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Cataluña vota con un Puigdemont en auge que amenaza las expectativas del PSC

Las catalanas del 12-M ponen a prueba la solidez del Gobierno de Pedro Sánchez en un difícil encaje de alianzas

Cataluña vota con un Puigdemont en auge que amenaza las expectativas del PSC

El expresidente catalán Carles Puigdemont. | Agencias

Cataluña va este domingo a las urnas con un escenario más incierto que hace unas semanas. La posible vuelta de Carles Puigdemont, y sus mítines en el sur de Francia con más afluencia de la prevista, ha catapultado al partido en el último tramo de campaña, hasta el punto que amenaza la victoria holgada del PSC de Salvador Illa. A la espera de los resultados definitivos, estas elecciones pondrán a prueba el plan del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de restablecer la «concordia» en Cataluña -tras años de procés independentista- con un candidato socialista avalado en las urnas por la mayoría de catalanes. La incertidumbre está más alta que en años pasados. Con nuevos actores como Aliança Catalana que pueden romper el tablero político.

En una coyuntura política donde la abstención independentista se ha consolidado en cada cita electoral, la promesa de regreso de Puigdemont, debido a la amnistía, ha dado oxígeno a Junts. Según sus sondeos internos, ya estarían empatados con los socialistas. En paralelo, el PSC se ha encomendado a Sánchez para enmarcar la campaña en una suerte de plebiscito sobre su figura: o Sánchez o la derecha, o Sánchez o el procésEn el partido de Illa creen que «la participación -que ahora es una incógnita- será clave» para determinar la distancia con la que puede ganar, explican a THE OBJECTIVE. Hablan del 60% de participación como el umbral que puede decantar una victoria de Illa o del nacionalismo.

Por su parte, Junts ha sabido interpretar la nueva etapa que se vive en Cataluña y ha modulado su discurso, apelando al voto más sentimental, pero también recuperando sus orígenes de formación de centroderecha con propuestas sobre inmigración, fiscalidad y «buen gobierno». Su remontada en las urnas, a costa de ERC, augura también un escenario endiablado con altas probabilidades de bloqueo. Una debacle de ERC, junto a los Comuns reducidos a la mínima representación por la fuga de gran parte de su voto hacia Salvador Illa, puede frustrar las expectativas de formar un tripartito entre estas tres formaciones que dé también estabilidad en Madrid.   

Los pactos condicionarán la legislatura en Madrid

Los pactos postelectorales condicionarán la legislatura en el Congreso. Si Puigdemont obtiene la fuerza suficiente ya ha anticipado que sus votos no servirán para hacer a Illa president. Solo cabe la posibilidad, ha afirmado, de que la Generalitat «no dependa de Madrid». Es decir, Puigdemont quiere volver al Govern de la Generalitat y que esta esté gobernada por los independentistas. 

En este escenario con riesgo de bloqueo también juega un papel relevante el apoyo que pueda tener Aliança Catalana. Todos los partidos independentistas, así como el PSC, han firmado un acuerdo para vetar pactos con «la ultraderecha» de Sílvia Orriols o de Vox. Su irrupción en el Parlament puede significar la imposibilidad de pactos entre los independentistas. Orriols se postula como la principal sorpresa electoral de este 12-M. Su partido, que nació en una pequeña ciudad del interior (Ripoll) centrando un discurso político alrededor de la cuestión migratoria y la seguridad, amenaza con robar votos tanto en el bloque independentista como fuera de él, y sin límites entre derecha e izquierda.

PP y Vox, por otro lado, competirán por la cuarta plaza. Se trata de una lucha que no es baladí. Vox ha sufrido resultados por debajo de sus expectativas en otras comunidades autónomas. El PP, por su parte, ganó a Sánchez en las últimas elecciones generales, pero su victoria fue pírrica. Y los populares de Alejandro Fernández aspiran ahora a superar la barrera de los diez escaños (ahora tiene tres). Pero podrían quedar por detrás del partido de Santiago Abascal, que ahora controla diez diputados, y que ha centrado toda su campaña en la cuestión migratoria. Un asunto que, en cambio, el PP ha tocado de refilón.

Illa o Puigdemont

Con todo, Junts y PSC se postulan como los dos partidos a quien depositar el voto útil, cada uno en sus correspondientes espacios políticos. La pinza entre ambos ha desplazado a ERC, que detenta el Govern hasta ahora. El liderazgo de Puigdemont reubica a su partido en una posición hegemónica dentro del nacionalismo, mientras que Illa busca concentrar en su candidatura todo el voto que quiere evitar una reedición del procés con la vuelta de Puigdemont. Ya sea constitucionalista o de catalanistas agotados del plan rupturista. En esta estrategia, Illa ha sumado entre sus apoyos a dos exconsejeros de Junts, Santi Vila y Miquel Sàmper.

Si bien ambas formaciones podrían entenderse si la correlación de fuerzas lo permite, y a falta de alianzas alternativas, en Junts ven muy difícil «que Puigdemont e Illa puedan estar en un mismo gobierno». Pero nadie abordará esta cuestión hasta después de la votación. De lo que no dudan es que Sánchez podría sacrificar a Illa si así garantiza la estabilidad en Madrid. Los dos candidatos pugnan por ocupar la centralidad. Illa ha reivindicado la figura de Jordi Pujol, y Puigdemont vende pujolismo con la independencia en el horizonte. Esta es la carta con la que hoy el líder de Junts piensa derrotar al hombre de Sánchez en Cataluña.

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