprobado también este martes el nombramiento de Juan Antonio Lara como nuevo inspector general de Sanidad de la Defensa, el puesto más alto dentro de la Sanidad militar. Con ello, Robles ha impuesto su criterio a pesar de que la subsecretaria, Adoración Mateos, apostó para este cargo por el director del Gómez Ulla, el general de brigada Francisco Javier Areta, en un inédito pulso entre la ministra y su ‘número tres’.

La elección de Lara, actual director del hospital militar de Zaragoza, implica que este último ascienda a general de división. En palabras de la ministra, ha hecho «un trabajo espectacular» en el último año y medio con la atención a los heridos de guerra ucranianos.

El criterio de la subsecretaria Mateos sobre Areta lo compartían la mayoría de altos mandos de la Sanidad militar, que destacaban de él su formación como traumatólogo, el hecho de haber conseguido la «paz social» con los sindicatos del Gómez Ulla y que en menos de tres años tendría que dejar el nuevo puesto por pase a retiro.

Lara se formó en pediatría y ha centrado su progresión militar en Zaragoza. Con su ascenso a general de división para dirigir el Igesan podrá estar cinco años en el cargo hasta su jubilación y cortará el paso a los actuales generales de brigada y a los coroneles que asciendan durante el próximo año, de ahí que algunos de sus compañeros recelasen de su posible nombramiento. Sin embargo, otros mandos veían «positivo» que pueda abrirse un largo período para acometer reformas ante la situación que vive la Sanidad militar.

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