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Ciudadanos desaparece de Cataluña 18 años después de su irrupción como partido

La candidatura de Carlos Carrizosa queda por detrás del Pacma tras hundirse en sus feudos de Barcelona y Tarragona

Ciudadanos desaparece de Cataluña 18 años después de su irrupción como partido

Carlos Carrizosa con los candidatos de Ciudadanos por Barcelona. | Foto: EP

Punto y final para Ciudadanos en Cataluña, el territorio que vio nacer a la formación constitucionalista hace 18 años tras la movilización de intelectuales en contra de las tesis nacionalistas y la elección como presidente de un desconocido joven llamado Albert Rivera. La candidatura de Carlos Carrizosa para los comicios del 12-M se quedó muy lejos de poder entrar en el Parlamento catalán. Incluso, se vio superado por los animalistas del Pacma.

El partido centrista obtuvo el 0,7% de los votos en toda Cataluña con el 96% del escrutinio. Apenas 21.500 papeletas que quedan muy por debajo de sus expectativas. La formación naranja tenía puestas sus esperanzas en la provincia de Barcelona, donde podía lograr tres escaños si superaba el 3% de los votos. Un listón que implicaba recolectar cerca de 100.000 votos en dicha provincia, pero se quedó lejos de ello: solo cosechó 18.500 papeletas, poco más del 0,8%.

Carrizosa ha querido agradecer al electorado que ha confiado en su partido el apoyo, «pese a las encuestas y los medios de comunicación», y ha celebrado los aplausos de los suyos «en los buenos y malos momentos». Barcelona era su principal granero de votos hasta ahora. En Tarragona se quedó en unos paupérrimos 1.650 votos, mientras que en Lérida (518) y Gerona (935) desapareció de forma estrepitosa. Con ello, pone fin a casi dos décadas de presencia en Cataluña, donde irrumpió con tres escaños en 2006 convirtiéndose con el paso de los años en el azote del independentismo. De los casi 90.000 votos y tres escaños de aquel debut electoral, se pasó a 100.000 papeletas en 2010 para mantener su presencia en el Parlament y a los 275.000 en 2012 para dar un brinco hasta los nueve representantes.

En 2015, con el procès dando sus primeros pasos, Cuidadanos llegó a los 735.000 votos y con 25 diputados se convirtió en el primero partido de la oposición por delante del PSC de Miquel Iceta. Su cenit electoral llegó en diciembre de 2017, dos meses después del referéndum ilegal del 1-O, cuando consiguió 1,1 millones de votos con Inés Arrimadas de candidata y un total de 36 diputados. Por primera vez desde la Transición, una fuerza constitucionalista ganaba en Cataluña en votos y escaños, pero la suma de Junts y ERC, junto con el apoyo externo de la CUP, dio al traste con aquel hito electoral.

Precisamente, Carrizosa reconoció en la recta final de la campaña electoral que uno de los errores del pasado fue enviar a esta última a Madrid al poco tiempo de aquella victoria de 2017. «Hay que decir ahora, ya, a toro pasado, que nos equivocamos, porque mucha gente se sintió abandonada», admitió el cabeza de lista antes de echar la vista atrás para recordar el mayor logro político de la formación naranja.

«Fue un triunfo arrasador con más de un millón cien mil votos, comprometía demasiado y no supimos verlo», subrayó tras abrirse en el último instante a apoyar al PSC de Salvador Illa si se desmarcaba de los grupos independentistas. Una opción que en campaña negó en varias ocasiones.

La relación con el PP condicionó los primeros compases de Ciudadanos en la precampaña catalana, debido a que exploraron vías para concurrir conjuntamente a la cita electoral. Las negociaciones saltaron por los aires por el desacuerdo entre la Ejecutiva nacional de Ciudadanos, partidaria de la integración en la lista popular, y la rama catalana liderada por Carrizosa, negada en redondo a esa posibilidad.

El desacuerdo se llevó por delante al secretario general de Ciudadanos, Adrián Vázquez, que negociaba la inclusión de nombres naranjas también en la papeleta de las europeas del 9-J. Pocas semanas después de dimitir, anunció que concurrirá al Parlamento Europeo con los de Alberto Núñez Feijóo. Así las cosas, Ciudadanos concurrió a las catalanas en solitario.

Para ello, recuperó la tribandera -catalana, española y europea- con la que se identificó al partido en sus inicios y un discurso constitucionalista «sin complejos ni ataduras», donde repartió críticas tanto a las fuerzas independentistas como a Pedro Sánchez y al PP de Alberto Núñez Feijóo. Su eslogan de campaña –«Detenlos»– llevaba como protagonistas a Carles Puigdemont y el presidente del Gobierno.

Los naranjas cerraron la campaña en la cárcel barcelonesa de Lledoners, con la esperanza de que el expresident fugado termine allí algún día. «Aquí debería estar purgando los delitos que cometió. Empezamos esta campaña yendo a Francia para recordarle a Puigdemont que él no es un exiliado, es un prófugo», sentenció la víspera de la jornada de reflexión.

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